INTRODUCCIÓN
Hola,
soy Rinoa Heartilly. Desde que derrotamos a la bruja del futuro, Artemisa, han
pasado ya cinco años y se han producido algunos cambios, como por ejemplo,
¿Sabías que Squall y yo llevamos un año viviendo juntos? O al menos,
compartiendo la misma habitación en el jardín de Balamb. También, (En secreto
de los demás), aprendí lo básico para manejar una espada entrenando con él.
Irvine y Selphie están… ¿Cómo decirlo… saliendo juntos? La verdad es que ni
ellos mismos saben muy bien lo que son. Zell en cambio no ha cambiado nada,
sigue con sus manías de golpearlo todo, y los bocatas del jardín siguen siendo
sus preferidos. Seifer, por lo que puedo ver en él, ha madurado y ahora se ha
vuelto una persona más amigable, aunque hay veces que se le va un poco la
cabeza, pero si no fuera así, no sería Seifer, ¿No crees?
En
cuanto a los G.F. que nos dieron poder hace 5 años, el jardín de Balamb nos lo
prohibió a los Seeds, tras enterarse de los problemas de memoria que provocan,
por lo cual, tuvimos que deshacernos de ellos.
La
nueva historia que contaré, comienza en el jardín de Balamb. Cid nos llama para
ir a una misión, así que ahora mismo nos encontramos en el puesto de control
del jardín.
―
Señor, ¿Qué es lo que ocurre? ―dijo Squall acercándose al director Cid
Kramer―.
―
Os he llamado para encargaros una nueva misión. Lo que deberéis hacer es ir en
busca de una bruja ―dijo Cid Kramer―.
― ¿Una bruja? Yo creí, que la era de las brujas ya había terminado con la
desaparición de Artemisa, ¿No será alguna especie de error? ―Se cuestionó
Squall al no haber habido indicios de más brujas en 5 años, agachando la
cabeza, pensativo―.
― Ojalá fuera así, pero por desgracia han estado sucediendo cosas por la región
de Esthar. Según nuestros informes, han visto a una mujer en Tear’s Point y
todos los que pasan por allí, desaparecen sin dejar ningún rastro. ―dijo Cid
con tono muy serio, preocupado―.
―
Entiendo, y piensas que las desapariciones se producen por esa mujer, ¿Cierto?
―dijo Squall asimilando la idea de lo que venía―.
― Exacto. En esta ocasión os acompañará Seifer también, sé que no es Seed, pero
creo que necesitaréis toda la ayuda posible. ―Informó Cid Kramer ante una
mirada dudosa y no satisfactoria de Squall―.
―
¿No confía en que podamos nosotros solos? ―Pensó Squall en sus adentros―
¿No confía en nuestra habilidad, director?
― No, hombre, no es eso, es sólo que no quiero que os pase nada y que Seifer
será un valioso aliado en esta misión, ¿Quién sabe? Ha cambiado mucho, igual le
haga Seed después de esto ―dijo Cid riéndose―.
― Usted como siempre, siempre tan buena persona, ¿Eh? Está bien, no hay ninguna objeción ―dijo Squall a regañadientes sin fiarse completamente, y entonces pensó― Después de todo, supongo que podré darle otra oportunidad. ―Tras ello, se colocó la mano derecha en la frente, haciendo el saludo de Seed, y dijo―Avisaré a los demás.
― Buen viaje, chicos. ―Saludó Cid a Squall―.
[Tras bajar el ascensor].
―
¿Qué pasa viejo? ¿Tenemos un nuevo encargo? ― dijo Irvine kinneas―.
―
Sí, parece que tenemos un caso de brujas ―dijo Squall mirando seriamente a
todos―.
―
¿De brujas? ¿Pero no habían desaparecido? ―Me cuestionó sorprendida por la
noticia―.
―
Yo me quedé igual que tú, parece que tenemos otro enemigo peligroso entre
nosotros, os explicaré los detalles cuando lleguemos al Lagunamov. Por cierto,
¿Sabéis dónde está Seifer? ― Preguntó Squall a sabiendas que, probablemente,
no iban a saber nada―.
―
¿Seifer? Ni idea macho ―dijo Irvine―.
―
Claro… bueno, voy a buscarle para avisarle, en esta ocasión nos acompañará ―dijo
Squall con un poco de desgana―.
―
¿Y eso? Hemos acabado con muchas brujas en el pasado, no necesitamos ayuda ―dijo
Zell molesto por la idea―.
―
Lo siento Zell, pero es una orden. Además, ya no es el caballero de la bruja,
ha pasado mucho tiempo de eso, ¿Verdad? Yo creo que debemos darle otra
oportunidad. ―Intentó Squall calmar a Zell―.
―
Además, aunque no lo creas, ahora tiene muchos amigos, eso quiere decir que ha
cambiado de parecer ―dije poniendo mi plena confianza en él―
―
Maldita sea. ―Pensó Zell―. Bueno, de acuerdo.
Mientras
mi Squall iba a buscar a Seifer, nos fuimos al Lagunamov. Sinceramente,
estábamos un poco nerviosos. Hacía cinco años que no entrábamos en acción en serio.
Nuestras anteriores misiones como Seeds han sido misiones de buscar a personas
y de solucionar conflictos con la nación de Galbadia y Esthar, pero no
pensábamos que, tal vez, otra bruja pudiera estar entre nosotros.
[Dentro
de la cabina del Lagunamov].
―
Cuánto tarda, ¿No? ―dijo Zell angustiado por la espera―.
―
Tengamos paciencia, sólo llevamos 30 minutos y el jardín es enorme ―dije con
esperanza de calmar a Zell―.
―
¿Creéis que lo habrá encontrado? ―dijo Quistis―
―
Ni idea, aunque no creo que tarde mucho ―dije nuevamente―
―
¿Pensáis que tal vez pudiera haberse ido con alguna chica al mirador de la zona
de entrenamiento? ―dijo Selphie con tono bromista para aliviar el ambiente―.
―
¿Seifer, con alguna chica? Se habrá ido a la zona de entrenamiento para partirse
el lomo allí, ¿Eh? ―dijo Irvine muy decidido. Entonces, apareció Squall―.
―
Hola de nuevo, chicos.
―
Seifer. ―Pensó Zell mirando a Seifer de forma desafiante―.
―
Hola, gallina, veo que te acuerdas de mí por esa cara que has puesto ―dijo
Seifer intentando hacer rabiar a Zell, con éxito por cierto―.
―
Seifer, pensé que habías dicho que te ibas a controlar ―dijo Squall
suspirando―.
―
Ya lo sé, ya lo sé ―dijo Seifer riéndose―.
―¿Qué
se tiene que controlar? ―Pensó Zell, el cual, ante la indiferencia y cambio
de humor de Seifer, le angustiaba aún más―.
―
Bueno, no importa ¿No? Dinos de qué trata la misión, por favor. ―Corté de
raíz la conversación―
―
Bueno… digamos que nuestra enemiga es una supuesta bruja. Yo, sinceramente, no
sé si creerlo o no, pero hasta que no lo vea, no lo sabré con certeza. ―Explicó
Squall―.
―
He oído, que han estado desapareciendo personas de diversos lugares desde hace
meses ―dijo Quistis cruzándose de brazos―.
―
Eso es lo mismo que me ha dicho el director y también que parece ser que se
aloja en Tear’s Point ―dijo Squall―.
―
Entonces nuestra misión es... ―Intentó concluir Irvine hasta que Seifer le
interrumpió―.
―
Exterminar a la bruja y descubrir que les ha pasado a los desaparecidos, ¿No, jefe?
―
En efecto. ―Concluyó Squall―.
―
Entonces no nos queda otra que… ―Continué la conclusión con ánimo esperando
a que me siguieran el juego―.
―
¡Ir a Tear’s point y volarlo por los aires con la bruja dentro! ―Continuó
Selphie ante la mirada extrañada de Seifer, nosotros estábamos ya acostumbrados―.
―
Si, bueno… pero mejor algo que sea menos destructivo. ―dije tras oír aquella
barbaridad, a pesar de no ser la primera vez que lo dice―
―
Iremos a investigar Tear’s Point y a exterminar a aquella bruja. Pero antes, lo
mejor será que hablemos con el profesor Odine, él debe de saber algo ―dijo
Squall con decisión―.
―
¡Vamos, Selphie! ―dije con gran ánimo―
―
¡Rumbo a Esthar! ―contestó Selphie inmediatamente a mi llamado―.
CAPÍTULO 1
DECEPCIONANTE ENFRENTAMIENTO CON LA MISTERIOSA BRUJA
DE ESTHAR
Gracias al Lagunamov, llegamos prácticamente en nada a
Esthar y entramos en el centro de investigación del profesor Odine, dentro de
la ciudad. Tuvimos que esperar un corto plazo de tiempo a que llegara, Laguna
estaba con él también.
―
Hola, que de tiempo sin vernos, ¿Eh, mis duendes? ―dijo Laguna con euforia y
mucha ilusión por vernos―.
―
Te agradecería que no nos llamaras duendes, y sí, ha pasado un largo tiempo ―dijo
Squall, tajante como siempre―.
―
Está bien, lo siento. Pues sí, son cinco largos años ¿Eh? ¿Qué os trae por
aquí, muchachos? ―Preuntó Laguna, con extrañeza―.
―
Verás, hemos recibido informes de que han estado sucediendo diversos
acontecimientos en Esthar y hemos decidido acudir a vosotros para obtener
información de ello. ¿Es cierto que ha nacido una nueva bruja? ―Comunicó
Squall―.
―
Deja que cho lo e’plique. Hache aprochimadamente uno’ 3 ó 4 mechech han e’tado
ocurriendo e’plochiones y a’chidentech en Tear’s Point. Cómo medida para e’toch
acontecimientos, che mandó a un grupo de e’pedichión para averiguar el porqué
de echach e’plochiones ―dijo el profesor Odine―.
―
Hasta ahí llego bien, pero tengo una duda… Tengo entendido que todos desaparecieron,
entonces ¿Cómo sabéis que realmente fue una bruja? ―dijo Irvine―.
―
¿Vash a dejarme terminar muchacho? Como hach dicho, hemoch enviado a grupoch de
inve’tigachión para averiguar lo que pachaba y todo’ dechaparecieron, por lo
que nunca volvieron, meno’ una perchona. Echa perchona vino ha’ta aquí medio
muerto y con chu’ últimos re’piros, no’ e’plicó lo que chucedía allí. Una nueva
bruja aparechió. Chegún dijo, toda’ echa’ perchonas dechaparecieron delante de
chu’ ojoch ―dijo el profesor―.
―
¿Qué quieres decir con que desaparecieron? ―Me alarmé por la noticia―.
―
Que che lo’ tragó un agujero negro, chiquilla ―dijo el profesor con bastante
seriedad―.
―
¿Un agujero negro? ―dijo Zell mostrando respeto por el problema en cuestión―.
―
Pareche que provino de la bruja. Por echo no os recomiendo que vayái’. ―Nos
advirtió el profesor, puesto que vamos a una misión por libre―.
―
Bueno, pero es nuestra misión ¿No? No es momento para acobardarse, ¡Cuando
pasamos a la acción! ―dijo Seifer con gran entusiasmo―.
―
Te veo muy animado ¿no? Nuestra misión es aniquilar a esa supuesta bruja y eso
es lo que haremos ―dijo Squall mirándonos a todos buscando la afirmación―.
―
¡Sí! Somos Seeds ¿no? Hemos sido entrenados para esto ―dijo Zell poniendo una
pose de combate―.
―
Muy bien, chi tanto interé’ tenéi’ en echa bruja, pue’ la encontraréi’ en
Tear’s Point, o al meno’ allí e’ dónde la han encontrado, achi que chopechamo’
que tiene chu bache allí. ―dijo el profesor dándonos la espalda―.
―
Muy bien, gracias por la información, profesor. Vamos chicos. ―dijo Squall haciendo
el saludo Seed y nosotros le imitamos el salud―.
―
Echpera, toma echto ―dijo el profesor acercándose a Squall y acercándole un
objeto―.
―
¿Un anillo Odine? ―dije dudosa de su eficacia por mi anterior experiencia
con la bruja Edea―.
―
No creo en objetos que neutralicen a brujas ―dijo Squall poniendo en duda la
eficacia del profesor―.
―
Pero nos lo llevaremos para por si acaso. ―Acepté el anillo poniendo fe en
el profesor―.
―
¿En serio confiaremos en eso? ―Pensó Squall―. Bueno, como sea, nos
vamos.
―
Que tengai’ chuerte. ―Nos deseó Odine, despidiéndose con la mano―.
― ¿Esa es? ―dije
con sorpresa al no ver nada raro en ella―.
― Eso parece ―dijo Squall con el mismo pensamiento―.
―
Bueno, ¿Qué hacemos aquí esperando? ―dijo Seifer nervioso por entrar en acción―.
―
Sí, vamos allí, le plantamos cara, y terminamos esto rápido. ―dijo Zell
levantándose del suelo con disposición a salir del escondite―.
―
No creo que sea tan fácil. ―Pensó Squall― No, lo mejor será que
observemos un tiempo.
―
Squall tiene razón, si no conocemos al enemigo nos harán papilla en un
santiamén. ―dijo Irvine―.
―
Es más, precisamente sola no está ―dijo Quistis señalando a dónde se
encontraba la bruja―.
―
¿Cómo? ―Pensé, mostrando atención a dónde señalaba Quistis―.
― Mi señora, todos
los preparativos están listos ―dijo el soldado pelirrojo―.
― ¡Destruir
Alexandria fue el cao’ má’ grande que hemo’ monta’o! Aunque no capturamos a la
reina, oing ―dijo el que se parecía a un cerdo―.
― Alexandria ¿Qué es
eso? ―Pensé dándole vueltas al
nombre―.
― Fue una pena que tuviéramos
que retirarnos, pero, ahora… tras hacer destruir Alexandria y Lindblum, ¿Vamos
a seguir destruyendo también en este mundo? ―dijo el que tenía aspecto de
mago―.
― (¿En este mundo? No
entiendo nada). ―Pensó Squall―.
―
Por supuesto. Las brujas fueron nacidas para ser temidas, ¿Cierto? Es verdad
que la invocación de la reina me pilló por sorpresa, pero una vez destruya este
mundo, volveré de nuevo. Gaya ya me aburre, además, sabéis la razón de por qué
quiero destruir este mundo precisamente ―dijo aquella bruja―.
― ¡Claro, para acabar
co’ ezo necio que mataron a tu madre! ¿Verdad oing? Aunque ya tuvo que ze poca
coza eza Artemiza pa’ dejarce vencer por humano’ de aquí oing ―dijo el
cerdo, riéndose―.
― Repítelo, por favor
―dijo la bruja con tono desafiante, mientras se acercaba al cerdo―.
―
Bueno, que…―Intentó repetir el cerdo hasta que el soldado pelirrojo le
interrumpe―.
― Lo que quería decir
es, que los seres de aquí deben de ser mucho más fuertes que los de Gaya para
poder haber acabado con una bruja del calibre de su madre, mi señora, ¿Verdad,
Laantos?
― Zi, claro, ezo era, mi señora, oing ―dijo Laantos haciendo una
reverencia―.
― Eh, puerco asqueroso,
cuida tu lengua si no quieres que te cocinen. ―Le susurra el soldado
pelirrojo a Laantos―.
― Zi, ze me e’capó,
oing ―dijo Laantos―. ¿Quién ze cree que e’? algún día le haré pagar el
que me llamara cerdo a’querozo. ―Pensó Laantos―.
― Mi señora, no es
por dar la iniciativa, pero llevamos ya dos semanas parados en este sitio, ¿No
deberíamos ir a buscar a esos impresentables? ―dijo el mago, aburrido de esperar―.
―
¿Ella es la hija de Artemisa? ―dijo Squall en voz baja―.
―: Vaya, esto sí que
es una sorpresa, no sabía que Artemisa tuviera descendencia. ―djjo Irvine―.
― Ni tú ni nadie,
esto empieza a dar mal rollo, tío ―dijo Zell―.
― ¿Mal rollo? Siendo
la hija, no será más poderosa que Artemisa ―dijo Seifer―.
―
Sea como sea, recordad sus poderes del viaje en el tiempo, si realmente es un
descendiente, seguramente habrá heredado esos poderes también ―dijo Squall―.
― ¿Y qué hacemos? ―dijo
Selphie―.
― ¡Ya está! Recordad
el plan del amor y la amistad que realizamos para Artemisa. ¡Permanecer unidos!
―Nos recordó Zell―.
― ¿Puedes gritar más
alto, gallina? ―Criticó Seifer a Zell por gritar tanto―.
― Jope ―dijo Zell―.
― Zell, ¿Ya la has
vuelto a liar? ―dijo Selphie―.
― Yo hace bastante
tiempo que siento de otra presencia aquí ―dijo el soldado pelirrojo―.
― Sí, parece que no
voy a tener ni que buscarlos, estamos de suerte señores. Garibar, ¿Puedes
darles la bienvenida? ―Pidió la bruja con mucha tranquilidad―.
― Como guste, mi señora. ―dijo Garibar tras hacer una reverencia―.
―
¿Qué pasa, eso es todo cuánto podéis hacer? ―Se burló Garibar ante la complicada
situación nuestra―.
―
Por favor, sólo estamos calentando ―dijo Squall intentando no caer por
debajo―. En realidad, a este paso, no sé muy bien que pasará. ―Pensó preocupado―.
―
Pues vamos, venid. ―Vaciló Garibar―.
―
Espera, Garibar. ¿Qué te parece si jugamos con ellos un tiempo? ―Paró la bruja
a Garibar―.
―
¿Un juego? ―dije indignada por la tranquilidad de la bruja―.
―
Mira tía, no tenemos tiempo para juegos ¿Vale? ―Exclamó Irvine apuntando a
la bruja―.
―
Para este, sí. ‘’Fuerza que divide dos mundos y los une como si fuera uno, con
tu poder abre el portal que conecta el cielo con el infierno. Manda a estos
miserables seres a un mundo del que nunca volverán para que conozcan el
tormento de la soledad’’. ―Recitó la bruja, mientras un fuerte brillo salía
de sus manos―.
―
¡Cuidado! ―Alarmó Squall al grupo―.
CAPÍTULO 2
GAYA, UN MUNDO DESCONOCIDO
Cuando
despertamos, lo hicimos sólo parte del grupo, conmigo estaba Zell, Irvine y
Quistis. Estábamos en una ciudad…bueno, no era muy grande, y parecía que estaba
un poco empobrecido… lo que era de extrañar, eran las personas que allí habitaban,
igual te encontrabas con una persona, con un ratón o un hipopótamo. Quién sabe
a qué mundo nos habrá llevado aquella bruja.
―
Irvine, despierta… ―Desperté a Irvine―.
―
Mamá, dame cinco minutos... ―decía Irvine hablando en sueños―.
―
¡Irvine, no soy tu madre! Igual sí… ¡Apretón de orejas! ―Le estrujé las
orejas tan fuerte como pude―.
―
¡Rinoa! Jo tía, que bruta eres. ¿Eh, dónde estamos? ―Gritó Irvine debido a
mi apretón de orejas―.
―
Ni idea, parece como un pueblo, ¿No te parece? ―dije mirando a mis
alrededores―.
―
Me imagino que esto ha sido obra de aquella bruja… ¿Crees que tal vez…? ―dijo
Irvine―
―
Nos haya llevado a otra dimensión… es posible, ¿No te parece? ―Expuse al aire,
como reflexionando hacia mí misma―.
―
Oye… ¿Y los demás? ―Preguntó Irvine, mirando de un lado a otro sin ver a
nadie más―.
―
Ni idea, yo también acabo de despertarme. Sólo sé que la bruja conjuró su
hechizo y aparecimos aquí, sólo nosotros dos. Aunque me preocupan Squall y los
demás. ―dije desanimada―.
―
Vamos, no te preocupes, si nosotros hemos acabado juntos, ellos también lo
estarán seguramente, sólo habrá que encontrarles, ¿No crees? Además, estando
con Squall y Seifer no les pasará nada a nadie. ―Trató de animarme, con un poco
de éxito―.
―
Sí, tienes razón, mi león podrá con todos. ―Intenté hacerme de creer―.
―
¡Por supuesto que sí! ¿Eh? ¡Ey! Zell y Quistis también están… yo despierto a
Quistis y tú a Zell ¿bien? ―dijo Irvine tras ver a Zell y Quistis tumbados
en el suelo juntos―.
―
Bueno… despierta a Zell anda, ―Le pido a Irvine riéndome―.
―
Está bien (¿En serio me toca a mí Zell?) ―Pensó Irvine decepcionado―.
―
Eh, Quistis… despierta… que es importante. ―Desperté a Quistis dándole unos
golpecitos en el hombro―.
―
¿Rinoa? ¿Qué ha pasado? ―Despertó Quistis―.
―
No sé, parece que hemos sido transportados a otra ciudad, pero nunca la había
visto. ―dije intentando evaluar la situación―.
―
¿¡Qué!? ―Guita Quistis tras levantarse de un salto―.
―
Eh, tío, ¡Arriba el campo! ―Le da una pequeña patada en las piernas de Zell
para despertarlo―.
―
Déjame, que aún no me he terminado el último ―dijo Zell aun durmiendo―.
―
¿El último qué? ¡Oh, vamos, deja de pensar en bocatas de Balamb, que es
importante! ―Gritó Irvine a Zell, despertándole dándole golpes en el
hombro―.
―
¿Eh? ¡Ah! ¿Dónde estamos, tío? ―Preguntó Zell asustado mirando hacia todos
los lados―.
―
Vete tú a saber ―dijo Irvine levantándose y sujetándose el sombrero pensando
en qué hacer―.
Mientras tanto en la ciudad hay armado un gran revuelo.
―
¡Atención a todos! ¡Ventas limitadas de entradas para corazón de rosas!
¡Apresuraos a comprar las entradas o se acabarán para la gran actuación del
año! ―Alarmó una cartelera de teatro―.
―
¿Una actuación? ―Me animé al oír aquel evento―.
―
¿No es algo demasiado normal y corriente? ―dijo Zell―.
―
Sí, tío, ¿parece extraño. ―dijo Irvine en afirmación al razonamiento de
Zell―.
―
¿Y si preguntamos? ―Propuso Quistis tomándose la delantera―.
―
¡Buena idea! Perdone señor. ―Me acerqué al puesto a preguntar―.
―
Dime señorita, ¿Qué necesita? ―Nos dio la bienvenida la cartelera―. ¿Y
esos trapos? ―Pensó―.
―
Bueno, me preguntaba… ¿De qué es esta obra? ―Le pregunté con esperanza de
que me dijera dónde estamos―.
―
¡Oh! ¿No sabe nada de esta obra? ¡Es la más esperada entre el pueblo de
Alexandria! ―dijo la cartelera―.
―
¿Alexandria?. ―Pensé―.
―
Es la primera obra en la que sus majestades lord Yitán y la reina Garnet no
harán de espectadores, ¡Sino que actuarán en persona! ―Nos expicó el
cartelero―.
―
¿Reyes? ―Se cuestionó Zell dando unos pasos hacia atrás―.
―
La historia trata sobre la romántica historia de amor entre un hombre y una
mujer, en la que por engaño o malentendidos, se produce un triángulo amoroso.
Al final todo acaba en desastre. ―Terminó de explicar el cartelero la trama
de la obra―.
―
¡Que chulo! ―Me ilusioné al tener la oportunidad de ver una obra de teatro―.
―
Esto… Rinoa, no pensarás en ir a ver la actuación, ¿Verdad? ― Me preguntó Irvine―.
―
¿Por qué no?, ¿Qué tiene de malo? ―Le respondí a Irvine, sin relacionarlo
como algo malo―.
―
Bueno… no sabemos dónde estamos, ¿Y si es una trampa de la bruja? ―dijo
Irvine―.
―
Nunca lo sabremos hasta que vayamos, ¿No te parece? ―le dije a Irvine
dándole la vuelta al asunto―.
―
Pero…― Se cuestionó Irvine, hasta que le cortó Quistis―.
―
A mí no me parece mala idea, igual descubramos algo de este lugar si vamos.
―
Quistis, ¿Tú también? ―Se alarmó Irvine dando un salto atrás―.
―
¡Decidido pues! ¿A cuánto la entrada? ―dije exalta de felicidad―.
―
¡Son 1000 guiles cada una! (Esta gente no son de aquí, seguro que les saco
partido) ―Nos intentó estafar la cartelera―.
― Está bien, tome, ¡Gracias! ―Acepté y pagué―.
Según
decía la entrada, la actuación era a la noche, sobre las 22:00. Mientras
esperábamos, nos dimos una vuelta por la ciudad, un poco perdidos. Sólo
sabíamos que estábamos en una ciudad que se llamaba Alexandria y que estaba
siendo gobernada por dos reyes, ¿Qué tan cambiante es este mundo con respecto
al nuestro? Todos nos miraban con caras raras, como si se nos notara demasiado
que somos extranjeros y no estuviera bien visto, aunque nuestras vestimentas no
es algo que se vea mucho aquí. Para obtener más información nos metimos en un
bar que había calles abajo. Preguntamos a algunas cuantas personas información
sobre el sitio en el que estábamos, pero todos nos respondieron con frases
típicas como: ‘¿Qué no sabéis dónde estáis?’ o ‘Este es el pueblo de
Alexandria, el pueblo con el ejército más poderoso de toda Gaya’ y nos
empezaban a hablar de los reyes de Alexandria, información que no es que no nos
importara… pero tampoco solucionaba nada, hasta que…
―
Jo macho, ¿Nadie tiene nada más importante que decirnos que nos sirva? ―dijo
Irvine desilusionado por nuestro fracaso―.
― Bueno, sigamos intentándolo, ¿Quién sabe, alguien habrá que sepa explicarnos
bien la situación? ―dijo Quistis con esperanza―.
―
No sé, tío, está complicado en verdad. ―dijo Zell buscando a más personas―
―:
Hola, esto… ¿Forasteros? ―Milagrosamente nos habló una mujer muy extraña con
cola―.
―
Sí, bueno, supongo que aquí seriamos forasteros… ¿Quién eres? ―Le pregunté sin
apartar la vista a su cola―.
― Soy Freija, una dragontina proveniente de Burmecia. He venido a Alexandria
como guardiana de sus majestades. ¿Y vosotros de dónde provenís? ―Se
presentó Freija haciéndonos una reverencia―.
―
Bueno, primero nos presentaremos, yo soy Rinoa, éste Zell, ése del sombrero de
vaquero es Irvine y ella es Quistis. ―Presenté al grupo haciéndole una
reverencia semejante a la suya―.
―
Encantada, Freija. ―Reverenció Quistis―.
―
Lo mismo digo ―dijo Freija―.
―
Bueno, esto… venimos del jardín de Balamb. ―Intentó explicar Zell, lo mejor
que pudo―.
―
¿El jardín de Balamb? No me suena de nada… Si puedo ayudaros en algo,
decídmelo. ―Se extrañó Freija, y con razón―.
Le
comentamos sobre cómo llegamos aquí. Le hablamos de nuestra misión para asesinar
a la bruja. Sinceramente, me pensé que se iba a sorprender más, pero se lo tomó
con bastante calma.
―
De modo que venís de otro mundo… interesante… ―dijo Freija sin sorprenderse
mucho, cosa que nos extrañó aún más―.
―
No se te ve muy sorprendida ―dijo Irvine ―.
―
Bueno, ¿Veis cómo está este pueblo? Bueno, antes no estaba así… no sé muy bien
los detalles de qué pasó, sólo sé que una mujer con una túnica gris empezó a
quemarlo todo y a hacer desaparecer a la población de Alexandria y de Lindblum.
Al parecer buscaba a sus majestades, pero no sé la razón…―Nos explicó Freija
señalándonos cada parte afectada de esa zona―.
―
¿Una mujer con una túnica gris? ―Me exalté al sospechar que podría ser la
misma bruja―.
―
¡Eh, encaja a la perfección! Seguro que es la misma― dijo Zell―.
―
Al final les acabaron encontrando, pero la reina gracias a su invocación más
preciada, Bahamut, consiguió expulsarla de aquí, pero el gran daño ya está
hecho y ahora hay que repararlo. ―Nos siguió explicando Freija ante mi
mirada atónita―.
―
¿Bahamut? ¿También está aquí? ―Pregunté exaltada―.
―
¿Qué también está aquí? ―Preguntó Freija sin entender a qué me refería―.
―
Bueno… hace unos años el G.F. Bahamut nos ayudó bastante. ―Intentó explicar
Quistis, siendo algo muy difícil de explicar―.
―
¿G.F.? No sé de qué estáis hablando. ―Seguía cuestionándose Freija siguiendo
sin entender nada―.
―
La verdad es que nos vendría bien hablar con esos reyes, ¿Dónde podemos
encontrarles? ―Se atrevió a preguntar Irvine, a sabiendas que no deberíamos
de poder entrar―.
―
Están en el castillo de Alexandria, pero no cualquiera puede entrar en él, es
sólo para caballeros. ―Nos contestó Freija muy amablemente ―.
―
Entiendo… ―le dije pensando en cómo podríamos entrar―.
―
Pero quizás pueda conseguiros a vos una audiencia con sus majestades después de
la actuación ―dijo Freija salvánonos de la situación―.
―
¿En serio harías eso por nosotros? ―dijo Quistis impresionada por la
amabilidad de Freija―.
―
¡Claro! Siendo aquella mujer el problema, seguro que les resulta interesante. ―Nos
dijo Freija, tranquilizándonos―.
―
¡Muchas gracias! ―Agradecí casi llorando de la emoción―.
― Nos vemos pues. ―Se despidió Freija terminando con otra reverencia―.
―
¡Adiós, tronca! ¡Gracias por ayudarnos! ―dijo Irvine―.
―
¿Tronca? Que personas más extrañas, quién sabe cómo será el mundo del que
provienen. ―Pensó Freija―.
―
Bueno, ¡Sólo faltan cinco minutos! ―dije muerta de nervios, como si fuera
una niña―.
―
Se te ve muy entusiasmada. ―dijo Irvine con cara extrañada viendo mi
felicidad―.
―
Sí, es que en Galbadia no suelen haber muchas actuaciones y en Balamb
directamente no hay ninguna, ¡Y a mí me encanta el teatro! ―Le expliqué a Irvine―.
―
Sí, eso sí es verdad. ―dijo Irvine―.
―
Chicos, que parece que ya empieza. ―Nos mandó a callar Zell―.
―
¡Qué bien! ―dije moriéndome de ganas de que empezara―
[Y la actuación empezó].
―
Señoras y señores, esta vez os presentamos una historia basada en un hombre,
que, gracias a su coraje y valentía, intentará rescatar a la mujer que amaba de
los brazos del malvado prometido de su amada. En esta ocasión, sus majestades
harán partícipes de la obra. Esperamos que disfrutéis todos y ya saben,
¡preparen los pañuelos, que la obra comienza! ―Narró el narrador de la obra―.
La
obra empezaba en un parque, en frente de una fuente, con un joven y el amigo
sentados en la fuente, uno era un joven rubio y con cola, llamado Sebastián y
el otro tenía una cara de ogro imposible de olvidar, llamado Dinzer.
―
Oye camarada, no puedo verte así, ¿Eh? ¡Tiene’ que animarte! ―Intentó animar
Dinzer a Sebastián―.
―
¡Cómo quieres que me anime, tío! La princesa Laia va a casarse con ese
impostor, y no puedo hacer nada para evitarlo. ―dijo Sebastián golpeando la
fuente―.
―
¿Tanto la quiere’? ―Dinzer le puso una mano en el hombro para intentar
animarle―.
―
Por supuesto, me recorrería el mundo entero sólo para verla una vez más. Volver
a vivir aquellos momentos que vivimos cuando estuvimos juntos, antes de que se
aprobara este matrimonio de conveniencia maldito que nos separó y nos quema la
sangre a ambos. ―Recitó Sebastián levantándose de un salto y mirando al
cielo―.
―
¡¿Y por qué no va’ e irrumpe’ en la boda?! ―Propuso Dinzer y acto seguido se
tapó la boca―.
―
¿Qué vaya a la boda? ¿Tú crees que funcionará? ―dijo Sebastián esperanzado―.
―
Creo que no debería haberlo dicho, tal ve’ lo mejo’ e’ que la olvide’
Seba’tián, ¡Hay mucha’ dama’ en el mundo como para arrie’gar tu vida por una
princesa! ―Reculó Dinzer con miedo de haberlo fastidiado todo―.
―
Tienes razón, Dinzer. ―dice Sebastián sin haber entendido nada de lo que Dinzer
le decía―.
―
Meno’ mal que lo entiende’ compañero. ―Suspiró Dinzer aliviado―.
―
Aún no se han casado, ¡Aún es pronto para rendirse! ¡Gracias camarada, voy a
conquistar de nuevo a la princesa! ―Salió corriendo Sebastián muy decidido―.
―
¡E’pera! ¡Tengo que detenerle! ―Empezó Dinzer a correr―.
El
chico de la cola empieza a correr y el compañero corre detrás de él. Se cierra
el telón y al abrirse hay un ambiente como de boda, la verdad es que había
empezado con un buen enganche.
―
Pues ya recitados los cánticos, empecemos con el ritual. Blank, príncipe de
Lindblum, ¿Aceptáis a Laia como su esposa, para amarla y respetarla hasta que
la muerte os separe? ―Recitó el cura de la boda―.
―
Sí, acepto. ―Aceptó Blank e hizo un gesto afirmativo con la cabeza
―
Princesa Laia, ¿Aceptáis al príncipe Blank como vuestro esposo? ―Se dirigió
entonces el cura a la princesa Laia―.
―
Acepto. ―Aceptó Laia e hizo un gesto afirmativo con la cabeza―.
―
¡E’pera Seba’tián! ¡Te condenarán por e’to! ―Se oía a Dinzer a lo lejos―.
―
¡Eso no te lo crees ni tú princesa! ―Irrumpió Sebastián en la boda abriendo
la puerta de par en par―.
―
¡Es imposible que aceptéis tal salvajada, princesa! ―dijo Sebastián
acercándose al altar―.
―
¡Otra vez, tú! ―dijo Blank enfadado por la presencia de Sebastián―.
―
¡Sí, otra vez yo! ¡No me borrarás ni con lejía! ¿Te enteras? ―Exclamó
Sebastián colocándose la mano derecha en el pecho―.
―
¿Qué has venido a impedir que nos casemos? ―dijo Blank bajando las escaleras
del altar―.
―
¡Tú qué crees! Princesa, por tus lágrimas veo que te alegras al verme, ¡No
debes casarte con ese tío sólo por unir dos reinos, vuestra felicidad está
antes! ―dijo Sebastián acercándose a Blank buscando el enfrentamiento―.
―
¡Cállate! ¡Marcus! ―Llama Blank a su compañero Marcus―.
―
Yo me encargaré de él. ―Entra Marcus en escena para ayudar a Blank―.
―
¡Ven aquí tonto del bote! Que te voy a dejar guapo ―dijo Sebastián
preparándose para la batalla―.
―
Yo me encargo de él, camarada. ―Entró Dinzer para luchar contra Marcus―.
―
Por dónde iba… ―Se interrumpió
Sebastián pensativo―. Que se me olvida la frase, ¡Ah, sí! ―Pensó
Sebastián aliviado― Sí tanto la quieres, ¡Dime sólo una cosa que ella
adore! Demuéstrame que la conoces como yo.
―
Esto… ¡Maldito! ―Pensó Blank parándose momentáneamente―.
―
No lo sabes, ¿Eh? Aquí está, ¡Es una rosa! Toma princesa, y no llores más, que
pronto acabará. ―dijo Sebastián glorioso por la victoria―.
―
¡Maldita seas, Sebastián! ¡Desenfunda! ―Desenfundó Blank la espada―.
Entonces
empezaron a pelear en un duelo de espadas, que parecía tan intensivo que
realmente diría que se querían matar el uno al otro, fue increíble.
―
Tras una ardua batalla, se podría decir que ambos perdieron, ya que, aunque el
plebeyo Sebastián derrotó al príncipe Blank, acabó muy herido, por otro lado,
por su inconsciente acción se estaba ya condenando ―dijo el narrador―.
―
¡Sebastián! ―Exclamó Laia corriendo mientras lloraba hacia Sebatián―.
―
¡Princesa! Siento todo esto, parece que te he arruinado el día más importante
de tu vida, ¿Eh? ―Recitó Sebastián con sus últimos alientos―.
―
¡No, al contrario! Esto era un grave error, si yo a quién amo es a vos. ―dijo
Laia y abrazó a Sebastián con todas sus fuerzas―.
―
No sabe el gusto que me da oír eso de sus labios, princesa. ―Responde
Sebastián finalizando el abrazo―.
―
¡Ahí está! Es el plebeyo que ha osado matar al príncipe de Lindblum y futuro
esposo de mi hija… ¡Arrestadle! ―Ordenó el rey―.
―
¿Cómo? ―Expresó Sebastián sin saber qué hacer―.
―
¡No, padre! ―Se interpuso Laia entre Sebastián y el rey―.
―
¡Ha cometido un delito muy grave, por intentar irrumpir en la felicidad de mi hija
con sus patochadas, irrumpir en una boda, pretender un plebeyo amar y ser amado
con una princesa y como si fuera poco, matar al mismísimo príncipe de Lindblum!
Su pena es la muerte. ―dijo el rey―.
―
¿La muerte? Su majestad, no sé si su vista ciega por el poder que le esperaba
no le dejó ver la verdad, pero lo he hecho por la felicidad de su hija. ―Intentó
Sebastián hacer entrar en razón el rey―.
―
¡No conseguirás lavarme el cerebro con tus mentiras, plebeyo! ―dijo el rey sin
entrar en razón―.
―
¿No hay ninguna forma? ―Se resignó Sebastián―.
―
Dice la verdad, padre. ―Intentó Laia defender a su amado―.
―
Aunque así sea, ha cometido más delitos. ¡Arrestadlo! ―Ordenó el rey―.
―
Tranquila princesa, con saber que ya podrás ser feliz me conformo. Pero debe
saber, que aunque muera, siempre estaré junto a vos, cuando necesites a alguien
a tu lado, piensa en mí, y allí estaré. ―Recitó Sebastián mirando fijamente
a la princesa Laia―. Muy bien cariño ―Susurró a la princesa Laia―.
―
No, no puedo ser feliz si no es al lado de vos, y lo sabéis. ―dijo Laia
llorando―.
―
Guarde esta rosa con todo su corazón. ¡Hasta siempre, princesa! ―dijo Sebastián
otorgándole la rosa que le trajo―.
―
¡Seba’tián! ¡Soltadle’ maldito’! ―Exclamó Dinzer corriendo hacia el rey―.
―
A pesar del gran esfuerzo que desempeñó el plebeyo Sebastián, no pudo obtener
el corazón de la princesa Laia. Sebastián fue castigado en su pena de muerte
semanas después del acto, pero a pesar del tiempo que pasara, la princesa Laia
nunca volvió a aceptar a otro marido y no se sentía sola nunca más, ya que
siempre que se sentía sola, a los minutos, sentía como si su amado Sebastián,
estuviera arropándola. ―Recitó el narrador de la obra―.
―
Qué historia más bonita, ¿Verdad? ―Me emocioné―.
―
Sí, no está mal ―dijo Zell mirando hacia otro lado, como escondiendo la
cara―.
―
¿Y por qué lloras Zell? ¡Ánimo! ―Me burlé de Zell―.
―
¡Cállate! No estoy llorando, es sólo que… se me ha metido algo en el ojo y me
escuece. ―Se molestó Zell ante mi burla―.
― Por lo que se ve, aunque Zell sea un bruto también tiene su corazoncito, ¿Eh?
―Se burló Quistis de Zell―
―
¡Tú también, Quistis! Bagh… dejadme en paz. ―Se levanta Zell volviéndonos la
cara―.
―
¿Y cómo se pica? No sientas vergüenza de llorar hombre. ―Intentó Irvine
animar a Zell―.
―
Bueno, ¿Vamos a buscar a los reyes? ―Intenté poner un poco de seriedad al
asunto―.
Mientras
caminábamos nos encontramos a Freija, aquella guerrera dragontina, que no
entendí muy bien a qué se refería con guerrera dragontina, pero si ella lo decía…
tras hablar con ella de nuevo, sin pensárselo, nos llevó para conseguir una
audiencia con los reyes.
―
Cynna, estos huéspedes solicitan una audiencia con sus majestades. ―Habló
Freija por nosotros―.
―
¿Quiene’ son lo’ hué’pede’? ―Preguntó Cynna a Freija―.
―
Somos nosotros, venimos para hablar con sus majestades sobre un tema que podría
interesarles. ―Me tomé la iniciativa de presentarme―
―
¿De qué ze trata? ―Nos preguntó el otro personal de seguridad―.
―
Verás, resulta que venimos del jardín de Balamb, bueno, más bien de Esthar para
asesinar a una bruja, pero fuimos derrotados y cuando despertamos, estábamos
aquí. ―Intentó explicar Zell―.
―
Marcu’ yo no me e’toy enterando de ná, ¿De qué agujero han salido e’to’ tío’? ―dijo
Cynna dudando de nosotros―.
―
No lo ze. ¿Qué ez el jardín de Balamb? ¿Y Ezthar o cómo ze llame? ―Nos
preguntó Marcus―.
―
Perdonad señores, pero creo que lo ha dicho todo de una forma difícil de
comprender y se ha saltado lo importante, el tema es que… ―Intentó Irvine
explicar de nuevo―.
―
La bruja que arrasó esta ciudad es la misma que nos ha mandado a este mundo y
queremos saber todo lo que sea posible de ella ―dije intentando explicar de
la mejor manera posible nuestra situación―.
―
¿Qué veníz de otro mundo? ―dijo Marcus dando un pequeño brinco―.
―
Yo no me fío de ello’ Marcu’ ―dijo Cynna mirando a Marcus―.
―
Por favor, dejadles pasar, tienen buenas intenciones. ―Nos ayudó Freija para
hacerles entrar en razón―.
―
Zi voz lo decíz, zeñorita Freija, oz creeré. Muy bien, podéiz pazar. ―Aceptó
Marcus, apartándose para dejarnos entrar―.
― Vaya, gracias, muy amable de su parte señor. ―Hizo Quistis una reverencia
por la ayuda―.
―
Vamoz, ¡Zeñor Yitán! Unoz paizanoz piden una audiencia con uzted. ―Exclamó
Marcus mirando hacia la habitación del rey―.
―
Marcus, ¿Cuántas veces tengo que decirte que me hables con normalidad? Que el
que sea rey no quiere decir que tengas que hablarme fino, tío. ―dijo el Rey―.
―
Vaya, que Rey más poco cortés. ―Pensó Quistis mirando al Rey con
desconfianza―.
―
Hola, soy Yitán Tribal von Alexandros, aunque podéis llamarme Yitán. ―Se
presentó el Rey Yitán―.
―
Yo soy Garnet von Alexandros ¿y ustedes, huéspedes? ―Se presentó acto
seguido la reina Garnet―.
―
Yo soy Rinoa y estos son: Irvine, Zell y Quistis. Vosotros sois Sebastián y
Laia en la obra, ¿Verdad? ¡Me ha encantado! ―Me presenté muy emocionada―.
―
Me alegro de ello, me agrada bastante saberlo ―dijo la Reina Garnet―.
―
Sí, es un alivio que alguien venga a decirte que le ha gustado, por cierto,
¿Eres muy guapa, lo sabías? ―dijo el Rey Yitán sin quitarme la mirada de encima―.
―
¡Yitán! No flirtees con la joven huésped. ―dijo la Reina Garnet tras darle
un golpe en la cabeza con la mano―.
―
Era broma, si sabes que sólo tengo ojos para ti. Bueno, ¿Qué os trae por aquí?
―Nos preguntó el Rey Yitán entrando ya en si―.
―
Verás su majestad, la verdad es que hemos venido aquí por accidente. ―Intentó
explicar Irvine, hasta que Zell le interrumpió―.
―
Sí, en realidad somos Seeds y nos encargamos de asesinar a brujas, pero esta
vez se nos ha ido un poco de las manos. ―Explicó Zell, el cual, parece ser
que no se había dado cuenta de que este mundo no tenía nada que ver con el
nuestro―.
―
No he entendido ni jota, ¿Podéis decirlo un poco más claro? ―dijo el Rey
Yitán perplejo por la historia de Zell―.
―
Sé que resulta complicado de entender, intentaré expresarlo lo mejor posible.
Su majestad, venimos de un mundo distinto a este y desde que tenemos conciencia,
nos han estado entrenando para matar a brujas y hubo una bruja proveniente de
un futuro muy lejano al que vivimos que intentó conseguir la compresión del
mundo, pues bien, conseguimos detenerla y evitar lo peor, pero ahora su hija ha
tomado el relevo. Nos mandaron la misión de acabar con ella, pero fuimos
derrotados y nos mandó a otra dimensión o mundo, vamos, que nos mandó aquí. ―Concluuyó
Quistis―.
― ¿Y qué aspecto tenía esa bruja de la que habláis? ―Preguntó la reina
Garnet―.
―
Pues era alta, llevaba el pelo corto y vestía una túnica gris un poco
desgarrada, y… ¡Ah, sí! Tenía la cara quemada. ―Respondí intentando recordar
todos los detalles―.
―
Ya veo, así que es ella. ¿Y qué queréis al respecto? ―Nos preguntó el Rey Yitán―.
―
Pues buscamos información sobre esa bruja. ―Le respondí a la espera de que
nos dijera algo importante―.
―
Bueno, no creo que pueda darles mucha información, pero os diré lo que sabemos
por ahora. ―dijo el Rey Yitán preparándose para dar un discurso―.
―
Sí, por favor. ―Pidió Irvine―.
―
Bueno… Lo primero es que se llama Alexandra y apareció en este mundo como hace
unos meses, pero entró a lo grande. ―Yitán se colocó al lado de Garnet
cogiéndo su mano―.
―
En cuánto apareció, muchas personas desaparecieron, es más, gran parte de
Alexandria ha desaparecido también. ―Terminó Garnet la historia―.
―
Parece descabellado, pero… ¿Creéis que las personas desaparecidas estarán ahora
en nuestro mundo y los soldados de Esthar estarán en este? ―dijo Zell haciédonos
reflexionar―.
―
Teniendo en cuenta que vosotros estáis aquí, es posible. Pero, si ahora mismo estáis
aquí, y ella está en vuestro mundo, si queréis derrotarla tendréis que
regresar, me imagino, ¿No? ―Dejó en claro Yitán―.
―
Sí, pero no sabemos cómo volver. ―dije mirando fijamente al rey Yitán a
sabiendas de que él debía de saber algo―.
―
Déjame que piense… Por todo Gaya hay algunos lugares que son mágicos… pero no sé
si pueden ser tan mágicos como para traspasar dos mundos ―dijo Yitán dando
vuelvas de un lado a otro―.
―
Bueno, jefe, por probar tampoco perdemos nada, ¿Cierto? ―dijo Irvine―.
― ¿Y si habláis con el profesor Toto? ―Propuso la reina Garnet con mucha seguridad
y confianza―.
―
¿El profesor Toto? ―Me preguntaba quién podría ser―.
―
Sí, es un hombre sabio y amigo de la familia real, yo podría presumir de que lo
sabe todo lo que puede ocurrir por los alrededores, tal vez haya leído algo de
ello. Se encuentra en Treno. ―dijo Garnet con gran admiración hacia la
imagen del profesor Toto―.
―
Os prestaré un barco volador para ir hacia allí, y para guiaros… ¡Eh, capitán!
―Mandó Yitán a un caballero―.
Apareció un tío muy grandote con una gran armadura, será el caballero de la
corte o algo así, tenía más de 30 años por lo que aparentaba, pero parecía
tener mentalidad de 10. Se llamaba Steiner.
―
¿Sí, su majestad? ―Contestó Steiner con cara de pocos amigos frente a Yitán―.
Aún no me acostumbro a llamarlo así. ―Pensó Steiner―.
―
Vamos sargento, preferiría que me llamaras como siempre me has llamado ¿Eh? Te
voy a encargar una misión ―dijo Yitán dando un golpe en la armadura
de Steiner―.
―
¿Una misión? ¿De qué se trata? ―dijo Steiner―.
―
Bueno, lo primero… estos son… Rinoa, Zell, Irvine y Quistis ―Nos presentó
Quistis a Steiner―.
―
Esto… encantado de conocerles vuestras mercedes ―dijo Steiner agachando la cabeza―.
―
Steiner, queremos que los acompañes a Treno. Iría yo personalmente, pero no
puedo dejar Alexandria estando como está, en estos momentos necesita la ayuda
de Yitán y mía ―dijo Garnet a Steiner―.
―
Está bien su majestad, prometo cumplir con mi encargo ―dijo Steiner
poniéndose la mano en el pecho―
―
Gracias por tu ayuda Steiner. Agradeció Garnet agachando la cabeza en forma
de saludo―.
―
A sus órdenes su majestad. ―Volvió a llevarse la mano al pecho―.
―
¡Ánimo teniente! ―Volvió Yitán a darle un golpe en la armadura de Steiner―.
―
Ese truhán. ―Pensó Steiner con mala cara―.
―
Chicos, buena suerte ―djjo Yitán con afán de animarnos―.
Entonces,
Steiner nos llevó hacia dónde se encontraba el barco volador, la verdad es que
nunca había visto un barco volador, pero tampoco me impresionó mucho, mirando
que el jardín de Balamb antes de partir su rumbo, era eso, un jardín, pero si
me sorprendió un poco que fuera un barco común corriente pero suspendido en el
aire. La verdad es que Steiner era bastante pesado a su forma, era como nuestra
sombra.
CAPÍTULO 3
EL DÚO IMPOSIBLE
Os
preguntaréis, ¿Qué fue de Squall, Seifer y Selphie? Bueno, cómo ya sabéis, nos
separamos y quien podría saber en qué parte nos dispersamos. Por lo pronto,
Selphie despierta del sueño en el que estaba metida por el cambio de mundo.
―
¿Eh? ¿Pero qué es esto? ¿Squall? ¡Squall, despierta! ―Despertó Selphie a
Squall agitándolo un poco―.
―
¿Eh? ¿Qué ha pasado? ―Despertó Squall mirando a su alrededor―.
―
¡No lo sé! ¡Mira todo esto! ―dijo Selphie levantándose y dando vueltas sobre
sí misma―.
―
¿Qué es esto? No entiendo nada, esto debe ser obra de esa bruja. Qué dolor de cabeza
―dijo Squall poniéndose la mano derecha en la frente―.
―
¡Seifer! Levántate ahora mismo, ¡Es importante! ―Despertó Selphie a Seifer―.
―
¿Qué pasa? ¿Por qué gritas tanto? ―dijo Seifer recién levantado y con vista
perdida―.
―
¡Mira! ―Repitió Selphie el mismo movimiento que con Squall―.
―
¿Esto qué es? ―Se cuestiona Seifer al ver el lugar―.
―
Parece que la bruja nos ha llevado a otro mundo, o algo por el estilo ―dijo
Squall―.
Habían acabado en un castillo con apariencia de ser bastante antiguo y misterioso, tanto, que había algunas partes que parecía estar al revés, como si de por arte de magia se tratase.
― Genial, al menos me alegro de que me haya tocado contigo, ¿Y los demás? ―dijo Seifer acercándose a Squall―.
― Parece que sólo
estamos nosotros tres. ―Confirmó Selphie dando un último vistazo por si pudiera
haber alguien más―.
― Seguramente estarán
por algún lugar del mundo, lo primero sería buscarles ―dijo Squall
preocupado por mí en especial―.
― Tienes razón. ―dijo
Selphie―.
―Yo voto por
investigar este gran castillo, seguro que encontramos cosas muy interesantes
que nos informen de dónde estamos. ―Propuso Seifer tocando las paredes del
castillo―
― Hagámoslo así,
checkearemos primero este castillo, ¿Quién sabe? Igual están durmiendo aquí
también. ―Tras decir esto, Squall pensó― tengo que encontrar a Rinoa
pronto, me preocupa… espero que al menos esté con los que faltan. Bueno,
vámonos.
Cómo
era evidente, nosotros no estábamos por ese castillo, así que examinaron todo
el castillo y no encontraron nada, excepto algunas descripciones.
―
¡Hey, chicos! En esta pared hay escrito algo muy raro ―dijo Selphie
señalando una pared con un extraño dibujo―.
―
‘’Camina hacia atrás para encontrar la respuesta’’ ―Recitó Squall leyendo la
pared―.
―
‘’Nada es lo que parece, todo gira sobre tu espalda’’. ―Recitó Seifer
leyendo otra frase en la misma pared―.
―
‘’Para vivir, antes hay que morir’’ ―Recitó Selphie―. ¿Qué significa
todo esto?
―
Quién sabe, pero no me da muy buena impresión ―dijo Squall preocupado por si
fuera alguna trampa―.
―
¿Tienes miedo? ―dijo Seifer buscando las molestar a Squall―.
―
Nunca he dicho eso, es sólo que este castillo no es un castillo normal. ―Contesta
Squall a la acusación―.
[De
repente una extraña voz resuena de entre las paredes].
―
Nunca saldréis de aquí con vida. Todo lo que antes era ya no existe. ―dijo
aquella voz extraña―.
―
¿Qué quieres decir? ¿Quién eres? ―Preguntó Squall lanzando la pregunta al
aire―
―
¡Sí, da la cara! ―Gritó Selphie―.
―
Si de verdad queréis conocer los secretos de este mundo y el por qué estáis
aquí, buscadme por los confines del castillo ―dijo la voz extraña―.
―
¿Qué hacemos? ―Preguntó Selphie esperando a la orden de Squall―.
― Parece que no hay más opción ―dijo Seifer mirando todas las paredes en
busca de alguna puerta secreta―.
Tras
dar varias vueltas por todo el castillo, no encontraron absolutamente nada ni a
nadie.
― ¿Y dónde se supone
que tenemos que buscar? ¡Este castillo es enorme! ―Cuestiona Selphie sin
saber por dónde empezar―.
― No creo que sea tan
fácil como buscar a una voz que sale de las paredes, ¿No os parece? Tiene que
haber algo más ―dijo Squall prestándole atención a la pared anterior―.
― ¿Piensas que es una
trampa? ―Se preguntó Seifer releyendo la pared―.
― No sé muy bien qué
decirte a eso, pero todo esto tiene que tener trampa. Encontrarle no será tan
fácil como buscarlo… ―dijo Squall siendo interrumpido por un grito de
Sephie―.
― ¡Hey! ¿No os parece
esta pared un poco rara? ―Se quedó Selphie mirando una pared con un dibujo
muy extraño―.
― ¿La marca de un jinete?
―Observó Seifer―.
― ¿Y esto? ‘’Derrota
al jinete antes de que el infierno atrape tu mente, echa a perder tu mente
antes de que la penumbra se apodere de tu corazón’’ ¿Qué quiere decir esto? ―Leyó
Squall―.
― ¿No está claro?
¡Quiere que echemos abajo esta pared! ―dijo Seifer con total seguridad―.
― ¿Por qué piensas
eso Seifer? ―Preguntó Selphie―.
― Tiene sentido,
derrota al jinete… creo que detrás de esta pared se encuentra aquella voz ―dijo
Squall―.
― ¿Pero y cómo lo
hacemos? ―Se quedó pensativo Siefer―.
― ¡Con un bazoca y lo
hacemos volar todo! ¡Seguro que así sale! ―Propuso Selphie exhaltada―.
― No sé por qué, pero
no me gusta la idea. ―Le siguió Squall el juego a Selphie―.
― Tú no estás bien, ¿no?
¿Qué tiene esta tía en la cabeza? ―Pensó Seifer mirando a Selphie y
manteniendo distancias―.
― Bueno, Seifer, ¿Me
ayudas? ―Propuso Squall a Seifer apoyándose a la pared―.
Tanto Seifer como Squall se pusieron a empujar la
pared, pero no hubo resultado. Del enfado que tenía, Squall le pegó un puñetazo
a la pared y de repente se oyó un click, como si una puerta se hubiera abierto.
― ¿Habéis oído eso? ―dijo
Selphie buscando el lugar del que provino el golpe―.
― Venía del supuesto
ascensor ese ―dijo Seifer señalando a algo parecido a un ascensor o
montacargas―.
― Pues vamos a tomarlo.
No sabemos que nos encontraremos, así que preparaos para lo que venga. ―Concluyó
Squall―.
― ¿Y estos espejos? ―dijo
Squall acercándose a los espejos―.
― ¿Qué pasaría si nos
llevamos alguno? ―Propuso Selphie―.
― Y ahora es cuando
quitamos uno y empieza a desplomarse todo ―dijo Seifer―.
― Sólo hay una forma
de averiguarlo, tomémoslos ―dijo Squall tomando el primer espejo―.
― ¿Qué es eso? ―dijo
Selphie señalando al monstruo―.
― Parece un escorpión
―dijo Squall desenfundando su sable pistola―.
― ¿CóMo OsÁis… RobAr
LoS EspEjos… AncesTraLeS? ―dijo el monstruo enfadado―.
― ¿Éstos? ―Vaciló
Seifer señalando el espejo que tenía más cercano―.
― ¿Qué pasaría si lo
hervimos? ―Propuso Selphie riéndose―.
― SoY CrusTópoDo…
ColOcaD Los EspEjos… DónDe esTabaN… ―Ordenó Crustópodo aumentando su furia―.
― Primero respóndenos
a algunas preguntas ―dijo Squall―.
― EstÚpidOs… ¡Os
maTaré! ―dijo Crustópodo preparándose para el ataque―.
― Pero, ¿Qué? ―Se
sorprendió Squall al ver que sus armas no funcinaban―.
― ¡Jefe, su cuerpo es
muy duro! ―Expuso Selphie al ver que su nunchaku rebotaba―.
― ¿Qué sugieres? Preguntó
Seifer―.
― Si al menos
pudiéramos usar los G.F. ―Deseó Selphie―.
― ¿¡Eso es toDo!? ―dijo
Crustópodo decepcionado―.
― ¡Abajo! ¡Atacad
abajo! ―dijo Squall trtas darse cuenta algo―.
― ¿CóMo es posiBle…?
―dijo Crustópodo derrotado―.
― Ahora vas a
respondernos algunas preguntas. ―Amenazó Squall al Crustópodo―.
― ¡Sino hoy toca
langosta a la plancha! ―dijo Selphie muy contenta, de forma que parecía
hasta creíble―.
― ¿Qué? ―dijo
Crustópodo acobardado por la amenaza―.
― Era broma bichito ―dijo
Selphie―.
― Pues no lo parecía
―Pensó Seifer―. Lo primero de todo… ¿Qué es este mundo?
― EstáiS En GayA… ―Explicó
Crustópodo―.
― ¿Gaya? ―Se
preguntó Squall―.
― GayA es el PlaNetA…
―Prosiguió Crustópodo―.
― No me estoy
enterando de nada, jefe, ¿Me lo explicas? ―Preguntó Selphie con la mirada
perdida―.
― Bueno, lo único que
he entendido es que no sólo hemos cambiado de mundo, sino de planeta. ―Explicó
Squall―.
― ¿Otro planeta? ―Se
asustó Seifer―.
― ¿Por qué hemos
acabado precisamente aquí? ―Preguntó Squall apuntándole con la espada―.
― AlexAndra DesEa
VengAnZa… Os ha PrepaRado Una CantidAD de TramPas Por Todo El MunDo. ―Explicó
Crustópodo―.
― Aján… ¡Qué bien! ¿Y
cómo volvemos? ―dijo Selphie a regañadientes―.
― ¿Y dónde se
encuentran los demás? ―Preguntó Squall―.
― Se hallAn en
CasTillO de Reyes… ―dijo Crustópodo―.
― ¿Castillo de reyes?
¿Dónde es eso? ―Preguntó Squall―.
― ConTinente
InteriOr… ―dijo Crustópodo―.
― ¿Continente
interior? ―Se cuestionó Seifer―.
― Al Oeste, paSando
cueVa SubTerráNea. ―Concluyó Crustópodo―.
― Entonces debemos ir
al Oeste, ¿Cierto? Muy bien, pondremos los espejos en su sitio ―dijo Squall
tranquilizando a Crustópodo―.
― ¿En serio? ―Se
cuestionó Seifer decepcionado―.
― ¿Para qué los
quieres? ―dijo Squall colocando los espejos en su sitio―.
CAPÍTULO 4
LAS BODAS
Mientras
caminaban hacia el oeste, tal y como les indicó el Crustópodo, no llegaron a
ninguna mina, como pensaban, sino más bien a un pequeño pueblecito.
―
Esto… ―dijo Selphie mirando al alrededor―.
―
Squall, ¿Puedes decirnos qué hacemos aquí? ―dijo Seifer impaciente―.
―
¿Y a mí que me cuentas? ―Miró Squall al pueblo con gesto pensativo―.
―
Nos hemos perdido ¿Verdad? ―dijo Selphie
―
¿Y qué hacemos? ―dijo Seifer―.
―
¡Tru…trulalá! ―Gritó un ciudadano del pueblo―.
―
¿Tru…? ―Imitó Selphie―.
―
¿La? ―Imitó Seifer―.
―
¿Lá? ―Costosamente terminó Squall―.
[De repente un ogro empezó a correr como loco].
―
¿Qué pasa aquí? ―Preguntó Squall―.
―
¡Eh, ogro! ¡Deja de correr! ―Grito Seifer entrando en el pueblo―.
―
¿Estás loco? ―Preguntó Selphie―.
―
¡Son como ellos! ―dijo el ciudadano―.
―
¿Cómo ellos? ―djio Squall extrañado―.
―
¡Trulalá! ―Gritó el ciudadano―.
―
Disculpe señor ogro… ¿Qué quieres decir con trulalá? ―Preguntó Selphie―.
―
Es nuestro saludo, si quieres entrar tenéis que decir trulalá. Y no somos
ogros, somos enanos, lalá. ―Informó el ciudadano―.
―
¡Trulalá! ―Gritó Selphie―.
―
¿En serio es necesario? ―Preguntó Squall avergonzado―.
―
¡Vamos, mójate Squall! Es divertido. ―Animó Selphie a Squall sabiendo como
él es―.
―
Tru… tru… trula… trulalá ―dijo Squall finalmente―. Espero no tener que
decirlo muchas más veces. ―Pensó―.
―
Trulalá ―Imitó Seifer―. Adiós a mi honor. ―Pensó―.
―
¡Bienvenidos a Conde Petie, Lalá! ―Nos invitó un enano del pueblo―.
―
¡Qué monos! Bueno… ¿Y qué hacemos aquí? ―dijo Selphie―.
―
Preguntaremos por el pueblo a ver si nos pueden guiar. Deberíamos hablar con el
alcalde del pueblo ―dijo Squall―.
―
Perdone, señor ogro, ¿Dónde está vuestro líder? Queremos hablar con él. ―Preguntó
Selphie a uno de los enanos―.
―
¿Nuestro líder, lalá? ¿Te refieres al sacerdote, lalá? ―Preguntó el enano―.
―
Sí, lalá ―dijo Selphie dando una gran sonrisa―. Uy, se me ha pegado. ―Pensó
Selphie―.
―
Acompañadme, lalá. ―El enano nos hizo un gesto para que lo siguiéramos―.
―
¡Alto, lalá! ¡No se puede pasar por aquí! ―dijo el segurata de la cornisa―.
―
(¿Funcionará?) ―Pensó Selphie con
ganas de intentarlo―. ¡Trulalá!
―
Este es un camino sólo para parejas en luna de miel, para pasar por aquí debéis
pasar la ceremonia de casamiento, lalá. ―dijo el segurata de la cornisa―.
―
¿Ceremonia de casamiento? ―Preguntó Squall con miedo de lo que podría
esperarle―.
―
¿Eso quiere decir…? ―Preguntó Seifer―.
―
Qué deberéis casaros para poder pasar, lalá. ―dijo el segurata de la cornisa―.
―
¿Y puede ir algún acompañante con la pareja? ―Preguntó Squall―.
―
No, sólo pueden ir parejas. ―dijo el segurata de la cornisa―.
―
¿Qué hacemos? ―Preguntó Selphie―.
―
Deberemos casarnos. ―dijo finalmente Squall―.
―
¿Cómo? ¡Lo que me faltaba a mí! ―dijo Seifer negándose en rotundo―.
―
No podemos perder nuestras armas así como así. Bien, vosotros dos os casaréis,
tened en cuenta de que es una boda ficticia, así que no representará nada raro.
―dijo Squall―.
―
¡Pero…! ―Exclamó Selphie temerosa pensando en Irvine―.
―
Es una orden ―dijo Squall tajante―.
―
Está bien… ―dijo Selphie agachando la cabeza―.
―
¿Una boda ficticia? Si es así no creo que pase nada. ―Pensó Seifer―.
está bien.
―
¿Podéis llevarme ante el sacerdote, por favor? ―Preguntó Squall
―
Por supuesto ―dijo el personal de seguridad―.
―
¡Que viváis muy felices juntos! ―dijo el sacerdote―.
―
¡Gracias, señor sacerdote! ―dijo Selphie―. ¿Cuánto más vamos a tener que
estar así? ―Pensó―.
―
Y ya sólo faltas tú. ―dijo el sacerdote―.
―
Bueno, yo ya estoy con alguien y… ―Intentó excusarse Squall―.
―
Lo siento, pero sólo podrán subir aquella pareja casada. Es una tradición de
los dioses. Parece que no tienes pareja, lalá… ―dijo el sacerdote―. Ahora
es el momento, lalá ―Pensó―. ¡Jessi!
―
¿Sí, padre? ―Apareció Jessi―.
―
(¿Jessi?) ―Pensó Squall con miedo de con quien se podría juntar―.
―
Querida, te he encontrado pretendiente, lalá ―dijo el sacerdote con gran
orgullo―.
―
¡Pero que mono! ―dijo Jessi con cara encantada―.
―
¡Vivan los novios! Sólo por ver esto valió la pena la misión ―dice Seifer
riéndose―.
―
Para recuperar mi arma, para recuperar mi arma… ―Pensó Squall―. ¿Cuándo
empezamos?
―
¡Ya mismo! ―Exclamó el sacerdote expulsando felicidad por todos los poros―.
―
Oh, dioses que residís en las montañas y en los bosques… ―Empezó a recitar
el sacerdote―.
―
Dios mío… ¿Cómo he podido acabar así? ―Pensó Squall―.
―
Que el Sol y las estrellas acompañen a estos jóvenes durante su viaje, lalá… ―Siguió
recitando el sacerdote―.
―
Ya verás qué pasará si Rinoa se entera de esto…. ―Pensó Squall―.
―
En la riqueza y en la pobreza. En la salud y en la enfermedad. ―Siguió
recitando el sacerdote―.
―
Vamos, tampoco es para tanto, voy a casarme con un hipopótamo para seguir hacia
adelante y poder reencontrarme con los demás, tampoco es tan grave, ¿No?. ―Pensó
Squall―.
―
Hasta que la muerte os separe… ―finalizó el sacerdote―.
―
¿Cuánto le queda a esto?. ―Pensó Squall―.
―
¡Que los dioses os bendigan! ―Gritó el sacerdote―.
―
¿Ya? ―dijo Squall aliviado―.
―
¡Squall, ya nos hemos casado! ¡Dame un beso! ―dijo Jessi abrazando a
Squall―.
―
Esto… paso ―dijo Squall apartando la cara e intentando apartarla―.
―
¿Por qué? ―Insistió Jessi―.
―
Me da corte ¿Sabes? Entonces, ¿Podremos entrar ya? ―dijo Squall―.
―
Ya tenéis el permiso de los dioses para pasar ―dijo el sacerdote―.
―
Bien, vamos chicos. ―dijo Squall―.
―
¿Cuántas veces os he dicho que no robéis nada? ―Dijo aquella niña―.
―
¡Kupó… pó…! Dijo el moguri de lazo rosa―.
―
¡Qué no! ―Regañó la niña al moguri―.
―
Kupóóóóó. ―dijo el moguri volando dando vueltas―.
―
La excusa de que es muy brillante no me vale. ¿A quién le habéis quitado esto?
―dijo la niña―.
―
¡A nosotros! ―Gritó Selphie corriendo hacia ellos―.
―
¿Eh? ¿Son vuestros? ―Preguntó aquella niña―.
―
Sí, si pudieras ser tan amable de dárnoslos… ―dijo Squall―.
―
Uy, qué mono… ―Pensó la niña―. Sí, claro. Tomad. Disculpad los modales
de mogu y monu es que son todavía pequeños y hay que enseñarles todavía. ―dijo
la niña―.
―
Tío, esta es la primera vez que veo a un mogurito ―dijo Seifer―.
―
Creía que era un monstruo de carta simplemente. ―dijo Squall―.
―
¿De carta? Bueno… Yo soy Eiko ¿Y vosotros? ―Preguntó la niña―.
―
Yo soy Squall, esta es Selphie y él es Seifer. ―Les presentó Squall―.
―
¡Y a mí no me presentas querido! ―dijo Jessi intentando hacerse un hueco―.
―
Me había olvidado de que estaba. ―Pensó Squall―. Y este hipopótamo es
Jessi.
―
¿Querido…? Ya veo De todas formas, aún estoy esperando a Yitán. ―Pensó
Eiko―. Esto… ¿Os importaría acompañarme? Tengo que hacer unas cosas en Madain
Sari ―dijo Eiko―.
―
No tenemos mucho tiempo que perder, tenemos que ir al otro continente para
reunirnos con unos amigos ―djio Squall―.
―
Es sólo para compensaros, debéis de estar cansados. Os invito a comer. ―dijo
Eiko cogiendo la mano de Squall―.
―
Bueno, no me parece una mala oferta, Squall. ―Propuso Selphie+.
―
No hemos comido nada en dos días, esto nos vendrá de escándalo, ¿No crees? ―dijo
Seifer―.
―
Está bien. Te acompañaremos pues. ―Aceptó Squall finalmente―.
―
¡Bien! ¡En marcha! ―dijo Eiko tirando de Squall―.
CAPÍTULO 5
MADAIN SARI, LA TIERRA DE LOS INVOCADORES
―
Oye Eiko, ¿Y qué es lo que tienes que hacer? ¿Te ayudamos? ―Propuso
Selphie―.
―
Bueno, tengo que orar a los espíritus de invocación, si queréis podéis
acompañarme y verlo. ―dijo Eiko―.
―
¡Está bien! ―Gritó Selphie muy contenta―.
―
¿Espíritus de invocación? ―Preguntó Squall extrañado―.
―
¡Sí, yo soy una invocadora! Y el sitio en donde estamos ahora es Madain Sari,
la tierra de los invocadores, aunque ahora sólo quedan moguris y yo ―dijo
Eiko―.
―
¿Y por qué estás sola, lalá? ―Preguntó Jessi―.
―
Esto… ―Intentó expresarse Eiko, con dificultades―.
―
¿Es qué no tiene otro sitio dónde atacar? ―Pensó Squall―. No tienes que decírnoslo si no quieres. ―Concluyó
Squall―.
―
No… si no importa, hace tiempo esta tierra estaba llena de habitantes,
incluidos los moguris y los invocadores. Sin embargo, dos maleantes en barco
volador lo destruyeron todo y lo dejaron como lo veis. Sólo sobrevivimos mis padres,
yo y estos moguris, que son mis amigos, y mogu es mi mejor amigo, pero él no
está aquí, vive en mi interior. Bueno, ya llegamos. Este es el templo de las
invocaciones ―dijo Eiko―.
[Se oye a lo lejos un rugido…].
―
¿Qué pasa? Renacuaja, explícate. ―dijo Seifer a su forma―.
―
¡No soy ninguna renacuaja! Y no sé lo que pasa, esto nunca me ha pasado ―dijo
Eiko mirando hacia los muros de invocación―.
―
¡Vosotros! ―Gritó aquella voz―.
―
¿Quién? ―Preguntó Selphie asustada―.
―
¿De dónde viene esa voz? ―Preguntó Squall desenfundando el sable pistola―.
―
¡Soy el dragón más poderoso de todos! ―dijo aquella voz―.
― No puede ser. ―dijo Squall cambiando completamente el gesto de la cara, pudiéndose notar su inseguridad―.
Sin
más ni más, un espíritu de invocación apareció entre ellos, ¿Adivináis quién
puede ser? Como si un soplo al corazón le corriera por dentro, cuando vieron a
Bahamut volando entre ellos, una sonrisa se les dibujó en los rostros de Squall
y Selphie, pensando que igual podría volver a ayudarles en su viaje.
-Squall:
¿Eres tú?
-Bahamut: ¡Estoy muy desilusionado con vosotros humanos!
-Selphie: ¿Cómo?
-Eiko: No puede ser que haya salido su espíritu sin ser invocado. ¿Qué relación
tenéis?
-Squall: Hace tiempo fuimos compañeros en batallas. Pero tuvimos que
deshacernos de las invocaciones porque corríamos mucho riesgo y el riesgo por
tanto poder, era demasiado grande.
-Bahamut: Cuando ya no hacía falta ¡Me tirasteis!
-Selphie: ¡No es así!
-Seifer: ¿No nos va a escuchar?
-Squall: (Maldita sea, de verdad está enfadado, no sé si conseguiremos
calmarle) fueron órdenes, ¿Qué querías que hiciéramos? Además, no podíamos
permitir perder los recuerdos que tanto nos costó recobrar, tienes que
entenderlo. Y sé que suena egoísta, pero me atreveré a pedirte que vuelvas con
nosotros.
-Bahamut: ¿Bromeas? Sólo podré volver con vosotros si me demostráis vuestra
fuerza, ¡deberéis derrotarme!
-Seifer: ¿Cómo?
-Squall: Está bien, ¡vamos!
-Jessi: ¿Estáis locos? Yo me voy de aquí, ¡No quiero morir!
-Squall: [suspiro] Al fin se ha ido.
Y
se entablaron en una feroz batalla. Bahamut se hizo más fuerte que en aquel
entonces por lo que estuvieron muy igualados en comparación con la última vez
que pelearon.
-Selphie:
¡Esto es imposible! ¡No es el mismo que el de hace cinco años!
-Squall: ¡Vamos, no perdáis la esperanza!
-Bahamut: ¿Eso es todo lo que pueden hacer los Seeds? (Demostradme que puedo
volver)
-Squall: (¿Qué podemos hacer? Si al menos pudiera evitar que volara…) ¡Hay que
intentar que caiga y deje de volar! Si no nos será imposible…
-Seifer: ¡Qué sugieres, señor jefe de equipo!
-Squall: ¡Los pilares!
Durante
un largo tiempo Squall y Seifer realizaron ataques desde cada uno de los
pilares para intentar herir a las alas de Bahamut, entre todos los ataques que
lanzaron sólo uno consiguió asestarle a Bahamut, pero no fue suficiente como
para hacer que cayera. Después de eso, la batalla terminó.
-Selphie:
¿No fue suficiente con eso?
-Bahamut: Veo que seguís siendo los mismos de antaño. Está bien, ¡Os
acompañaré!
-Squall: ¿En serio?
-Seifer: ¿Así sin más?
-Bahamut: Esto no era más que una prueba.
-Selphie: ¿Una prueba?
-Bahamut: Sólo debíais aguantar mi furia durante unas horas. De ahora en
adelante, os acompañaré.
-Squall: Bienvenido, compañero.
-Eiko: ¡Habéis estado increíbles! Pero… ¿Qué pasará ahora con Bahamut?
-Selphie: ¡Lo usaremos para acabar con esa bruja!
-Squall: Lo siento si nos lo llevamos, pero es necesario.
-Eiko: No importa. Los espíritus de invocación eligen a sus portadores. Se ve
que va con buenas manos. (Bueno, creo que ya he orado bastante) ¿Vamos?
-Seifer: ¿A dónde?
-Eiko: ¡A comer, por supuesto!
-Squall: Esto… no tenemos tiempo para…
-Selphie: ¡Vamos, relajarse un poco! Eiko, aceptamos. No podemos tomárnoslo
todo tan en serio, además, para agradecerle por traernos hasta aquí, que menos
que hacerle compañía, ¿No?
-Seifer: Quizás tengas razón.
-Eiko: ¡Muy bien! ¡En realidad, sois los primeros que saboreáis mis guisos en
mucho tiempo! Deberíais sentiros orgullosos.
En
la cocina, se puso Eiko junto a otros 6 moguritos. Se le veía muy entusiasmada.
-Eiko:
¡Equipo, formeeeen filas! Hoy tenemos invitados, así que hay que preparar algo
totalmente delicioso que haga que se chupen los dedos. ¿Qué tenemos para hacer?
-Mocha: ¡Kupó! ¡Qué animada se te ve, Kupó!
-Momatose: ¡Sí! No la veía así desde que Yitán vino a comer con nosotros Kupó.
¿No se habrá vuelto a enamorar, Kupó?
-Eiko: ¡Dejadlo ya! ¿Queréis? A mí no me gusta nadie ¿Vale?
-Chimomo: ¿Qué tal una sopa de Guijo con zanahorias?
-Eiko: No está mal. ¡Decidido! ¡Manos a la obra! Somos… (El de la cicatriz, el
desagradable y la chica…) ¡Somos 4! Vamos a hacer una sopa de rechupete.
Mientras
tanto, en el comedor.
-Seifer: A
ver, ¿Hasta cuándo vamos a estar aquí, señor jefe?
-Squall: Seifer, no me llames señor jefe. Y bueno… después de comer, nos iremos
a buscar a los demás.
-Selphie: Si van con Zell e Irvine deben de estar bien.
-Squall: Supongo que tienes razón. (Rinoa, ¿Dónde estarás?)
CAPÍTULO 6
EL PROFESOR TOTO, EL SABIO PROFETA
Treno
era una ciudad bastante grande y parecía hasta normal, para lo que estamos
acostumbrados. La ciudad estaba llena de subastas y se veía que las personas de
allí, eran todas ricas. Una vez llegamos, Steiner nos llevó con el profesor
Toto, un hombre muy agradable y con una pinta de ser muy inteligente, aunque no
parecía humano exactamente…
-Steiner:
¡Profesor Toto! Tenéis visita.
-Profesor: ¿Visita? ¿De quién?
-Steiner: De personas que dicen venir de todo mundo.
-Profesor: Interesante, que pasen por favor.
-Quistis: Buenas noches, profesor Toto.
-Rinoa: Buenas profesor, me presentaré, yo soy Rinoa y estos son Quistis, Zell
e Irvine.
-Irvine: Mucho gusto profesor (¿Es un pájaro?).
-Zell: Encantado.
-Profesor: El gusto es mío, ¿A qué tengo el gusto de vuestra visita?
-Quistis: Pues verá…
Tras
explicarle nuestra larga historia, nos sorprendió, ya que nos entendió a la
primera.
-Profesor:
Entiendo, oí rumores de que había portales en Terra que te podían llevar a un
mundo totalmente distinto a este… y aunque me parezca increíblemente
apasionante ese tipo de misterios nunca he llegado a poder comprobarlo, pero os
diré lo que sé de ello.
-Rinoa: Se lo agradecería.
-Profesor: Bueno, hace muchos años... digamos que unos 20 años o así, una mujer
apareció herida en Cleyra, el país desértico. Se encontraba medio muerta y con
pocas esperanzas de vida, sin embargo, unos aldeanos del pueblo se la llevaron
al castillo, en donde la cuidaron y poco a poco se fue poniendo mejor.
-Rinoa: Vaya, que buenos ciudadanos, ¿No?
-Profesor: Sí, lo que no tenían en cuenta era, que esa mujer era una bruja.
-Zell: ¿Una bruja?
-Profesor: Correcto, mientras se curaba, se enamoró de un joven noble que se
hacía cargo de vigilarla mientras estaba allí. Mientras iba cogiendo fuerzas,
empezó a practicar la magia negra, pero no como una principiante, sino como si
ya llevara años practicándola.
-Irvine: Valiente panorama, ¿No? ¿Y ese hombre también quería con ella?
-Rinoa: ¿Te estás metiendo muy bien en la historia, no? [Me río burlándome un
poco].
-Profesor: Ese joven se estaba empezando a enamorar de la joven bruja, es más,
no le importó lo más mínimo que fuera una bruja. Su nombre era Felipe.
-Zell: ¿Y los del pueblo?
-Profesor: Tardaron en enterarse, sin embargo, digamos que la descubrieron en
uno de sus conjuros.
-Rinoa: ¿Y qué pasó?
-Profesor: Bueno... en esa época, y ahora, no está bien visto ser bruja negra,
así que la juzgaron por lo que era e intentaron asesinarla en numerosas
ocasiones. Sin embargo consiguió sobrevivir y llevar una vida a escondidas con
Felipe, hasta estuvo embarazada de él.
-Rinoa: Qué historia más bonita, ¿No creéis?
-Profesor: Bonita, hasta que descubrieron su escondite. Entonces, Felipe,
defendiendo a su mujer y a su futura hija murió, tras la catástrofe, aquella
bruja empezó a enloquecer y con su magia negra mató a todos los aldeanos que
fueron tras ella, sin embargo sabía que allí su hija no estaba segura y
exhausta del poderoso hechizo que lanzó, se desplazó hasta la cueva del Gizamaluke,
en donde creó un portal mágico que hizo que desapareciera de este mundo, lo que
ya no sé, es a dónde se fue ya que no se volvió a recibir noticias de ella.
-Quistis: Profesor Toto, por casualidad, ¿No sabrás cómo se llamaba esa mujer?
-Profesor: Creo que se hacía llamar Artemisa.
-Rinoa: ¿Artemisa?
-Profesor: ¿La conocéis?
-Zell: ¡Claro que la conocemos! Somos nosotros los que le dimos muerte.
-Profesor: ¿Qué le distéis...? Ya veo... bueno, si queréis regresar podéis
probar a ir a la gruta de Gizamaluke, a ver si todavía está ahí el portal.
-Rinoa: Muchas gracias por la historia, profesor Toto.
-Irvine: Bueno, ya sabemos el próximo destino, pero... antes deberíamos
encontrar a los demás, ¿No te parece?
-Rinoa: Por supuesto, ¿No pensarías que me había olvidado de ellos, no? Pero...
por dónde buscamos.
-Zell: Bueno... lo mejor será primero volver a Alexandria y allí lo pensamos.
-Rinoa: Tienes razón.
Entonces,
volvimos a Alexandria. ¿Quién iba a esperarse que el lugar de procedencia de la
bruja Artemisa fuera este mundo? Cuando llegamos, todo Alexandria estaba
revuelto e inmerso en llamas.
-Rinoa:
Pero... ¿Qué ha pasado?
-Steiner: Esto es terrible... ¡El reino!
-Beatrix: ¡Capitán Steiner! Su majestad reclama su presencia en el castillo.
-Steiner: Enseguida voy, gracias Beatrix. Perdonadme viajeros, pero el deber le
llama a este soldado.
-Rinoa: Muy bien. Suerte, capitán.
-Zell: ¡Rinoa! Mira, ¿Ese no es...?
-Irvine: ¿Laantos?
-Laantos: ¡Vamoz, quemarlo todo, oing!
-Rinoa: Oye, ¿Esos no son soldados de Esthar?
-Irvine: Ahora que lo dices... es verdad.
-Quistis: ¿Qué están al mando de Laantos?
-Irvine: ¡Eh, tú, puerco!
-Laantos: ¿Quién ha dicho pue’co, oing?
-Zell: ¡Nosotros!
-Quistis: ¿Nos recuerdas?
-Laantos: Zoiz loz perdedorez de antez, ¿Todavía zegui’ vivoz, oing?
-Zell: ¿Los qué...?
-Quistis: Zell, no le hagas caso.
-Zell: Sí, más importante que todo eso es... ¿Qué hacen esos soldados contigo?
-Laantos: Eztoz zoldadoz zon ziervo’ mío’. ¿O e’ que no lo vez, oing?
-Rinoa: Pero ya habéis arrasado esta ciudad, ¿Por qué lo hacéis otra vez?
-Laanto: A ti te lo voy a contar, pequeña, lo que haya entre la piedra
deánfelez y Alexandra no e’ cosa tuya, oing.
-Rinoa: ¿La piedra deánfelez?
-Laantos: ¡Ya he hablado má’ de la cuenta! ¡Zoldadoz, acabad con elloz!
-Quistis: ¡No les matéis, recordad que nuestra misión es devolverlos a Esthar!
Tras
una pausa en la que vapuleábamos a aquellos soldados para que no nos
molestaran, Laantos empezó a enfadarse cada vez más. ¿Cómo sería un cerdo
enfadado? Digamos que no es algo muy vistoso de ver.
-Laantos:
¿Zoldadoz? ¡Zoiz uno’ inútilez! Muy bien, ¡Aquí va mi zorpreza! ¡Antígona,
acaba con eztoz iluzoz de una vez!
-Quistis: ¿Antígona?
Antígona,
era un monstruo con cuerpo de mujer gigantesca que se dedicaba a lanzar rayos
por doquier. Era bastante peligroso.
-Rinoa: No
me esperaba esto... ¿Tenían oculto a este monstruo?
-Quistis: ¿Será una invocación?
-Rinoa: No lo sé, pero tenemos que acabar con ella. ¿Alguna idea?
De
repente, sin esperarlo, apareció una máquina que parecía un cañón, no muy
grande, pero parecía tener bastante potencia. Le pegó un disparo de agua a
Antígona que la dejó paralizada, no tuvimos ni que luchar apenas.
-Zell: ¡Qué
pasada! ¿Qué es eso?
-Rey Yitán: ¿Están bien?
-Rinoa: Sí, muchas gracias su majestad.
-Rey Yitán: Oh, vamos, podéis tutearme.
-Irvine: ¿Qué es esto, majestad?
-Rey Yitán: Bueno, os presento al bluetron-X, es una máquina que usaremos para
los futuros barcos voladores que funcionarán sólo con agua, cosas para el
futuro. Vi que teníais problemas con la electricidad y os lo mandé, además,
ayudará a apagar este fuego.
-Laantos: ¿Yitán? (Qué mala suerte la mía, oing). ¡Tenéi’ mucha zuerte! ¡Ya no
veremo’ otra vez, Alexandra o’ vigila con’tantemente, oing!
-Irvine: Eso quiere decir que no se fía de ti, ¿Verdad, cerdo?
-Laantos: ¡Que no me llaméi’ cerdo! Me voy... ¡Ya no’ veremo’ zabandija, oing,
oing!
-Rinoa: ¡Hasta luego, señor cerdo! (Al fin se va). Señor Yitán, ¿Cómo ha pasado
esto?
-Rey Yitán: Entremos mejor en el castillo y os explico. Supongo que vosotros
tendréis alguna historia que contarme, ¿Cierto?
Y
nos fuimos al castillo. Fue todo un desastre, edificios derrumbados, en
llamas... ciudadanos carbonizados, no eran unas imágenes muy alegres de ver...
entramos en el castillo, el cual, parece ser, que aún no habían conseguido
invadir, aunque no les faltaría mucho, Steiner y Beatrix hacían muy bien su
trabajo.
-Rey Yitán:
Bueno, os explicaré lo que ha pasado aquí... tomad...
-Rinoa: ¿Esto qué es?
-Zell: ¿Una carta?
-Rinoa: A ver... 'Buenas señor Rey de Alexandria, ¿Cómo lleva el tiempo de
calma que le he llegado a ceder? No quiero extenderme mucho, pero tengo
entendido que ha hospedado a un grupo de viajeros. Le doy dos opciones: puede o
entregarlos o dar su reinado por terminado, suya es la elección. Que pase unos
buenos días, su majestad'.
-Rinoa: ¿Entonces nos está buscando? ¿No se suponía que nos vigilaba?
-Zell: Igual no es tan poderosa, ¿No os parece?
-Rey Yitán: En cuanto recibí el mensaje contesté rápidamente diciéndole que no
sabía de qué hablaba, que los residentes ubicados en Alexandria son los residentes
de mi reinado. Aprovechando que habíais salido, pero se ve que no fue muy
convincente.
-Quistis: Igual, esta es una de las trampas que nos preparaba, ¿No?
-Irvine: Dijo, que esto era como un juego ¿Verdad? ¿Tendremos que jugar con sus
normas?
-Rinoa: Eso parece. Su majestad, ¿Podemos ayudarle en algo aquí, en Alexandría?
-Rey Yitán: Bueno... con la expulsión de Laantos parece ser que ha cesado la
invasión, así que con que ayudéis a evacuar a los ciudadanos hasta que el
pueblo esté reconstruido... creo que con eso seréis ya de ayuda.
-Quistis: Entendido su majestad.
-Rinoa: Es lo mínimo que podemos hacer por habernos escoltado.
-Zell: Esto... ¿Y la Reina?
-Rey Yitán: ¿Garnet? Bueno... en estos días que habéis estado ausentes cayó en
una enfermedad que podría ser seria, pero estamos viendo cómo
evoluciona, y creo que la bruja ha aprovechado eso para dar una pequeña señal
de aviso. Y bueno... ¿Habéis descubierto lo que andabais buscando?
-Quistis: Más o menos, hemos descubierto que pueden haber portales que nos
lleve a nuestro mundo en una cueva llamada Gizamaluke.
-Yitán: Gizamaluke, ¿Eh? Es una cueva que separa Burmecia de Lindblum... tengo
entendido que sí puede poseer poderes mágicos pero... ¿Hasta ese calibre?
-Zell: Vale la pena probar, ¿No?
-Yitán: Freija os acompañará, ella es de Burmecia, que está pasando la gruta.
¿Te parece bien Freija?
-Freija: Como vos ordenéis, sr. Yitán.
-Yitán: Esta mujer siempre igual, siempre tan formal, bueno, pues partid y que
tengáis suerte chavales. Os prepararé un barco volador también para poder
llegar con rapidez en cuanto terminéis aquí.
-Quistis: Muchas gracias, su majestad.
Ese fue nuestro nuevo plan, por lo tanto, ayudamos un poco a evacuar la
población y pusimos rumbo a la gruta de Gizamaluke.
CAPÍTULO 7
LA GRUTA DE LAS ILUSIONES PARTE 1: EL HOSPITAL DE LA
TORTURA
Así
que una gruta con poderes mágicos ¿Eh? No sabía qué encontraríamos allí, pero
no podíamos quedarnos más tiempo parados. Al día siguiente, después de
descansar en una habitación que nos otorgó el Rey, partimos hasta la gruta de
Gizamaluke, no estaba muy lejos... a unos kilómetros en línea recta. Cuando
llegamos, pudimos reconocer como que se respiraba un aire extraño.
-Rinoa:
¿Esto es?
-Irvine: Eso parece.
-Freija: La gruta de Gizamaluke... hace mucho que no pisaba estas tierras...
avancemos.
-Zell: Escuchad, ¿No huele algo raro?
-Irvine: Es normal que no huela a rosas, es una cueva antigua.
-Zell: No me refiero a eso...
-Rinoa: Ahora que lo dices... es verdad... ¿Eh? ¿Chicos?
No
preguntéis por qué, pero de repente me quedé sola en la cueva. Supuse que sería
un despiste y que entraron antes, así que entré sola, pero era todo muy raro...
-Rinoa:
(¿Dónde estoy ahora?)
-Hombre en la gruta: ¡Emergencia! ¡Hombre entre la vida y la muerte! ¡Atención
al personal, es de tratamiento urgente!
-Rinoa: ¿Qué pasa? Perdone señor, ¿Qué es esto?
-Hombre: ¿Que qué es esto? Esto es un hospital señorita, y estás estorbando en
nuestra labor, por favor, retírese.
-Rinoa: Perdone. (¿Un hospital...? ¿Y qué pasó con la gruta? ¡¿Dónde están los
demás?!)
-Médico en guardia: Buenas señorita, se le ve perdida. ¿Es la primera vez que
viene a este hospital o qué?
-Rinoa: (Bueno, al menos alguien agradable por aquí). Sí verá,
busco a mis amigos que se habrán perdido también. ¿De verdad esto es
un hospital?
-Médico en guardia: [Empieza a reírse a todo pulmón] sí que estás perdida
muchacha. Quédate si quieres pesada, y cuando te aclares me avisas.
-Rinoa: ¿Hacía falta ser tan grosero?
-Médico en guardia: Lo siento, puede quedarse aquí si quiere por hoy hasta que
se sitúe mejor. Este es el hospital de San Lucre. Tengo trabajo que hacer, ¡Qué
hace ahí parada, quítese!
Mucha
gente rara había por aquí, la pregunta es... ¿Cómo llegué? De repente, empecé a
sentirme mareada... hasta mis piernas flaquearon y caí al suelo desmayada.
Cuando desperté estaba en una habitación cerrada, como si fuera una cámara de
observación.
-Rinoa:
¿Cómo llegué aquí? (Qué dolor de cabeza...) ¡Oigan! ¿Hay alguien ahí?
-Alta voz: ¿Ya despertaste? Ahora mismo estás en el observatorio del
laboratorio, se ve que no eres de este mundo, así que te haremos pasar por unas
pruebas.
-Rinoa: ¿Cómo que pruebas? ¡Sacadme de aquí!
-Alta voz: Lo siento señorita, ¡Vosotros, preparad eso! Vamos a probar contigo
una sustancia nueva que hemos fabricado basada en eliminar, para que nos
entiendas, los elementos que hacen que retengas tus recuerdos.
-Rinoa: ¿Cómo?
-Alta voz: ¡Vamos, empecemos con el experimento!
Cuándo
empezó todo, una humareda entró por la habitación, no sentía nada, sino que
simplemente me tapaba toda la visión tanto humo.
-Rinoa:
(Tengo que salir de aquí, pero... ¿Cómo?)
Entre
toda la humareda que había, pude apreciar que había una especie de palanca y un
conducto de ventilación. Tras tirar de esa palanca, el conducto se abrió y pude
escapar por él. Cuando terminé de recorrerme todo el conducto, apestoso y lleno
de ratas por cierto, llegué a una oficina sin nadie en ella. Bajé hasta ella, y
cuando iba a investigar por los papeles para obtener más información del sitio,
entró un hombre que podía medir como 2 metros y con cara de enfadado. Por
suerte conseguí esconderme al lado de un mueble.
-Oficinista
enfadado: ¡Maldita sea, ahora tener que ponerme a estudiar los avances de una
chica! ¿No tienen en cuenta el que éste es mi día de descanso? A ver...
sustancia C3H4Fe añadida al cuerpo... tiempo de borrado... 7 días...
-Rinoa: (¿7 días? Tiene que haber un antídoto, si no...)
-Oficinista enfadado: ¡Manda narices que tenga que leer yo esto, no es mi
trabajo! Me voy a quejarme un rato. Incordio de trabajo.
-Rinoa: (Ahora, a ver...) ''Expediente nº 156 Rinoa Heartilly... lugar de
residencia: Deling... oficio: Líder de resistencia de Búhos del bosque y Seed
de Jardín de Balamb. El presente proyecto es realizado por orden de la bruja
Alexandra con objetivo de limpiado de memoria lento y eterno. A ver...
información del programa: En este programa, el usuario afectado imagina estar
en otro lugar del que está, sin embargo, si se produjeran los daños ocasionados
en el cuerpo y mente, se harían permanentes... ''¿Cómo salir?'' el único modo
de salir es encontrar el botón de fin de actividad, que se encuentra en
posesión del Dr. Cristopher. ''Si has encontrado esto, he de decirte que esta
es tu primera prueba, suerte, la necesitarás. '' Genial, ¿Y ahora qué?
[De repente suena una alarma.]
-Altavoces:
¡Alerta, expediente nº 156 a la fuga! ¡Todo el equipo médico de batalla
prepárense para actuar! Repito... ¡Alerta, expediente nº 156 a la fuga! ¡Todo
el equipo médico de batalla prepárense para actuar!
-Rinoa: (Mucho han tardado en darse cuenta) Tengo que hacer algo... ¿Quién?
De la nada, aparece un enfermero hablando a distancia por un transmisor.
-Enfermero de guardia: ¡Que ya te he dicho que no! Sé que está bien que nos
casemos, ¿Pero tan pronto? Sé que te lo prometí... pero cuando no se puede, no
se puede... ¡Pero no me grites! ¡Oye, eh! ¿Angélica? Me ha colgado... qué tía.
-Rinoa: Perdone señor.
-Enfermero de guardia: ¿Y qué quieres tú ahora? ¡Eres tú!
Le
metí dos sopapos que le dejé nockeado y me llevé el traje, al menos hasta que
encuentre a Cristopher. Subí por unas escaleras que subían hasta la segunda
planta, en esta planta no había nadie. En la segunda planta estaban casi todos
los enfermeros... recuerdo que estaba muy nerviosa ya que el que me
descubrieran allí con todos, supondría mi fin. Pero no pasó nada, puse mi voz
de hombre duro, que medianamente aprendí imitando a Squall para enfadarlo.
Después de un largo rato deambulando por el laboratorio, una mano desconocida
me cogió, y me tiró hacia una esquina.
-Persona
desconocida: ¿A qué juegas, eh?
-Rinoa: (¿Cómo me habrá descubierto?) ¿Cómo que a qué juego? No entiendo lo que
dice.
-Persona desconocida: ¿Qué haces con esas pintas? Quítate eso y muéstrate cómo
eres realmente.
-Rinoa: Esto... creo que se ha equivocado de persona.
-Persona desconocida: No... habrás engañado a los demás pero a mí no...
-Rinoa: (Maldita sea, pues sí que me tiene cogida...) ¿Y si tan listo eres...
quién dices que soy?
-Persona desconocida: No sé tu nombre, pero sé que eres la mujer que ha sido
secuestrada. ¿Sabes qué es este lugar?
-Rinoa: Espera... ¿No eres enemigo?
-Persona desconocida: Qué va... siento haberte asustado así. Soy Roman,
científico radioactivo y fui creado principalmente por error.
-Rinoa: ¿Qué quiere decir todo esto?
-Roman: Que quiero ayudarte a salir de aquí.
-Rinoa: ¿Por qué?
-Roman: Bueno... digamos que este mundo no es muy cómodo que se diga... aparte
fui creado por error.
-Rinoa: ¿En serio?
-Roman: Que sí... verás, para que te lo creas, toma.
-Rinoa: ¿Una llave?
-Roman: Es la llave del cuarto de Cristopher... ser un error mágico tiene sus
ventajas. Te acompañaré durante toda tu estancia aquí, así que sigue
disimulando como has estado haciendo ahora.
Y
así fue, me guio por todo el laboratorio hasta la habitación de Cristopher.
Cuando entré no había nadie... o al menos eso creía.
-Rinoa: (Qué
raro...) ¿No hay nadie aquí? ¡Cristopher!
-Roman: ¿No está? Es extraño... siempre está aquí...
Entonces,
la puerta se rompió y salió volando. Asustada, miré hacia ella y pensé que me
iba a encontrar con Cristopher, pero no fue así, ''En parte''. En cambio,
apareció un monstruo que podría medir 2 metros y medio de alto. ¡Era una rata
gigante!
-Rinoa: ¿De
dónde ha salido este bicho?
-Román: Había oído que hacían experimentos con ratas, pero no pensaba que las
enloquecerían y las volviera de ese tamaño.
-Cristopher: Buenos días señorita Rinoa Heartilly. ¿Puedo saber qué hace en mi
habitación? Menos mal que mandé al perro a buscarte.
-Rinoa: (¿Al perro?) ¡Deja que vuelva de una vez a mi mundo!
-Cristopher: ¿Estarás de broma, no? Mira, hagamos un trato. Si consigues
derrotar a mi mascota... a ver... ¡Ah, ya lo tengo! Te obsequiaré con el mando
que une este mundo con el tuyo.
La
rata era bastante resistente, con muchos dardos que le lanzaba sólo lo
arañaban, no sé de qué tendría el cuerpo, pero no era normal. Si al menos,
todavía hubiera seguido siendo bruja, no me habría resultado tan complicada
esta batalla. Al ver que me costaba mucho, Roman intervino para ayudarme. Era
sorprendente lo que era capaz de hacer con sólo dos tubos de ensayos y unas
sustancias muy raras de color violetas... creó un ácido que desintegró casi por
completo a la rata, lo vi y me quedé atónita.
-Rinoa:
Roman, ¿Qué has...?
-Roman: He mezclado agua 3 moléculas de oxígeno y azufre para lanzarle
chorreones de ácido sulfúrico que le ha quemado toda la piel.
-Rinoa: No sé si he entendido algo pero... hemos ganado, ¿No? ¡Dame ahora mismo
ese mando!
-Cristopher: Lo siento, pero digamos... que las normas están para romperlas,
¿No te parece?
Cristopher
salió corriendo y nosotros fuimos detrás de él. En una de las puertas abiertas,
Roman le pulsó un botón de un mando que tenía preparado. Aún no entiendo
muy bien al tal Roman, pero resultó ser muy útil a fin de cuentas. Con ese
botón consiguió bloquear la salida de la zona en dónde estábamos y así poder
alcanzarle. Con mi ''Luna llena'' le pegué contra la pared y conseguí
arrebatarle el mando.
-Rinoa:
Bueno, gracias señor Crisopher.
-Cristopher: ¡Bájame de aquí! ¡Oye traidor! ¿Cómo has hecho esto?
-Roman: Soy un científico que ha estado deseoso de salir de esta cárcel desde
que nació, me conozco este hospital como la palma de mi mano y puedo
manipularla a mi antojo, pero no puedo salir. Aunque ciertamente, sólo les puse
unos infrarrojos a la puerta para que se cerrara.
-Cristopher: Maldita creación defectuosa. ¡Bájame de aquí!
-Rinoa: Bueno... ahora pulso aquí y... espera... Roman, muchas gracias por
todo, ¿Tú también saldrás?
-Roman: Aún no te has dado cuenta, chica. Este mundo, no es real, es sólo un
mundo informático, en el que ni Cristopher existe, ni yo existo, ni ahora mismo
tú existes, no... Hasta que no pulses el botón. Así que nunca podré salir de
aquí.
-Rinoa: Lo siento mucho, si alguna vez consigues salir de aquí tenemos que
vernos de nuevo. ¿Vale?
-Roman: Hecho.
-Rinoa: ¡Adiós!
-Roman: ¡Adiós!
Pulsé
el botón y volví al mundo en el que me hallaba, sin embargo, no había nadie,
sólo yo. ¿Qué les habría pasado a los demás? Pensé que moverme no valía la
pena, así que decidí esperar unos minutos a que alguno volviera sano y salvo.
CAPÍTULO 8
LA GRUTA DE LAS ILUSIONES PARTE 2: LA SELVA
PREHISTÓRICA
Al
igual que me pasó a mí, Irvine se quedó sólo también, con la diferencia, de que
salió por la puerta y sólo veía vegetación por todos sitios.
-Irvine:
¿Hola? ¡Chicos! ¡Rinoa, Zell, Quistis... Rinoa! ¿Por qué hay tantas plantas?
Antes no estaba así, ¿Qué?
Misteriosamente,
dos T-Rex luchan el uno con el otro.
-Irvine:
¡Por la piel de Satanás! ¿Esto estaba aquí antes? No importa, lo importante es
reunirme con los demás, pero... ¿Por dónde empiezo? ¿Eh... Pero qué mira ese
bicho? ¿Pero si tiene cara de viejo?
Era
otro dinosaurio, con cara un poco humana mezclado entre humano y pico de pato,
creo que se llamaba Hadrosaurio. Corrió detrás de Irvine hasta que consiguió
meterse en una cueva para refugiarse.
-Irvine: Puf
viejo, menos mal que se fue, ¿Y ahora qué hago?
-Voz desconocida: ¿Huja futula? [¿Qué haces aquí?].
-Irvine: ¿Eh? ¿Y tú eres?
-Voz desconocida: ¿Hujua uha? [¿Quién eres intruso?].
-Irvine: Lo siento viejo, no entiendo un pimiento, bueno, soy Irvine Kinneas,
¿Y tú eres?
-Indígena: AAAhh!!! Ua!!! ¿¿Ahu...ha?? [¡Vaya! ¡Impresionante! ¿Y ese...
objeto?].
-Otro indígena: ¡Uhuhaaa! ¡Uhuhaaa! [¡Es él, es él!].
-Indígena: ¿Uhuhaa? ¡Uhuhaa! [¿Es él...? ¡Es él!].
-Irvine: ¿Qué os pasa tíos? [¿Por qué se habrán vuelto así de locos?].
-Indígena: ¡Uhu! [¡Sígueme!].
El indígena cogió a Irvine de la mano y se
lo llevó hasta dentro de la cueva. Irvine sería para verlo, ojalá le hubiera
visto la cara, extrañada del comportamiento de aquellas personas. Entonces, le
enseñaron un dibujo hecho con sangre en las paredes de la cueva sobre un hombre
con sombrero matando a un monstruo de enormes dimensiones parecido a un dragón.
-Irvine: ¿Y
esto...? ¿Pensáis qué ese soy yo? (¿Pero de qué van estos tíos?).
-Indígena: ¡Haaaaaaa! ¡Haaaa! [¡Dios de fuego! ¡Dios de fuego!].
-Irvine: ¿Ha? ¿Por qué se arrodillan?
Tras
mirar la pared durante un largo rato, Irvine se acabó dando cuenta de lo que
pasaba al ver a todos los indígenas inclinándose sobre él.
-Irvine:
Espera... no, no, no, ¿Pensáis que he venido a enfrentarme a ese bicho?
-Indígena: ¡Haaaaa Uhoha! [¡Dios de fuego matar!]
-Indígena inteligente: Mi compañero quiere decir que eres el Dios del fuego y
que ha venido para traer la salvación a su pueblo.
-Irvine: Anda, que bien, uno que habla mi idioma. ¿Cómo que soy el Dios del
Fuego? No entiendo ni jota, macho.
-Indígena inteligente: Primero me presentaré, me llamo Fointrass. Y soy
prácticamente tu guía por este mundo.
-Irvine: ¿Este mundo? Entiendo... ¿Quieres decir que no estoy en el mundo real
verdad?
-Fointrass: No, este mundo está muy lejos del real, por no decir que es una
ilusión en la que, para salir, deberás derribar a ese bicharraco que ves ahí.
-Irvine: ¿En serio? ¿Y cómo acabo con esa bestia?
-Fointrass: Bueno... los indígenas que hay en esta cueva te ayudarán.
-Irvine: ¿Los indígenas? Pero si sólo hay 3 o como mucho 4.
-Fointrass: Espera... ¡Hahuhuha, hahuhu! [¡No os escondáis, no es peligroso!].
Entonces
empezaron a salir indígenas por todas las esquinas de la cueva.
-Irvine: Ahí
va viejo, es verdad que hay gente aquí, ¿Y dónde puedo encontrar a ese bicho?
-Fointrass: En una montaña, algo al norte de aquí, no está muy lejos.
-Irvine: Muy bien... pues... ¡Manos a la obra! (En los marrones que me meto yo
sólo).
Irvine
fue en búsqueda del monstruo junto con un compañero para no perderse y Fointrass.
Sin embargo, en un momento de despiste, pierde de vista a su compañero. Veinte
minutos después.
-Irvine:
¡Eh! ¿Dónde estás, tío?
-Fointrass: Qué raro... ¿Por qué se habrá ido él sólo?
-Irvine: ¿Y a mí que me cuentas, viejo? ¡Llámalo! ¡Qué nos perdemos!
-Fointrass: Tranquilo que yo te hago de guía, el problema es que nos
encontremos con...
Se
escuchan como pisadas desde todos sitios y aparecen unos dinosaurios por el
bosque.
-Irvine: Ahí
va, mira, tío, tenemos visita... ¿Qué son?
-Fointrass: Son veloptus... unos animales muy rápidos y de unas muy peligrosas
garras.
-Irvine: Ya entiendo, ¿Algún plan?
-Fointrass: No esperaba que nos encontráramos a veloptus por aquí...
-Irvine: Y nuestro amigo tampoco, igual si...
Mediante
las enseñanzas aprendidas en el jardín de Balamb aprendió un poco de magia
negra y fue capaz de provocar un incendio lo bastante impactante como para que
los veloptus salieran de allí corriendo. Entonces siguieron su curso, sin
embargo cayó en otra trampa, digamos que todo iba demasiado bonito para ser
cierto ¿Verdad? En la trampa Irvine cayó en un agujero que había en el suelo,
este Irvine salía de una cueva para meterse en otra. Calló inconsciente del
golpe hasta que despertó.
-Irvine:
¡Holaaa! ¡Fointrass! Diablos... ¿De cuán alto he caído? Bueno... tampoco puedo
hacerle nada ¿No? Habrá que ver si hay alguna salida. ¿Eh? ¡Por las barbas
de...! ¿Qué es eso?
Como
de la nada una piedra cae rodando hacia Irvine y él, como es natural, empieza a
correr como alma llama al diablo, sorprendentemente se pudo meter en el
saliente de una pared y consiguió librarse de la piedra. Entonces, cuando la
piedra deja de caer, Irvine nota que toda la cueva sigue temblando, pero esta
vez, era como si algo estuviera pisando bien fuerte el suelo, algo realmente
grande.
-Irvine:
¡Por la piel de Satanás! ¡Si eres tú! Parece que me he quedado sólo, ¿No? Muy
bien, pues a por todas y antes me reuniré con los demás.
Apareció
un Gran Dragón frente a Irvine. Empezó a dispararle sin parar y esquivando
algunas llamaradas que le lanzaba, pero las balas le hacía poco daño al
monstruo. Entonces, se escabulló en una piedra de bastantes dimensiones para
reflexionar en cómo acabar con él, ya que ni unas balas antitanques podía pasar
la coraza que llevaba el dragón.
-Irvine:
Maldita sea, ¿Y qué hago ahora? Me pondré algunas balas negras a ver si consigo
algo.
No
os voy a mentir, algo hizo, observó que el dragón se empezaba a mover bastante
más despacio después de recibir esas balas, pero igualmente no parecía
debilitarse lo más mínimo. Sin embargo, huyendo del dragón encontró un líquido
que parecía engendrar gran fuerza.
-Irvine: ¿Y
esto? Me suena bastante, ¿Energías puras se llamaban? ¿Qué pasará sí?
Irvine
introdujo aquel líquido extraño en cada una de las balas de su rifle, mientras
lo iba cargando, y sorprendentemente, al disparar, surgió un gran destello
luminoso que cuando impactó al dragón, misteriosamente, lo hizo desaparecer
completamente. Tras hacerlo desaparecer, apareció Fointrass como quien no
quiere la cosa.
-Fointrass:
Vaya, enhorabuena Seed.
-Irvine: ¿Cómo sabes que soy Seed? ¿Y dónde estabas, eh?
-Fointrass: Como te dije al principio de conocernos, este mundo no es real, por
lo tanto es fabricado, ficticio, inventado. Yo soy otra invención de Alexandra.
-Irvine: De modo que Alexandra tenía que ver con todo esto ¿Eh?... Y bueno, ya
derroté al malvado dragón, ¿Cómo salgo de aquí ahora?
-Fointrass: Bueno, para ello, ahora deberás responderme a una sencilla
pregunta.
-Irvine: ¿En serio? ¿Después de todo este lío? ¿Y de qué se trata?
-Fointrass: Bueno, la pregunta es: ¿Por qué deberían existir los Seeds?
-Irvine: Está claro... los Seeds deben existir porque...
-Fointrass: Te recomiendo que te pienses bien la respuesta, si fallas, nunca
más podrás volver.
-Irvine: ¿Cómo? (Haber, Irvine... piensa bien... ¿Por qué deberían existir los
Seeds? Bueno, los Seeds existen para destruir a las brujas, las brujas con
visión del mal, son un peligro para la humanidad. Su objetivo es el de destruir
el mundo tal y como lo conocemos, como fue el caso de Artemisa, que sólo
planeaba el tiempo comprimido como última cosa...) Bueno... mi respuesta es...
que los Seeds no sólo se encargan de proteger el jardín de Balamb y a todos sus
ciudadanos y estudiantes, sino a todo el mundo entero. Las brujas que sólo
tienen visión del mal en dónde quieras que mires, nunca deberían existir ya que
sólo podrían provocar el caos de una peor forma que ni Satanás podría provocar
y nosotros, nos encargamos de lidiar con ese mal y daremos nuestra vida por
ello.
-Fointrass: ¿Esa es tu respuesta?
-Irvine: Sí.
-Fointras: Muy bien... mi conclusión hacia tu respuesta es, que realmente sois
necesarios, aunque yo fuera inventado y creado por Alexandra, antes era humano,
pero ella fue la que acabó con mi vida. Por ello, deseo con todas mis fuerzas
que alguien la aniquile, y creo que usted, señor Irvine, es el más indicado por
la furia y decisión de sus palabras.
[De repente se abre una puerta].
-Fointrass:
Atraviesa esa puerta y podrá volver a su mundo. Pondré toda mi confianza en ti,
Irvine. Si llevas esa decisión tan agarrada en ti, estoy seguro de que
conseguirás tu objetivo.
-Irvine: Muchas gracias Fointrass, te prometo que Alexandra dejará de existir
en cuanto menos te lo esperes.
-Fointrass: Cuento con ello, ¡Hasta luego dios del fuego!
CAPÍTULO 9
LA GRUTA DE LAS ILUSIONES PARTE 3: LA CUEVA DEL TERROR
-Quistis:
¿Hola? ¿Dónde estáis chicos? ¿Me oís? (Parece que no hay nadie... ¿Qué ha
pasado aquí... las habitaciones han cambiado.)
Sin
saber en qué dirección, Quistis notó como una mano la rozaba el pelo... Por un
momento, se relajó, hasta que apreció que no había nadie. Entonces un pequeño
escalofrío empezó a asomarse en sus adentros... ¿Qué pasaría en su ilusión que
pudiera hacer temblar a Quistis?
-Quistis:
¿Quién ha sido?
Entonces,
una risa, como de niña picarona, resuenan por cada una de las paredes de la
cueva.
-Quistis:
¿De dónde viene esa risa? De allí me pareció escucharla.
-Voz de niña: [En susurro] No entres ahí.
-Quistis: ¿Quién eres? ¿Hola?
-Voz de niña: [En susurro] No entres ahí.
-Quistis: Parece que sí que viene de esta puerta...
Acabó
entrando en la puerta.
-Voz de niña: [Cantando] Si enfrentas al mal, él te arrastrará. Si dudas al
andar...
-Quistis: ¿Quién canta eso? ¿Y este cofre? (¿Una carta y una llave?) tu alma
perderás. ¿Pero a qué lunático se le ocurre esto?
Entonces,
se cierra la puerta de forma que es imposible abrirla, por suerte Quistis no
tiende a asustarse fácilmente, si yo estuviera allí, estaría muerta de miedo...
nunca me han gustado los fenómenos paranormales.
-Quistis: El
que no haya nadie aquí, debe de significar algo... pero... ¿El qué? (Si
enfrentas al mal, él te arrastrará...) ¿Será algún acertijo o algo?
Detrás
de la carta venía un número, el 8. Tras ello, por la espalda de Quistis,
apareció un monstruo medio araña y medio humano.
Tras
deshacerse del monstruo, la puerta se abrió... Una de las cosas que más le
extrañó fue la forma de aquel monstruo, por su apariencia humana... ¿Quién
sería? Al salir de la habitación apreció que en las paredes había algunos
cuadros... cuadros de una familia bastante felices.
-Quistis: ¿Y
esto? Antes no estaba, ¿O sólo me lo parece? ¿Quiénes serán? Esto no me da muy
buena espina... ¿Y la puerta de entrada? (No hay más remedio, ¿Verdad?)
Quistis
continuó hacia el frente del pasillo de la casa... En algunas habitación podría
apreciarse algún ruido de objetos cayendo o de voces de lamento, menos en una
que...
-Hombre
dolorido: ¡Agh! ¿Cuánto tiempo le queda a esto?
-Quistis: ¿Y esos quejidos?
-Torturador: Eres el único que queda de tu estúpida familia, acepta tu destino
como un hombre.
-Quistis: (He de ayudarle...) ¡Eh! ¿Qué haces?
-Torturador: ¿Quién eres tú?
-Hombre dolorido: ¿Quistis?
-Quistis: ¿Me conoces?
-Torturador: En verdad no importa quién seas, vas a morir aquí junto a todos
los espíritus de esta casa y a este estafador.
Entonces
la puerta se volvió a cerrar y empezaron a aparecer espíritus de todas partes.
-Quistis:
¿Por qué así de repente?
-Torturador: Empieza la tortura chiquilla.
La
manada de espíritus arremetió contra Quistis, en su cabeza sólo aparecía el
pensamiento de intentar huir hacia algún sitio donde pudiera pensar en qué
hacer, sin embargo, en una habitación llena de fantasmas no hay muchos sitios a
dónde correr...
-Quistis:
¿Qué puedo hacer ahora?
-Hombre dolorido: ¡Libérate!
-Quistis: ¿Qué?
-Hombre dolorido: ¡Para que desaparezcan libérate de tus pesares y miedos!
-Torturador: ¡Calla para siempre!
[El torturador mata al hombre dolorido].
-Quistis:
¿Que me deshaga de mis males?
Entonces
uno de los espíritus chocó con ella y entró dentro de Quistis. Después de eso
cayó desmayada al suelo. Tras ''despertar'' o en el sueño, no sabría bien como
definirlo, Quistis se hallaba en un cementerio lleno de lápidas.
-Quistis:
¿Cómo he llegado aquí? Lo que está claro es que no es la misma habitación. ¿Y
estas lápidas? ¡Dios mio! ''Quistis Trepe''... ¿Mi lápida? Y tiene una
inscripción ''Si usted pasar queréis, sus miedos superar debéis''. ¿Será esto a
lo que se referiría ese pobre hombre?
Quistis
tocó la lápida y una imagen apareció delante de ella. ¿Qué apareció? Nada más y
nada menos que Quistis atada mientras un ser extraño se dedicaba a
despedazarla. Por muy vomitivo que pareciese tuvo que verlo entero...
-Quistis:
¿Pero qué broma es esta? (Será ésta la pesadilla que hay en mi interior?) ¿O
quizás debo derrotar a ese tipo?
Tras
terminar la ilusión, Quistis aprecia que un ser se aproxima desde la lejanía.
-Quistis:
¿Quién anda ahí?
Entonces
apareció el mismo ser del vídeo, con un hacha en una mano y unas cuerdas en la
otra. Quistis miraba hacia todos sitios buscando un lugar en dónde esconderse y
consiguió esconderse en una de las lápidas un poco alejadas del campo de visión
de aquel ser. Sin embargo, aquel monstruo seguía dirigiéndose hacia dónde ella
estaba. Sin salida y a la desesperada, Quistis cogió una piedra y la
tiró unas cuantas lápidas a su izquierda, con la esperanza de que se
fuera al oírlas. Afortunadamente, de algún modo, funcionó e hizo que el
monstruo se desviara de su rumbo y yendo hacia el lado contrario, consiguió
escabullirse de él. Sin embargo, sabía por la descripción de aquella lápida que
debía hacerle frente cómo sea para poder salir, pero... ¿Qué le podría quedar
si ya había visto su supuesto futuro?
-Quistis: (A
ver... piensa Quistis... ¿Cómo puedo acabar con ese ser?) Esto es un
cementerio, así que... ¿Con magias de resurrección podría morir? Podría ser una
solución, pero necesito otro plan. Si usted pasar queréis, sus miedos superar
debéis... ¿Podría ser que la solución no fuera acabar con ese ser?
-Hombre muerto: No vas por mal camino Quistis.
-Quistis: (¿Qué? ¿Quién ha dicho eso?) ¡Tú!
-Hombre muerto: ¿Te sorprende verme?
-Quistis: Eres el hombre de la habitación que fue asesinado, ¿Verdad?
-Hombre muerto: Exacto, me sorprende que con el terror que presentaba tus ojos
te acordaras de mí.
-Quistis: Cómo para no acordarme, por mi tardanza y cobardía fuiste...
-Hombre muerto: Olvídalo, ¿Quieres? Tienes asuntos más importantes que tratar,
¿No crees?
-Quistis: ¿Tú sabes cómo salir de aquí?
-Hombre muerto: Puede que sí o puede que no...
-Quistis: No le entiendo señor...
-Hombre muerto: Dies. Me llamo Dies. Y quiero decir, que puede que la sepa pero
no te la daré así porque así, la solución a este dilema debes encontrarla tú
misma. Pero te daré una pista, huir es de cobardes y nunca has de temerle a la
muerte.
-Quistis: Quieres decir que deje de esconderme ¿Verdad?
-Dies: Correcto, y en el mayor de los aprietos nunca supliques ni intentes
huir, o de lo contrario lo que más puedas temer, ocurrirá.
-Quistis: Está bien... ¿Seguro que funcionará?
-Dies: El perder el miedo equivale a confiar en ti misma en todo momento.
-Quistis: Bien, ¡Gracias!
-Dies: ¡Suerte! (Espero que haya captado el mensaje).
¿Habrá
entendido lo que Dies quería decirle? Involuntariamente, Quistis fue corriendo
hacia aquel monstruo y se entabló en una pelea con él. Primero pensó en su
primera idea, la lanzó un hechizo de lázaro, pero seguía en movimiento, podría
decirse que no le hizo absolutamente nada. Después, probó con la lucha cuerpo a
cuerpo. Con su látigo, consiguió arrebatarle el hacha al monstruo, sin embargo
el hacha no era la peor arma que tenía, aunque pareciera difícil imaginarlo, el
monstruo era más mortal con las cuerdas que llevaba que con la misma hacha,
incluso tenía más habilidad que Quistis. Podríamos decir que lo intentó con
todas sus fuerzas, pero no hubo éxito. Finalmente cayó.
-Quistis: [Exausta]
¿Qué más puedo hacer? Ante todo no puedo huir de la prueba, además, rendirse es
inútil, ¿Así voy a acabar? ¡Ah!
Y
Quistis recibe otro latigazo, el cual la tumba al suelo. A medida que más
entraba en pánico Quistis, más fuerte se volvía el monstruo.
-Quistis: Ya
no puedo hacer nada... ¿No? Así que este es mi fin ¿No? Si es así, no hay más
que hablar... Ven a mí, ¿Qué otra cosa puedo decir? No le tengo miedo ni a ti
ni al destino al que quieres llevarme. Adelante... ¡Aquí estoy!
Entonces,
sin saber por qué razón, el monstruo se paró repentinamente, como si aquello
que lo moviera hubiera dejado de controlarlo. Acto seguido, la lápida de
Quistis volvió a brillar. Gateando como podía, se acerca a la lápida y la toca
otra vez. Ahora aparece una foto con un número, ''15''. ¿Qué significarán?
Después de aquello, Quistis regresó a la habitación donde Dies murió y curada
por completo como si nada hubiera pasado y prosiguió su camino por aquella casa
atenta a cualquier cosa que pudiera pasar. De pronto, volvió a escuchar como a
una niña riéndose... Tras oír la risa, se abalanzó corriendo hacia dónde había
oído aquel sonido. Cuando llegó al salón al fin, encontró a la niña. Entonces,
los libros de las estanterías empezaron a volar arremetiéndose contra ella.
Algunos consiguió evitar y después la niña se levantó y empezó a caminar hacia
ella y a medida que se acercaba, Quistis se iba desvaneciendo.
-Quistis:
¿Por qué estoy...? Por el momento sólo puedo alejarme de ella...
¿Bastaría
sólo con eso? No, aquella niña era más rápida que ella y la huida era
imposible, sin embargo siguió corriendo hasta una habitación llena de juguetes
y un espejo, aunque el espejo no parecía ser muy normal que digamos ya que
reflejaba todo lo que se podía ver y lo que no y tras verse en él, salían
reflejados varios espíritus más sin contar a la niña. Podrían ser cómo 22 niños
más.
-Quistis:
¿Por qué se ven tantos niños? Fuera del espejo no se ve ninguno. ¿22? ¿Podría
ser como uno de los dígitos anteriores? ¡Oh no, ya está aquí!
Entonces
el espejo se rompe en mil añicos y no le queda a Quistis más que seguir
corriendo antes de que la niña le alcanzara y desapareciera. Mientras corría
volvió al principio de la casa, en el cual había un cuadro de una familia
feliz. Ellos eran Dies y dos niñas y al lado un letrero que decía orfanato
Glabos, 12 de Junio de 1756. Con cinco ranuras para introducir números.
-Quistis: ¿Y
esto?
-Niña: ¡No toques nada!
-Quistis: ¡¿Qué es esto?!
-Niña: ¡Te he dicho que no lo toques!
Y
la niña empezó a correr con todas sus fuerzas hacia Quistis. Quistis introdujo
los dígitos que había adquirido en cada una de las experiencias vividas en la
casa, contando al número de niños como un dato. Al ver que no funcionaba y que
la niña se aproximaba más, se le ocurrió contar a la niña como otro espíritu,
los cuales hacían 23. Tras introducirlo y quedarle solo parte de la cara por
desaparecer, el cuadro se rompió y un gran destello iluminó toda la casa. Tras
ello, Quistis volvió por fin al mundo en el que estaba.
CAPÍTULO 10
LA GRUTA DE LAS ILUSIONES PARTE 4: LA MANSIÓN SAGRADA
DEL EMPERADOR RONALDO
-Zell: ¿Y
esto? ¿Por qué me encuentro sólo ahora mismo? Jo tío, esto me huele fatal...
esto... ¿Quién dijo miedo?
Os
comento como era el lugar esta vez. Supuestamente, se trataba de una cueva con
varios pasadizos por los que pasar. A medida que iba cogiendo por pasadizos sin
orientación, consiguió llegar a un lugar muy extraño... Allí se encontraba una
mujer mayor sentada en un sofá leyendo una revista Timber Maniacs.
-Mujer
mayor: ¡Quién anda ahí!
-Zell: ¡Hola! ¿Hay alguien?
-Mujer mayor: ¡Sí, yo! ¿Es que estás ciego o qué?
-Zell: Uy, lo siento señora, ¿Qué es esto?
-Mujer mayor: ¿Señora? ¡No soy tan mayor! Los jóvenes de hoy en día no respetan
nada. ¡Qué se te quede en la mollera! ¡Sólo tengo 135 años!
-Zell: ¿Sólo? Bueno... ¿Dónde estamos?
-Mujer: Ésta es mi casa, puedes quedarte el tiempo que quieras, pero tienes que
llevar unas leyes.
Entonces,
la mujer se levanta y se acerca a Zell. Cuando está delante suya, le asesta un
garrotazo en la cabeza.
-Mujer:
¡Regla nº 1! Nunca se saldrá de aquí.
-Zell: ¿A qué ha venido el palo?
Otro
garrotazo [Uno por ley].
-Mujer:
¡Regla nº 2! ¡El sillón sólo puedo usarlo yo! ¿Entendido?
-Zell: Entendido, entendido.
El
tercero lo intenta pero Zell, cansado, lo para.
-Zell:
Bueno, ya está bien con el palo ¿No?
-Mujer: ¡Mal educado! Está bien. Regla nº 3. Nadie, pero exclusivamente nadie,
puede pasar por ahí. Está totalmente prohibido.
-Zell: ¿Por alguna razón en especial?
-Mujer: No voy a contarte nada más del asunto. Cómo entres ahí, sólo puedo
decirte que lo lamentarás.
-Zell: Está bien, está bien. (Que mal rollo... la respuesta para salir de aquí
debe de estar en esa sala).
Zell
decidió quedarse durante un tiempo con aquella mujer, hasta encontrar una forma
de salir de allí y volver. En un momento de tranquilidad sin vigilancia, entró
en el lugar prohibido y se quedó estupefacto.
-Zell: ¿Qué
es esto? ¡Con razón no quería que entrara!
El
lugar era impresionante, el suelo y las paredes eran de cristal. También se
podía apreciar un sable colgado en la pared.
-Zell: ¿Y
ese sable? En serio tío, esto no es muy normal.
-Caballero: El sable de los caídos, abdelbarán. El sable que arranca las almas
de sus víctimas.
-Zell: Ya veo, y... ¿Y qué es esto?
-Caballero: Bienvenido a mi mansión. ¿Podría decirme quién es usted y por qué
ha usurpado mi territorio?
-Zell: Soy Zell Dincht y bueno... buscaba una salida y me encontré con esto.
-Caballero: Yo soy Cristian, el hijo del emperador Ronaldo, hace siglos que
nadie viene por aquí.
-Zell: ¿Siglos? ¿Pero cuántos años tienes?
-Cristian: [Se ríe] Yo tengo 170 años, amigo.
-Zell: ¿En serio? (¿Pero dónde me he metido?) Esto, ¿Conoce algún lugar dónde
haya poderes mágicos?
-Cristian: ¿Poderes mágicos?
De
repente se abre una puerta de la cual no se había percatado Zell de que estaba
y sale un hombre histérico.
-Caballero
histérico: ¡Señor, estamos en apuros!
-Cristian: Explíquese caballero.
-Caballero histérico: ¡Son los soldados del imperio Ganza! ¡Nos atacan!
-Zell: ¿Que os atacan?
-Cristian: El imperio Ganza... Está gobernado por el emperador Ganza, el
enemigo de por vida de mi padre.
-Zell: ¿Y es muy fuerte?
-Caballero histérico: Se dice que derrotó a más de 200 hombres él sólo.
-Zell: Increíble... ¿Y cómo pensáis hacerlo?
-Cristian: Tendremos que ir a ver a mi padre...
-Zell: Os ayudaré.
-Cristian: ¿Pero sabéis pelear?
-Zell: ¡Por supuesto! Soy un as con los puños.
-Cristian: Muy bien, entonces vendréis conmigo. ¡Vamos!
Tras
la puerta, se escondía un pasadizo enorme y lleno de criaturas encerradas en
jaulas. Entonces, entraron en la habitación del emperador. La habitación era
casi igual que aquella de cristal.
-Cristian:
Hemos vuelto padre.
-Ronaldo: Bienvenido, Cristian, ¿Y quién es vuestro invitado?
-Zell: Dincht, Zell Dincht señor emperador.
-Ronaldo: Bienvenido a mis aposentos, ¿Qué te trae por aquí?
-Cristian: Dice que nos quiere ayudar en la batalla contra Ganza.
-Ronaldo: Bueno, toda la ayuda que podamos recibir será bienvenida. ¿Sabe
manejarse con la espada Zell?
-Zell: De espadas no tengo idea, pero no me hacen falta, con mis puños me
manejo, su majestad.
-Ronaldo: ¿Con los puños? [Se ríe de Zell como si no supiera de qué habla] No
me hagas reír. Allí los soldados irán con lanzas, espadas y hasta flechas.
¿Cómo planeas luchar cuerpo a cuerpo?
-Zell: Ya me buscaré las mañas. Pero si vamos a hacerlo cuanto antes mejor.
-Cristian: Padre, ¿Hay algún plan en mente?
-Ronaldo: Más o menos, nos acaban de declarar la guerra para el anochecer. No
sabemos de cuántos soldados dispondrán, pero el imperio de Ganza es muy grande,
el doble por lo menos que el nuestro. Pero tengo un plan pensado para abatirlo.
-Zell: ¿Y ese plan es?
-Ronaldo: Podemos usar a aquella máquina, o al menos intentarlo.
-Cristian: Pero no ha sido usada nunca... No creo que funcione.
-Ronaldo: Dicen que, en situaciones desesperadas es cuando los milagros ocurren
¿No?
-Zell: ¿Qué es una máquina? ¡No se preocupen, soy un manitas con las máquinas!
No se me resisten ninguna.
-Cristian: (Por vuestra cara no sabría que pensar) Pero es muy antigua, ¿Estáis
seguro de que podréis hacerla funcionar?
-Zell: Sólo déjenme echarle un vistazo.
-Ronaldo: Muy bien, por aquí, sr Zell.
Cuando
llegaron a la habitación secreta en dónde estaba encerrado aquella máquina,
Zell se puso a observar toda la maquinaria que había allí, se empezó a tragar
la lengua un poco.
-Zell:
(Esto... ¿Esto qué es? ¡No tengo ni idea de nada macho!)
-Ronaldo: Esta es la máquina que queremos que funcione.
-Zell: A ver... No sé por qué, pero todo esto me parece muy raro... me resulta
familiar. ¿Te conozco de algo?
-Ronaldo: ¿Zell? (¿Le está hablando a una máquina?)
[De repente, la máquina empieza a funcionar,
y habló a Zell telepáticamente].
-Máquina:
¡Eres tú!
-Zell: ¿Quién yo?
-Máquina: Sí, tú eres uno de los Seeds que renegaron de mí, ¿Me equivoco?
-Zell: ¿Cómo? ¿Cómo conoces a los Seeds? ¿Y cómo que renegamos de ti?
-Máquina: ¡Soy el G.F Alejandro! Os ayudé en vuestro viaje y vuestra lucha con
Artemisa... ¿Seguro que el problema de vuestra memoria éramos nosotros?
-Zell: (Ups... vaya, no recordaba a éste) Siento mucho lo ocurrido
anteriormente.
-Alejandro: Después de nuestra separación, todos nosotros nos vimos capturados
y traídos hasta aquí... No sé cómo ni con qué fin.
-Zell: ¿De verdad? Lamento que hayáis pasado por eso... pero tienes que
comprendernos, las normas impuestas son las normas.
-Alejandro: A cuenta de todo esto... ¿Qué hacéis en este mundo?
-Zell: Bueno... es una larga historia... digamos que una bruja, la misma que os
ha traído aquí, nos ha transportado.
-Ronaldo: Esto... perdonad que interrumpa vuestra tertulia pero... Tenemos una
guerra y nos gustaría que nos ayudara, sr Alejandro.
-Alejandro: ¿Por qué razón debería ayudaros?
-Zell: Bueno... sé que cometimos nuestros errores... Pero todo puede cambiar, y
para ello necesito tu ayuda en estos momentos.
-Alejandro: De acuerdo, os ayudaré por esta vez.
-Zell: ¿En serio? ¡Yiiihaaaa!! ¡Emperador Ronaldo, la victoria es nuestra!
-Soldado del imperio: ¡Señor emperador, el ejército de Gazna empieza a hacer
sus andadas!
-Cristian: ¿Tan pronto?
-Alejandro: Zell, absorbe mi fuerza para poder ayudarte.
-Zell: ¡Sí señor!
Tras
absorber a Alejandro se dirigieron al frente de batalla. Eran como 2000
soldados.
-Zell:
Buaah... En serio tíos, ¿Tantos son?
-Cristian: Tal y como pensamos.
-Zell: (¿Qué hacemos? Piensa Zell...)
-Ronaldo: ¿Y si usamos aquella máquina parlante?
-Zell: ¿A Alejandro?
-Cristian: ¡Se acercan!
-Ronaldo: ¡Todos a sus puestos! Zell, te lo encargo.
-Zell: ¡Está bien! (Madre mía... hace cinco años que no invoco a ningún GF...
¿Cómo era la frase de invocación?) ¡Vamos, rompedor sacro! (¿Nada? Se ve que
esa no es... ¿Cuál era?)
-Ronaldo: ¡Soldados, esta es la lucha final, debemos dar nuestras vidas por
esta batalla!
-Zell: (¿Lucha final? ¿De qué me suena? Quizás...) ¡Benedicto final!
Tras
concentrarse para invocarlo y pronunciar las palabras a todo pulmón ''Benedicto
final'' apareció Alejandro desde el subsuelo y empezó a lanzar rayos láser a
todos y cada uno de los soldados presentes del ejército de Gazna, incluyéndole
a él también. Entonces, cuando por fin creyeron que habían ganado, Gazna se
levantó y empezó a transformarse en un monstruo con forma de dragón, pero
carecía de alas. Al principio parecía poca cosa ya que estaba él solo contra
los 300 soldados sin embargo, las apariencias engañaban. Gazna empezó a echar
bolas de fuego que fue acabando con los 300 soldados de decenas en decenas en
solo segundos. Cristian cayó también en los impactos y Zell y Ronaldo acabaron
un tanto malheridos. Lucharon con todo lo que pudieron pero no había forma de
acabar con la gran coraza que tenía aquel dragón, ni siquiera Alejandro pudo
hacerle nada.
-Zell:(¡Maldición!)
¿Por qué no le afecta nada?
-Ronaldo: ¡Zell! ¿Algún plan?
-Zell: ¡Ninguno! (Es afín al fuego, igual si lo congelo...).
Entonces
Zell le usó una magia de hielo para probar si podría congelarlo, pero no fue
así... no pensó en que aunque sea afín al fuego era un dragón y era de sangre
ardiente.
-Ronaldo:
¡Creo que no funciona, sr Zell!
-Zell: ¿Y qué me queda? (Sólo me queda algo por probar pero no lo efectúo desde
hace 5 años...) ¡Ronaldo, entretenlo!
-Ronaldo: ¿Alguna idea?
-Zell: Usaré una técnica de artes marciales que aprendí hace cinco años... No
sé si resultará.
-Ronaldo: Muy bien.
La
técnica la hacía llamar ''Mi juicio final''. Recuerdo que la primera vez que le
vi usarla fue contra Artemisa y recuerdo que le daba más velocidad al momento
de correr, pero tenía un efecto extraño que nunca conseguí comprender.
-Zell:
[Hablando para sus adentros] A ver... concentra toda tu energía corporal... y
ahora llévala a mi puño...
-Ronald: ¡Ah! ¡Zell, aún no!
-Zell: ¡Sólo un poco más! ¡Y no me hables, que me desconcentro! Otra vez...
Concentra la energía... puede que sí... ¡Puede que funcione! Ahora a los pies
para mayor velocidad... ¡Listo! ¡Aparta Ronaldo!
Zell
corrió hacia el monstruo a una velocidad que apena podía vérsele. Con el puño
lleno de energía, le encestó un golpe en el corazón del monstruo que, con la
velocidad a la que iba, consiguió traspasar la coraza que tenía y la parte que
nunca entendí es que después del golpe el monstruo explotó. El problema de
realizar esto es que reunías mucha energía y lo soltabas todo de golpe,
entonces Zell acababa exhausto. Después de aquello, Zell despertó al día
siguiente en uno de los aposentos del castillo.
-Zell: Ay
dios... qué dolor de cabeza.
-Ronaldo: ¿Cómo se encuentra, sr Zell?
-Zell: Bien, bien... no es nada. ¿Dónde estoy?
-Ronaldo: Es cierto, no le llegué a mostrar mi castillo ¿Cierto? Estás en el
cuarto de invitados reales. Caíste derrumbado después de aquel ataque.
-Zell: ¿En serio? Y... ¿Cristian?
-Ronaldo: Cristian ha estado al borde de la muerte, ahora mismo, está en sus
aposentos tomando reposo. Enhorabuena, te has convertido en un héroe, mi hijo
se ha salvado gracias a ti.
-Zell: ¡Qué va! Tampoco he hecho tanto.
-Ronaldo: Es cierto, sólo has salvado a un país entero.
-Zell: Vaya, que responsabilidad de repente. Esto... pero no puedo quedarme
aquí por mucho tiempo, necesito volver a mi mundo.
-Ronaldo: ¿A su mundo?
-Zell: Sí, yo no pertenezco a este país, bueno, y en verdad tampoco
al país desde el que he venido aquí... en fin, en resumen, tengo que
volver con mis compadres.
-Ronaldo: ¿Alguna idea?
-Zell: Ninguna... (Valiente desastre...).
-Ronaldo: Bueno, Gazna tenía un artefacto bastante raro pegado en una pierna.
Igual te sirva de algo.
-Zell: ¿Un artefacto?
-Ronaldo: Ten.
-Zell: ¿Pero esto que leñes...? (¿Para qué servirá este botón? Maldita sea...)
¡Está atascado!
-Ronaldo: ¿Se habrá estropeado por aquella explosión?
-Zell: Esto lo arreglo yo, por mi familia de Balamb (¡Toma!).
Otra
vez la teoría de que a Zell no hay máquina que se le resista, le pegó tal
puñetazo al botón de la máquina que lo metió para adentro.
-Zell:
¡Ostias! ¿Pero qué he hecho?
-Ronaldo: Creo que podría haber habido otra forma.
-Zell: Pues ya no sirve.
Y
lo tira contra la pared. Entonces aprecian como empieza a parpadear la luz del
botón del control. Entonces una puerta apareció y se abrió junto a la pared.
Aún sorprendido de la hazaña, Zell se despidió de Ronaldo y entró por aquella
puerta.
Cuando
todos volvimos, sorprendentemente nos reencontramos tras un destello de luz.
Aún un poco en alerta, nos adentramos dentro de la cueva.
CAPÍTULO 11
EL PASAJE DE LOS FÓSILES
Después
de la cena, Squall, Selphie y Seifer salieron de Madain Sari y Eiko se ofreció
a acompañarles para hacerles de guía.
-Eiko:
¡Seguidme!
-Seifer: ¿No habría sido más fácil que nos dijera adónde ir y listo?
-Eiko: Necesitaréis a un guía por este mundo ¿No? De nada os servirá si os
perdéis otra vez.
-Squall: Si es necesario... Seifer me temo que tendrás aguantarte.
-Selphie: ¡Por mi perfecto! Eiko es una niña muy graciosa.
-Eiko: ¿Verdad, verdad? ¡Mirad, aquí es!
Caminando
hacia el sur, llegaron a la entrada de una mina.
-Squall:
¿Esta es la mina? Si sólo tiene la entrada esta y no tiene forma de continuar.
-Selphie: ¡Y unas hierbas muy raras!
-Eiko: Claro, son las hierbas que hace falta para salir de aquí y desplazarse.
Mirad, coges un ramo y...
De
repente, apareció una hormiga gigante corriendo hacia nosotros.
-Eiko: ¡No!
¡No ataquéis que lo asustáis! Aquí tienes señor Gargán.
-Squall: ¿Señor Gargán?
-Eiko: Sí, estos ''monstruos'' son llamados Garganes y son los que servirán de
transporte.
-Seifer: Entiendo, entonces... ¿pretendes que confiemos en una hormiga gigante?
-Eiko: ¡Exacto!
-Selphie: En verdad si lo miras mejor, es hasta mono.
-Eiko: ¡Subid a la cesta! Antiguamente no estaban estas cestas, para
desplazarnos teníamos que subirnos al lomo del Gargán y dejar que avanzara...
¡Eso sí que daba miedo!
Tras
bajarse del Gargán, continuaron por la mina. Después de hacer dos pasajes por Gargán,
llegaron hasta una zona minera usada principalmente para picar, en ella había 3
mineros picando.
-Minero: ¡Ey
chicos!
-Seifer: ¿Es a nosotros?
-Minero 2: ¡Sí, vosotros que estáis muy limpios para estar aquí!
-Minero 3: ¿Qué os trae por esta mina?
-Squall: Bueno, queremos pasar al otro lado.
-Minero 1: Bueno... eso va a ser difícil, ¿Eh?
-Squall: ¿Por qué?
-Minero 2: Porque está bloqueada la entrada al continente interior.
-Squall, Seifer, Selphie y Eiko: ¿Bloqueada?
-Minero 2: ¡Sí, para salir tenéis que juntar dos piedras especiales para
desbloquear la magia que lleva y un mago que las accione!
-Squall: ¿Y serías tan amable de decirnos cuáles son esas piedras?
-Minero 1: Las piedras Inato y Dracso. Se desarrollan por esta parte de la
mina, nosotros también la estamos buscando, entre otras cosas.
-Squall: Entonces, tendremos que excavar en la mina, ¿Cierto?
-Minero 3: Has dado en el clavo, muchacho. Si realmente queréis excavar, tomad
unas palas, pico y suerte.
-Selphie: ¿Pero son tuyos no?
-Minero 1: Nosotros siempre llevamos de sobra por si se rompe alguno [Se ríe de
forma burlona].
-Squall: Muchas gracias entonces.
No
voy a decir que se llevaron poco tiempo cavando porque estaría mintiendo. Se
tomaron por lo menos una hora o dos.
-Eiko:
¡Aaagh! ¡No hay manera!
-Squall: ¿No habrá alguna pista que nos diga por donde excavar o algo?
Podríamos llevarnos una vida entera excavando.
-Seifer: Ni idea, pero esto parece ser un caso perdido, ¡Hay miles de piedras!
-Selphie: Pero no todas son iguales... ¡Mirad, ésta brilla!
-Squall: ¿De verdad?
-Minero 2: ¡Qué suertudos! Habéis encontrado la piedra dracso. Dicen que ambas
piedras reaccionan a una distancia de 20 centímetros.
-Squall: Insinúas que si la acercamos al muro en el que se encuentra la otra
piedra reaccionará y la encontraremos, ¿Cierto?
-Minero 2: Te veo muy despierto chaval.
Tras
encontrar la primera piedra, la otra no tuvo problemas. Después de encontrar
ambas piedras, salieron de esa zona y subidos a lomos de un par de Garganes
llegaron a la entrada de la mina, la cual efectivamente, la bloqueaba un gran
escudo mágico.
-Eiko:
Bueno... creo que me toca, ¿No? ¡Piedras brillad!
-Squall: ¿Todo va bien?
-Eiko: ¡Sí, claro que sí!
-Seifer: Oye cría, que no reaccionan ¿Eh?
-Eiko: ¡Qué no soy una cría! Dejadme intentarlo otra vez. ¡Brillad! Esto...
¡Abrid la puerta! (¿Nada...?) ¡Ábrete lálamo! eh...
-Squall: Si no sabes cómo funciona ya lo descubriremos, no te preocupes.
-Eiko: ¡Qué no! Yo descubriré como abrir esto. ¡Uníos en uno! (¿En serio he
llegado a tal locura?)
-Selphie: ¡Ahora brillan más!
El
truco estaba en unirlas, ya que las piedras funcionaban como polos opuestos de
imanes.
-Eiko:
¿Ahora? ¡Piedras, romped el sello que nos bloquean el paso! ¿Mal?
-Seifer: Ya me he aburrido, trae.
-Eiko: ¿Qué haces?
Seifer
con su brutalidad cogió la piedra y la estampó contra el escudo que protegía la
salida. Entonces, apreciaron que se resquebrajó.
-Selphie:
¡Se rompió!
-Eiko: (Ahora puedo demostrar quién soy) ¡Desintegración!
-Squall: ¿Desin... qué?
De
la nada, apareció una bestia enorme con pinta de ser bastante poderosa. Esta
criatura corrió y envistió contra el muro de tal forma, que lo terminó
rompiendo y dejando hueco para poder pasar.
-Squall:
Impresionante.
-Eiko: ¡¿Verdad, verdad?! ¡Salgamos ya de aquí!
Cuando
salieron, llegaron a un pantano lleno de ranas. ¿Realmente el paso entre un
continente u otro se encuentra conectada por un pantano?
-Squall: De
modo, que la conexión entre ambos continentes en realidad es un pantano, ¿Eh?
-Eiko: Vámonos de aquí rápido.
-Selphie: ¿Y esa prisa, Eiko?
-Eiko: Es que no me gustaría...
-Voz lejana: ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
-Selphie: ¿Eh, quién?
-Eiko: Oh no...
La
mujer que les llamaba era una mujer bastante grande con cara de... ¿Rana? La
verdad es que era algo que salía de nuestra comprensión.
-Mujer rana:
¿Qué venís de la mina, ñam?
-Seifer: Efectivamente, estamos buscando a unos amigos, los cuales podrían
estar en cualquier parte.
-Mujer rana: Ajan... ¿Podéis venir conmigo, ñam?
-Seifer: ¿Por qué tendríamos que acompañarte?
-Mujer rana: No parecéis de aquí, ¿Verdad? En lo que pueda ayudaros... ñam.
-Squall: Está bien, tendremos que ir contigo pues.
Y
les llevó hasta la casita de aquella mujer rana. Era una casa de madera
campestre y parecía que cualquier día se fuera a caer.
-Mujer rana:
Bueno, primero de todo, me llamo Quera, y soy la dueña de este pantano y
maestra de la gastronomía trascendental. ¿De dónde provenís, ñam?
-Squall: Nuestro problema es, que no somos de este mundo.
-Eiko: Provienen como de otro planeta o algo parecido.
-Selphie: Y ahora estamos buscando a nuestros amigos perdidos por algún sitio
de este mundo.
-Quera: No sé si entiendo mucho lo que decís, pero ya había oído historias sobre
lugares mágicos por aquí, ñam.
-Squall: ¿Lugares mágicos?
-Seifer: ¿A qué te refieres rana?
-Quera: No me llames rana, ¿Quieres joven? Me llamo Quera, por si no te habías
enterado, ñam. Bueno... en una cueva que hay cerca de aquí creí haber oído que había
como unas entradas a portales mágicos, ñam.
-Squall: ¿Y cómo podemos llegar hasta esa cueva?
-Quera: Pues deberéis salir al norte tras salir del pantano.
-Selphie: ¡Vaya gracias por la información, señorita Quera!
-Quera: Es un placer, ñam. Aunque os advierto, llegar allí es bastante fácil,
pero la cueva es bastante peligrosa, ñam, quizás, el guardián de allí os ataque
por intrusos.
-Seifer: Tendremos cuidado.
-Selphie: Al norte, ¿No? Gracias, ¡Hasta luego, ñam! (Uy, ¿Por qué todo se
pega?).
-Quera: ¡Suerte en vuestro viaje! (¿Llegarán muy lejos? Aunque la niña me
resulta familiar... ñam).
Tras
salir del pantano, avanzaron hacia el norte hasta llegar a la misma cueva en la
que nos encontramos... Aunque nosotros estábamos ya adentro.
CAPÍTULO 12
LA GRUTA DE LAS ILUSIONES: LA OSCURIDAD DEL CORAZÓN
Cuando
entraron en la cueva y se adentraron, también tuvieron que pasar por una prueba
como la nuestra. En este caso, era una prueba más personal que ocasional.
-Selphie: No
sé por qué, pero esta cueva me pone de los nervios.
-Seifer: Admito que no es una cueva normal...
-Squall: Bueno, es posible que estén por aquí, nos separaremos y les
buscaremos, ¿De acuerdo?
-Seifer: De acuerdo jefe.
-Eiko: Está bien... yo me volveré ya, mi trabajo con vosotros ha concluido.
-Selphie: ¿En serio? Ojalá te quedaras...
-Squall: Sé que parece un poco egoísta, pero si quieres, podrías ayudarnos a
buscarlos, nos serías de gran ayuda por última vez.
-Eiko: Bueno... a decir verdad... me interesaría conocer ese mundo del que
venís... Está bien.
Entonces
se separaron para buscarnos. En este caso iré por partes para explicar mejor
los acontecimientos que me han ido comentando cada uno. Empezaremos por mi
Squall.
-Squall:
(¿Dónde pueden haberse metido?) ¡Chicos! ¿Rinoa? (¿Y esto? Parece la ropa
que llevaba Rinoa).
De
repente se escucha un golpe en el suelo y Squall acude rápido al lugar de dónde
se ha producido. Cuando me lo explicó me quedé atónita.
-Squall:
¡Rinoa! ¿Pero que...?
Squall
no podía creer lo que veía en sus ojos. Cuando llegó, supuestamente, me
encontró tirada en el suelo. Cuando fue a recogerme, de repente, se tuvo que
parar en seco.
-Squall:
Pero... ¿Por qué? Es imposible... ¡Nosotros te derrotamos! ¿Cierto? O es que tu
amenaza no terminará nunca... ¡Artemisa!
-Artemisa: Seeds, seeds... siempre estáis de un lado para otro, con la faz de
hacerme perder el tiempo, ¿Eh? Y ahora, vais a por Alexandra, ¿Cierto?
-Squall: Lo que nosotros hagamos ya no es asunto tuyo, deberías estar muerta.
¿Qué le has hecho a Rinoa?
-Artemisa: ¿Rinoa? Ah... esta jovencita, bueno... digamos que el destino la ha
estado persiguiendo desde que llegó aquí.
-Squall: ¡No! Hace 5 años, casi nos separas también con tu absurda comprensión
del tiempo. Y ahora acabas con su vida. Esta vez...
-Artemisa: Alto ahí semilla podrida. No he matado a la chica... sólo, le he
dado algunos poderes extra.
-Squall: ¿Qué quieres decir?
-Artemisa: Quiero decir que ahora es otra bruja más a mi merced, ¿Te suena de
algo?
-Squall: ¿Otra vez? ¿Estás diciendo, que tendrá que pasar por aquel tormento de
nuevo?
-Artemisa: Es su destino... ¡Está condenada a servirme!
-Squall: ¡No, si te mato ahora!
Squall
arremetió contra ella con rabia, sin embargo, sin comprenderlo mucho, la
traspasó como si de aire se tratase. Tras varios intentos, no consiguió nada,
excepto encestarle cortes al aire sin ningún resultado.
-Squall: No
puede ser...
-Artemisa: Anda, si ya despierta... Chica, encárgate tú.
-Squall: ¿Cómo? Debes estar bromeando, ¡Dime que no es cierto! ¿Rinoa?
Entonces,
mi falsa yo, le disparó una de mis lunas llenas, la cual consiguió evitar por
apenas nada de tiempo, sin embargo, le hirió en el costado derecho. Squall
estaba sin palabras.
-Squall:
¿Por qué haces esto? ¡Regresa!
-Rinoa: ¿Por qué has tardado tanto en venir? ¡Estaba perdida! No mereces vivir
ni estar conmigo por el hecho de no haber llegado a tiempo.
-Squall: Lo siento... yo...
-Rinoa: ¿Qué lo sientes? [Le tira otra luna llena]. No sabes lo que he sentido,
¿Verdad?
-Squall: No creas, yo he sentido lo mismo buscándote... esa sensación de
separarnos en un lugar dónde era posible que nunca nos encontráramos... Pero ya
estamos aquí juntos, ¿Cierto?
-Rinoa: No, Squall, ya no estamos juntos... vas a desaparecer ahora.
-Rinoa original: ¡Squall!
-Squall: ¿Esa voz?
Salí
corriendo hacia él, y le di el abrazo de mi vida... el que llevaba tantos días
y semanas guardando para darle.
-Squall:
¿Rinoa? Si tú eres Rinoa entonces... (¿No está?)
-Rinoa: Ya está, Squall... todo fue una ilusión.
-Squall: ¿Una ilusión? ¡No... No podía haber sido una ilusión! Vi a Artemisa, y
a ti siendo poseída por ella...y además... (¿Mi herida ha... desaparecido?)
-Rinoa: Tranquilo, yo también pasé por una de las ilusiones de esta cueva, y
Zell, y Quistis, e Irvine... y son bastante crueles... ¡Pero ahora que estamos
todos juntos todo irá sobre ruedas!
-Squall: Suerte que te he encontrado al fin... ¿Crees que en esta cueva
volveremos a nuestro mundo?
-Rinoa: Estoy segura. Mucha coincidencia es que te encontrara aquí, ¿No?
-Squall: Sí, tienes razón.
Una
vez me he encontrado con mi amado, hablemos de Selphie. La verdad es que no sé
si llamarlo pesadilla o un problema cómico.
-Selphie:
¿Holaaa? ¿Irvine, Zell, Quistis, Rinoa? Pues por aquí no están.
-Voz conocida: ¡Hey espera!
-Selphie: ¿Eh? ¿Irvine?
-Irvine: Samanta, no corras. (Al fin ha parado).
-Selphie: ¿Irvine?
-Irvine: Oye, guapa, ¿Por qué corrías tanto tan de repente, eh?
-Samanta: Un pequeño juego, truán.
-Irvine: ¿Te gusta jugar, eh? Anda ven.
-Selphie: ¡Irvine! ¿Pero qué estás...?
-Irvine: Ups... esto...
-Samanta: ¿Quién es?
-Irvine: Es una amiga que...
-Selphie: ¿Una amiga?
-Irvine: Como una hermana, más bien. Samanta.
-Samanta: ¿Y por qué se pone como una fiera?
-Irvine: No sé, le habrá dado la neura.
-Selphie: Irvine, ¿Cómo que soy una amiga, a la mínima que me separo de ti te
vas con otra? No me lo esperaba.
-Irvine: Lo siento Selphie, pero Samanta es lo que necesito, lo mío contigo es
historia.
-Selphie: ¿En serio? ¡Pues bien! Yo sola volveré... [Entonces rompe a llorar de
forma descontrolada] No me importa lo que pueda pasarte.
-Irvine: ¿Ahora vas a llorar? Tampoco llevábamos tanto tiempo mujer. Aunque fue
divertido mientras...
De
repente se oye como un disparo. El disparo le había alcanzado a Irvine.
-Selphie:
¿Irvine? ¿Por qué te han...? no, no puede ser...
-Irvine verdadero: Oh sí, y aquí llegó el gran caballero que salva a la
damisela en apuros. El poderoso Seed francotirador Irvine Kinneas. ¿Me echabas
de menos guapa?
-Quistis: Vamos Irvine, deja el teatro ¿Quieres? [Se ríe, cómo si en parte lo
disfrutara]. Al fin nos encontramos, Selphie. Me alegro de que os encontréis
todos bien. ¿Y los demás?
-Selphie: Nos hemos separado para buscaros. ¡Por fin nos reencontramos todos!
Vamos a reunirnos con los demás.
-Irvine: Oye... y... ¿Ese anillo?
-Selphie: ¿Eh? ¿Qué anillo?
-Irvine: Ese del dedo.
-Selphie: Ah este... me lo encontré.
-Irvine: Parece como de compromiso... ¿Por qué estás tan roja?
-Quistis: Algo me dice que ocultas algo ¿No?
-Selphie: ¡Vale, lo confieso! Para recuperar nuestras armas, que nos las
robaron, tuve que casarme con Seifer.
La cara de Irvine fue un poema.
-Selphie:
Pero no significa nada, es sólo que se me olvidó quitármelo. ¡Ala, a volar
anillo!
-Irvine: Ya me estaba asustando, ya lo hablaremos ¿Eh? busquemos a los demás.
-Selphie: ¡Sí!
Ahora
le toca a Seifer... la verdad es, que me impresionó bastante.
-Seifer:
¿Dónde se habrá metido todo el mundo? Encontrar aquí a alguien es imposible.
-Artemisa: ¿Buscas a alguien?
-Seifer: A ti que te importa... ¿Tú eres?
-Artemisa: Oh, fiel caballero, ¿Buscáis a los Seeds? He de decirte que han
desaparecido de aquí.
-Seifer: ¿Desaparecido? ¿Qué has hecho?
-Artemisa: ¿Qué importará ya? Ven conmigo fiel caballero, al igual que pasó
hace media década.
-Seifer: ¡Ja! Ni sueñes con ello, ya no soy el mismo de antes, ¿Entiendes?
Ahora, hay compañeros en Balamb que me esperan. Nunca más volveré a... ¿Qué?
-Artemisa: ¿No retomarás esa idea que tienes de mí?
-Seifer: No... Yo...
-Artemisa: Sí... vuelve a mí, mi fiel caballero.
-Seifer: Sí, ama Artemisa...
-Squall: ¡Seifer!
-Rinoa: ¡Seifer! ¿En qué estás pensando? ¡Vuelve con nosotros!
Tras
notar mi mano y la de Squall en su hombro, despertó de su ilusión en la que se
encontraba.
-Seifer:
¿Squall, Rinoa? ¿Dónde está Artemisa?
-Squall: No está... todo era una simple ilusión.
-Seifer: ¿Una ilusión? Pero... yo la vi delante de mí y... es increíble...
estuve a punto de...
-Rinoa: No importa, ya ha pasado todo. Sigamos buscando a los demás.
Tras
buscarnos, en un período corto de tiempo acabamos encontrándonos, no era muy
grande la gruta. Después de reencontrarnos nos dirigimos hasta el fondo, aunque
no llegamos a encontrar nada... mágico.
-Rinoa: Esta
es la última sala de la gruta, chicos, ¿Veis algo distintivo?
-Squall: No, nada de nada.
-Selphie: ¡Todo es muy normal! ¿Qué hacemos ahora?
-Zell: ¿Y si probamos lo que nos dio el profesor Odine?
-Squall: ¿El anillo de Odine?
-Quistis: ¿Y creéis que funcionará?
-Squall: No creo, no le tengo mucha confianza a los objetos que nos proporcione
ese profesor.
-Rinoa: Pero por probar que no falte ¿No? ¡Probemos! Pero... ¿Cómo lo hacemos?
-Selphie: ¡Ey! ¿Y esa pared? ¡Tiene un dibujo muy extraño!
-Freija: ¿Qué es ese anillo?
-Quistis: En nuestro mundo hay un profesor muy inteligente y experto en poderes
mágicos, y ha inventado varios objetos que neutralizan los poderes mágicos,
aunque cada uno tiene un efecto distinto, no sé qué efecto tendrá éste.
-Irvine: ¿Y si acercamos el anillo al dibujo? Por intentarlo.
-Squall: ¿Por qué no?
Llevamos
el anillo hasta el dibujo. Tras hacerlo, empezó a brillar tanto el anillo como
el portal. En consecuencia, el anillo empezó a cambiar su forma... Tras ello,
apareció una puerta enfrente de nosotros.
-Squall:
¿Qué le ha pasado?
-Seifer: No entiendo, pero mirad, acabamos de abrir una puerta.
-Squall: ¿Creéis que será la puerta que nos llevará a nuestro mundo?
-Rinoa: Bueno... aquí no hacemos nada, ¿Cierto?
-Irvine: Tienes razón, yo voto por entrar.
-Zell: ¡Vamos!
-Squall: Bueno... si volvemos, recordad que Alexandra ahora reside en nuestro
mundo... Estad preparados para lo que sea. Esta vez es seguro que ganaremos.
-Rinoa: ¡Así se habla capitán! ¡Vamos!
Y
decididos, entramos por la puerta. Se sintió un poco raro el viaje, cómo si el
cuerpo fuera a desintegrarse, recuerdo que al menos yo pasé algo de miedo en
ese momento, pero al poco tiempo vimos de nuevo una puerta abierta con la
imagen de una caverna... la tumba del rey sin nombre... ¿Será el lugar mágico
que conecta ambos mundos?
CAPÍTULO 13
LA GUERRA DA INICIO
Tras
salir del portal, nos percatamos de que nos encontrábamos en la tumba del rey
sin nombre, esta es una cueva en la cual, aunque desconozca la historia, hacía
ya 6 años por lo menos que no entrábamos... y nos perdimos nuevamente.
-Zell: En
serio... hace 6 años, nos perdimos inspeccionando la cueva... ¿Y ahora otra
vez?
-Irvine: No os preocupéis, ya encontraremos la salida... esto... creo que es
por aquí.
-Zell: ¿Cómo estás tan seguro?
-Irvine: ¡Ya verás!
-Zell: Creo recordar dónde estaba esto... creo que ahora debíamos ir hacia el
este.
-Seifer: ¿Seguro?
-Rinoa: Sí... creo recordar algo así también... ¡Seguidme!
Bendito
el día en que nos hicieron caso a Zell y a mí. Nos perdimos.
-Irvine:
Chicos, así no podemos ir, ¿Eh?
-Selphie: Yo sólo recuerdo que había una espada tirada en el suelo, pero eso
fue hace tanto tiempo...
-Squall: Yo también lo recuerdo...
-Quistis: Sigamos moviéndonos, entre algunos de estos callejones deberemos de
encontrar la salida ¿No?
-Rinoa: Quistis tiene razón, aquí parados no haremos nada. ¡Vamos!
Nos
pasamos un buen largo rato vagando por la tumba pero no encontramos la
salida...
-Seifer:
¡Arghh!! ¡Estoy cansado de andar en círculos!
-Rinoa: Cálmate Seifer.
-Guía turístico: ¿He oído andar en círculos?
-Selphie: ¿Quién es usted señor?
-Guía turístico: Hola señores, soy Ambel, guía turístico de Deling y me acaban
de asignar esta zona para esta noche, ¿Os habéis perdido por casualidad?
-Squall: Bueno... más o menos.
-Ambel: Yo os guiaré hasta la salida.
-Rinoa: Gracias Ambel.
-Ambel: ¿Cómo se os ocurre meteros en la tumba del rey sin nombre sin ningún
mapa?
-Squall: Bueno... es difícil de explicar...
-Irvine: Esto... Ambel, llevamos mucho tiempo en esta tumba ciertamente, ¿Cómo
están las cosas en el exterior?
-Ambel: Bueno... no están precisamente bien. Una extraña bruja está arrasando
con todo.
Con
la ayuda de Ambel, conseguimos pasar de la cueva en menos tiempo de lo que
pensábamos. Una vez allí, decidimos ir a Deling y ver si mi padre podría
comentarnos más detalladamente la situación. No tengo lo que se dice una hermosa
relación padre-hija, pero si no hay más remedio tendré que congeniar con él...
supongo.
[En Deling].
-General
Calway: ¡Pero qué ven mis ojos! Mi querida hija viene a visitar a su pobre
padre.
-Rinoa: Hombre, faltaría menos, ¿No?
-General Calway: Y vienes acompañada por los demás compañeros, por lo que
veo... Creo saber por qué venís.
-Squall: Nos gustaría que nos explicaras un poco cómo está la situación por
aquí.
-Zell: ¡Sí! ¿Qué es eso de que Alexandra está arrasando con todo?
-General Calway: ¿Alexandra? ¿Os referís a aquella molesta bruja? ¿Cómo la
conocéis?
-Zell: Es una larga historia, general.
-General Calway: Me gustaría escucharla... por ahora, lo único que sabemos, es
que apareció de repente como de la nada y empezó a arrasar diversas zonas, ha
empezado por el pueblo shumi y Winhill como señal de aviso o algo por el
estilo...
-Rinoa: ¿Winhill? (Pobre Laguna).
-Squall: ¿Y sabéis, por algún casual, dónde puede estar ahora?
-General Calway: Desconozco dicho dato, pero lo que sí sé, es que mañana mismo
a las 17:30 la bruja hará una rueda de prensa. No sé cuál es la finalidad de
aquella rueda de prensa, pero allí podréis encontrarla. Ahora contadme todo lo
que sepáis, por favor.
-Irvine: Sí, señor... Según tengo entendido, la bruja se llama Alexandra. ¿Y
recuerda a Artemisa?
-General Calway: ¿Aquella bruja tan rara que quería comprimir el tiempo para
derrocar al mundo entero? ¿Qué le pasa, acabasteis con ella no?
-Rinoa: Sí, pero ésta vez el problema no es Artemisa, sino uno de sus parientes.
Digamos, que Alexandra es la hija de Artemisa y busca venganza por la muerte de
su madre... O eso pensamos.
-General Calway: ¡Vaya! No sabía que Artemisa tuviera una hija... Pero... ¿Por
qué aparece ahora tras 5 años de su muerte?
-Rinoa: Supongo que se vería ahora preparada para su plan, ¿No?
-Zell: No sé... pero parece ser que es incluso más fuerte y peligrosa que
Artemisa.
-General Calway: ¿Sabéis hasta qué punto puede llegar?
-Quistis: Sólo la llegamos a ver una vez, y en aquel encuentro nos llevó a
Terra, un mundo muy distinto al nuestro... Es decir, que ha conseguido
traspasar dimensiones con sus poderes y también nos hizo tener alucinaciones
sin necesidad de estar cerca de nosotros. Es decir...
-General Calway: Que va a por vosotros y es posible que aún os vigile, ¿No?
-Quistis: Eso pienso.
-General Calway: Lo que está claro es que hay que pararla cuanto antes, para
evitar que lo destruya todo. Me gustaría que fuerais a enteraros de sus planes
mañana y después volváis al jardín de Balamb y habléis con Edea y Cid, me
gustaría reunirme con ellos para decidir alguna estrategia.
-Squall: Sí, señor. Lo veo la mejor opción.
-General Calway: Muy bien, proceded muchachos... Que tengáis mucha suerte.
-Rinoa: ¡Gracias, papa!
CAPÍTULO 14
LA RUEDA DE PRENSA... EL MUNDO TIEMBLA
Después
de recibir las órdenes, descansamos en mi casa y al día siguiente nos cogimos
el primer tren con destino a Timber. Allí, nos encontramos con Zone.
-Zone:
¿Rinoa?
-Rinoa: ¡Zone!
-Zone: ¡Qué alegría verte! ¿Qué te trae por Timber?
-Rinoa: Bueno, hemos venido a ver la retransmisión de esta tarde.
-Zone: Ah sí, el de la bruja Alejandra ¿No? Esa bruja está como una cabra.
-Squall: No sabemos qué estará tramando, tengo entendido que quiere vengarse de
nosotros por la muerte de su madre, pero no sabemos qué planea hacer aquí para
lograrlo.
-Zone: Bueno, sólo son las 13:40, ¿Os apetece tomaros algo? Yo invito, ya sabes
Rinoa, por los viejos tiempos.
-Rinoa: Nos encantaría. ¿Verdad?
-Selphie: ¡Claro! ¿Por qué no?
-Seifer: ¿Otra parada para el té?
-Squall: Tampoco tenemos nada más que hacer ¿No?
-Chica pequeña: ¡Socorro, monstruos!
-Rinoa: ¿Monstruos?
-Zell: ¡Vamos!
-Squall: Lo siento Zone, tendremos que dejarlo para otro momento.
-Zone: ¿Monstruos? [Retortijón en el estómago] ¡Ay ayayay!
-Rinoa: Zone, escóndete bien ¿vale?
-Zone: ¡Sí, sí, sí, me esconderé en algún lavabo como hice la última vez que
salisteis corriendo de aquí, ¿Recuerdas?
-Rinoa: ¡Sí! Nos volveremos a ver otra vez. ¡Vamos!
Fuimos
corriendo a dónde gritaba la niña y efectivamente estaban apareciendo monstruos
en la ciudad, cosa que nunca había pasado en Timber. Después de salvar a la
niña pudimos observar como ahora aparecían monstruos por todas partes, ¡Estaban
invadiendo Timber! Entonces nuestra misión en un instante había cambiado,
ahora, debíamos deshacernos de todos los monstruos hasta la hora de la
entrevista, ¿Sería obra de Alexandra?
-Squall: No
lo entiendo... ¿Por qué razón aparecen los monstruos ahora?
-Zell: Es por nuestra culpa ¿No?
-Quistis: ¿A qué te refieres?
-Zell: Bueno, Alexandra nos busca ¿No? Luego al ser algo tan inusual seguro que
ha sido cosa de ella.
-Seifer: Sea como sea, no podemos quedarnos esperando a que salgan más.
-Squall: Eso está claro.
La
ciudad se había inundado de monstruos, no eran precisamente fuertes, pero para
la población de Timber, era una catástrofe. Estuvimos despejando la ciudad
hasta la hora de la presentación de Alexandra. Diez minutos antes de la emisora
subimos a la radio enfrente de la pantalla y empezó la transmisión.
-General
Calway: Hola, ¿Se me oye bien? Probando... 1... 2... 3...
-Entrevistador: General, todo en orden... Alexandra ha llegado señor.
-General Calway: Gracias, Gips. La noticia que se nos acontece hoy es una
noticia de rango mayor. Nos acompañará hoy...
-Alexandra: Calle general, yo continuaré. Ciudadanos del mundo entero, para los
que no me conozcáis soy Alexandra, futura conquistadora del mundo que tenéis
ahora delante, y para quienes no me creáis, mirad.
Alexandra
había hecho desaparecer el pueblo de los Shumis y Winhill, no dejó nada.
-Alexandra:
Esto es sólo el comienzo de la masacre y vuestra pesadilla. Cada 15 días,
aniquilaré un país, ciudad o pueblo del mundo.
-Squall: ¿Cada 15 días?
-Alexandra: Pero me considero bastante benevolente, así que os daré una
oportunidad de salvar vuestras vidas, hogares y familias. Garibar, muéstralo
por favor.
-Garibar: Sí, mi señora.
-Alexandra: Estos, son Seeds, 7 para ser más exactos, cada zona que me traiga
el cadáver o el cuerpo de uno de ellos se salvará. Las normas son así de
simples. La cacería, empieza a partir de esta emisión, he dejado a uno de mis
guardias en la entrada de todas las zonas del mundo. Si capturáis a alguno de
estos infames, entregádselos a ellos y ellos se harán cargo. ¡Adiós, inútiles
humanos!
-Rinoa: Así que eso estaba planeando... ¿Qué hacemos?
-Squall: Está claro que nos quieren vivos así que, ahora todos serán nuestros
enemigos. No importa, lo que debemos hacer es esquivar a todo el que nos intente
entregar, buscar a Alexandra y acabar con ella antes de que destruya más.
-Irvine: ¿Pero cómo lo hacemos, tío? El pueblo mundial debe de estar
aterrorizado y no sabemos de dónde puede estar escondida la bruja maldita.
-Zell: Sea como sea, debemos volver al jardín y comunicárselo al director.
-General Calway: Ya les he mandado el informe al jardín y vendrán a recogeros
de inmediato...
Entonces,
apareció el jardín a lo lejos y entramos en él.
-Squall:
Señor director, vengo a darle mi informe.
-Cid: Bueno, parece que os ha pasado muchas cosas, ¿No preferís descansar un
rato y ya mañana...?
-Rinoa: Director, no hay tiempo... ¿Ha escuchado la noticia?
-Quistis: Tenemos que parar a la bruja cuanto antes.
-Cid: Más razón para que descanséis. Habéis estado 2 meses desaparecidos, y
conociéndoos habréis tenido que estar sin descanso durante todos esos meses.
-Irvine: No le vamos a negar, señor director, que no nos vendría mal un
descanso, pero no podemos dejar que Alexandra haga su próximo movimiento.
-Cid: Es verdad. No os preocupéis, sabemos dónde encontrar a la bruja,
necesitábamos de vuestro regreso para empezar el ataque.
-Quistis: ¿En serio? ¿Dónde?
-Cid: En la base secreta submarina.
-Zell: ¿A qué esperamos?
-Cid: Aguardad. Tenemos un problema.
-Seifer: ¿Qué pasa ahora?
-Cid: ¿Queréis adentraros en territorio enemigo sin conocerlo? Eso sólo os
llevará a perder la vida, regla Seed nº 27.
-Squall: Antes de enfrentarte al enemigo conócelo.
-Cid: Correcto. En la base, es cierto que se encuentra Alexandra, pero no sólo
ella, tiene todo un ejército con ella, más grande que el nuestro.
-Rinoa: ¿Cómo es posible? La base subterránea no es tan grande como ocupar un
ejército tan grande, ni todos los alumnos del jardín cabrían en él.
-Cid: Es una bruja, una bruja del espacio y el tiempo. Con un chasquido es
capaz de traer a 1000 hombres aquí, o llevarlos allí.
-Rinoa: Cómo hizo con nosotros...
-Cid: Exacto.
-Selphie: Chicos, ¿Os acordáis de cómo llegamos a este mundo? El anillo de
Odine cambió, ¿Os acordáis? Igual podemos traer a soldados de Terra para que
nos ayude, con la razón de acabar con Alexandra seguro que vendrían.
-Squall: Vale la pena probarlo. Debemos volver a la tumba del rey sin nombre y
volver a aquel mundo, espero que nos escuchen.
-Cid: Muy bien, pues rumbo a la tumba del rey sin nombre, Nida, te lo dejamos a
tu cargo.
-Nida: Sí señor director. ¡En marcha!
CAPÍTULO 15
EL PRINCIPIO DE LA GUERRA Y EL DE UNA TRAGEDIA
COMIENZA
Tras hablar con el director y tener claro nuestro plan de ataque, decidimos
volver a la caverna del rey sin nombre e intentar volver a Terra con la
esperanza de poder obtener ayuda por parte del rey Yitán.
-Squall:
Bueno, ya estamos aquí, ¿Cómo funcionaba esto?
-Seifer: La última vez que funcionó lo acercamos a un extraño dibujo.
-Rinoa: Creo saber en dónde podemos probarlo... En el centro de la tumba.
-Squall: Vale la pena intentarlo ¿No?
Nos
adentramos dentro de la cueva, puesto que era todo recto, no había pérdida. Una
vez llegamos al ataúd, posamos el anillo en él, pero no hizo efecto.
-Rinoa: No
funciona...
-Quistis: En el anillo hay unas palabras escritas... ¿Qué quieren decir?
-Squall: ¿Unas palabras? El infierno se acerca, la Tierra tiembla...
A medida que lee la inscripción, el anillo
brilla con más intensidad.
-Squall:
¿Funciona? El infierno se acerca, la Tierra tiembla, el universo espera, la
llegada de Dios, el salvador que cambiará el mundo como uno viera.
Tras
decir el cántico y el anillo brillar a más no poder, la tumba empieza a temblar
y aparece un portal delante de sus ojos.
-Rinoa:
¡Vamos!
-Cid: Suerte chicos.
-Squall: Volveremos con más soldados, señor director.
-Quistis: Tardaremos lo menos posible.
-Cid: Ciertamente, me gustaría ir también... Pero esto son cosas de jóvenes [Se
ríe a todo pulmón].
Tras
entrar por la puerta, llegamos a la gruta de Gizamaluke, justamente de donde
volvimos. Una vez llegamos, nos atacó una bestia enorme que se ocultaba en el
lago.
Se
trataba del guardián del que nos advirtieron la primera vez que entramos, que
no entiendo la razón de que no apareciera en ese momento. Igualmente,
conseguimos derribarlo aprovechando las veces que salía del agua. Puesto que
estábamos en una zona muy estrecha, no era muy difícil acertarle. Cuando
acabamos con él, salimos de la gruta y nos fuimos a Alexandria para hablar con
el rey Yitán.
-Rinoa: Nos
gustaría poder hablar con su majestad.
-Guardia: Lo siento, pero eso no va a ser posible.
-Rinoa: Pero...
-Guardia: Órdenes de su majestad, nadie puede entrar en sus aposentos, lo
siento.
-Selphie: Genial, ¿Y ahora qué?
-Freija: Chicos, ¿Qué hacéis aquí, no habíais vuelto a vuestro mundo?
-Rinoa: Eso hicimos, pero hemos vuelto para pedir ayuda.
-Freija: ¿Ayuda? La verdad es que no habéis venido en el mejor momento.
-Irvine: ¿Os pillamos en un mal momento?
-Freija: Bueno... la reina está...
-Yitán: ¡Freija! Diles que pasen...
Tal como ordenó, nos dejaron pasar. Dentro, Yitán parecía más decaído de lo
normal. ¿Qué podría pasar?
-Squall: Gracias, su majestad.
-Yitán: No hace falta que las des hombre, pero... ¿Qué hacéis aquí?
-Rinoa: Hemos encontrado el paradero de Alexandra en nuestro mundo, pero su ejército
es mayor que el nuestro. Puesto que la amenaza está en el otro mundo, vinimos a
pediros si podríais echarnos una mano en el asunto.
-Quistis: Si el problema es el ir hacia allí, nuestro anillo puede hacernos el
pase de un mundo a otro.
-Yitán: Ése no es el principal problema...
-Zell: Perdone mi osadía su majestad pero... ¿Y la reina?
-Rinoa: ¡Zell! (Que insensible... si aún no está será que aún no se
recuperó...)
-Zell: ¿Qué?
-Yitán: Garnet... ha empeorado drásticamente... a tal punto, que casi no puede
llamarse enfermedad... lleva 3 días inconsciente.
-Squall: Lo sentimos.
-Yitán: Bueno... por suerte, aunque muy escasamente, pero un poco le late aún
el corazón. Aunque los médicos dicen que le dan escasos días más de vida.
Aunque ella es muy fuerte, aún guardo la esperanza de que un día se levante...
al menos hasta que deje de latir (¿Qué podré hacer?).
-Irvine: Sin duda es una gran tragedia... Aunque la esperanza es lo último que
se pierde.
-Yitán: ¡Di que sí, vaquero! Y bueno... del asunto que nos trama... ¿De cuántos
hombres hablamos?
-Squall: Pues creo que con 20...
-Yitán: De acuerdo, te daré a 20 de mis mejores soldados. Acabar con esa bruja
es la máxima prioridad. Además...
-Eiko: ¡Yitán!
-guardia: No puede pasar niña, están prohibidas las visitas.
-Eiko: ¡Qué me sueltes, gordo! ¡Yitán!
-guardia: ¡Mecachis!
-Seifer: (No creo que sea verdad... ¿Otra vez?)
-Squall: ¿Eiko?
-Eiko: ¡Yitán! ¡Cuánto tiempo!
-Yitán: ¿Eiko? ¡Qué pasa tía!
-Eiko: ¡Te echaba de menos!
-Yitán: [Se ríe] ¿En serio? ¡No has cambiado nada! ¿Puedo atenderte cuando
termine con mi pequeña visita?
-Eiko: ¿Pequeña visita? (¿Quién ha venido? ¿Qué?) ¡Ah! ¡Sois vosotros!
-Selphie: ¡Hola Eiko!
-Eiko: ¿Qué estáis haciendo aquí? Veo que conseguisteis reencontraros todos
¿No?
-Squall: Sí, fue gran parte gracias a ti.
-Selphie: Sí, gracias por hacernos de guía.
-Rinoa: ¿Entonces tú eres quién ayudó a Squall a volver? Muchas gracias, chica.
-Eiko: ¡No soy tan chica! ¡Qué ya tengo 11 años!
-Yitán: Ya que está aquí también y os conocéis, ¿Te gustaría ayudarles en una
batalla?
-Eiko: ¿Cómo?
-Yitán: Van a enfrentarse contra Alexandra en su mundo. ¿Te gustaría ayudarles?
-Eiko: (¿Ayudar a Seifer y Squall contra la bruja? ¿Se lo habrá pedido Seifer
que les ayude? Claro... vio los fantásticos poderes que poseo y ahora está
enamoradito de mi... ¡Nadie puede resistirse a mis encantos y habilidades!)
¡Será un placer!
-Yitán: ¡Perfecto!
-Eiko: ¿Se sabe algo de los demás?
-Yitán: Freija, Steiner y Beatrix irán con vosotros también... Ya van cuatro...
ya sé... Amarant será un buen tipo también para este asunto. ¡Guardia!
-Guardia: ¿Sí, su majestad?
-Yitán: Avisa a Amarant y Lani para que vengan por favor.
-Guardia: Sí, su majestad.
-Rinoa: ¿Amarant y Lani?
-Yitán: Son como asesinos a sueldo, o al menos eso eran. Ahora trabajan
protegiendo Alexandria también, no quiero sicarios en mi mundo.
10
minutos después, un hombre pelirrojo con mucho pelo en la cabeza saltó por las
ventanas para entrar.
-Amarant:
¿Me llamabas?
-Lani: ¿Requiere de nuestros servicios?
-Yitán: Si bueno... digamos, que quiero que hagáis un trabajito. Quiero que
ayudéis a estos viajeros a matar a la bruja Alexandra.
-Lani: Tienen que estar locos. Ya lo intentó la reina con Bahamut y no fueron
capaces... ¿Qué les hace pensar qué...?
-Squall: Es nuestro trabajo y estamos entrenados para ello.
-Amarant: ¿Entonces para qué nos necesitáis?
-Yitán: Estarán todo lo preparados que quieran, pero Alexandra dispone de un
ejército muy grande y necesitan soldados experimentados. Puesto que aquí todo
está en paz y nadie tiene razones para atacarnos... he decidido ayudarles. A
fin de cuentas, sólo quieren acabar con la bruja que nos ha martirizado durante
tanto tiempo y que, posiblemente, pueda ser la causante de que la reina esté
inconsciente.
-Eiko: ¿Inconsciente?
-Yitán: Padece una grave enfermedad y no sé si se salvará, aunque yo prefiero
pensar que aguantará todo lo que se le eche por encima. Bueno, pues ya lleváis
6 guerreros experimentados, gracias a ellos ahora soy lo que soy y este mundo
está en paz y armonía. Así que os lleváis a unas buenas piezas, cuidádmelas
¿Eh? [Se ríe de su propio chiste]. Tanto Steiner como Beatrix llevarán a la
mitad de sus pelotones con vosotros. Guardia, llama a Steiner y a Beatrix.
-Guardia: Sí, mi señor.
Instantes después, llegaron Steiner y Beatrix a los aposentos. He de admitir
que se acababa echando de menos a Steiner.
-Steiner:
¿Nos llamaba, su majestad? ¿Ha habido algún cambio en la reina?
-Yitán: No, está igual que ayer.
-Steiner: Ah... Entonces, ¿Que necesita?
-Yitán: ¿Recuerdas a Rinoa y su grupo? Necesitan ayuda para derrotar a
Alexandra, quiero que vayáis a su mundo y les ayudéis, os llevaréis a medio
batallón Pluto y a medio batallón de Beatrix.
-Steiner: ¡Sí, su majestad!
-Beatrix: Aunque... ¿A su mundo?
-Rinoa: Sí, nosotros no somos de aquí, conocimos este mundo por Alexandra que
nos trajo.
-Beatrix: Eso sí que es nuevo, mi señora.
-Rinoa: No me llames así por favor [Me puse roja de la vergüenza].
-Yitán: Muy bien, partid de inmediato y por favor, ¡Zurradle duro a esa
lacalla!
-Squall: Tenlo por seguro.
-Eiko: ¡Vamos! Seifer, ¿Cómo es vuestro mundo?
-Seifer: ¿Qué? Normalmente no está hecho para niñas que gritan tanto como tú.
-Eiko: ¿Por qué me hablas así? ¡Tonto, más que tonto!
-Squall: Seifer, no la molestes con tus modales, que está para ayudarnos.
-Seifer: ¿Encima voy a catar yo ahora?
CAPÍTULO 16
LA LUCHA FINAL, LA DECISIÓN FINAL DE ALEXANDRA
Tras
conseguir la fuerza que necesitábamos, volvimos a nuestro mundo y emprendimos
marcha hacia el subterráneo. En él, se encontraban soldados en cada uno de los
pisos. Fuimos deshaciéndonos de ellos. Tenía la base como 9 plantas y en la
planta 7, nos esperaba Laantos. Se quedó a cargo de él Zell, Irvine y Quistis y
los demás subimos a la planta 8, en dónde nos esperaba Garibar, del cual se
encargaron Selphie, Steiner y Freija... Seifer, yo y Squall nos fuimos al
último piso, en donde se encontraba Alexandra.
-Alexandra:
Seeds... ¿No os aburre siempre lo mismo? Exterminar a las brujas... asesinar a
las brujas... provocarles la extinción... bla, bla, bla, siempre igual... ¿No
os dais cuenta de que nunca acabará?
-Rinoa: ¡Sí acabará!
-Squall: Después de esta batalla, el mundo volverá a ser cómo antes de que
llegaras.
-Alexandra: ¿Y realmente pensáis que podréis conmigo? La soberana de todas las
brujas... mi madre no era nadie comparada conmigo.
-Seifer: Eso habría que verlo.
-Alexandra: Empecemos con un pequeña prueba ¿Os parece?
-Squall: ¡Déjate de pruebas!
-Alexandra: Espíritu que habitas en las ruinas, acude a mi llamada desde el
futuro más lejano, yo te invoco con el poder que me fue heredado, ¡Ente Omega,
acude a mi llamado!
-Squall: ¿Ente...?
-Rinoa: ¿Omega?
Ente
Omega, era el rival más fuerte al que nos tuvimos que enfrentar hace cinco años
antes de enfrentarnos a Artemisa, su poder sobrepasaba a Artemisa con creces, ¿Debemos
enfrentemos a eso otra vez?
-Alexandra:
Omega... ¡Ataca!
-Squall: ¡Maldición, ahí viene!
Conseguimos
evitar todos los ataques que nos iba lanzando. Sus principales ataques eran
unos rayos de luz que atravesaban todo lo que tocaban, como nos rozara sólo
uno... Estaríamos acabados.
-Squall:
¡Dadle con todo! recordad, su punto débil es la cabeza central.
Arremetimos
todos contra él, centrándonos en la cabeza del ente. Si teníamos alguna
ventaja, era que al ser tan grande, no podía ser muy rápido tampoco. Sin
embargo, su escasa velocidad lo compensaba con la fuerza que tenía y la dureza
de su piel. Por suerte, Seifer y Squall tenían el sable pistola que hacía mayor
impacto. Tras hora y media aproximadamente nos quedamos medio K.O. y entonces
lanzó su ataque más mortal, la disrupción cósmica, el cual, no pudimos evitar
todos los rayos que nos lanzaba.
-Squall:
¿Cómo estáis chicos?
-Rinoa: Esto no es nada... (Para habernos matado)
-Seifer: ¿Cómo os cargasteis a este bicho hace cinco años?
-Squall: Seguimos esta misma táctica, y recuerdo que nos pasó algo parecido...
pero teníamos el poder de los G.F. Ahora es más difícil.
-Irvine: ¡Pero somos más!
-Rinoa: ¿Irvine?
-Irvine: ¡Aquí estamos! Os veo un poco quemados, ¿Eh?
-Seifer: Cállate.
-Irvine: ¿Este bicho de nuevo?
-Zell: ¿Cómo vais? ¡Buah! ¿Y ese bicho?
Ente
Omega le lanza un rayo a Zell, el cual, esquiva.
-Zell:
¡Buah! ¡Eh! ¡Qué el juego sólo empieza!
-Selphie: ¿Estamos todos ya? ¡Cura!
-Rinoa y Squall: Gracias, Selphie.
-Quistis: ¿Os olvidáis de mí? ¿Quién es ese?
Ahora
ya era otra historia. Ya no éramos tres, ahora estando todos, batallamos contra
él con todas nuestras fuerzas y tras un largo e intenso tiempo, conseguimos
hacer que se rindiera y cayera de una vez. Ahora queda el verdadero
objetivo.
-Rinoa: ¡Ya
se acabó el juego Alexandra! ¡Y ahora tendrás que responder a nuestras
preguntas!
-Alexandra: ¿Qué yo os responda? ¡JA! ¿Por qué debería hacerlo? Esto aún no ha
acabado.
-Squall: Irvine, no dejes que haga ni un sólo conjuro.
-Irvine: Lo tengo jefe. Al primer verso tendremos fuegos artificiales de bruja.
-Alexandra: ¿Creéis realmente que eso me parará? Está bien, responderé a
vuestras preguntas, de todas formas moriréis aquí.
-Rinoa: ¿Por qué haces todo esto? Es cierto que matamos a Artemisa, pero era
ella o nosotros.
-Alexandra: ¡Ja! Mi madre fue asesinada por vosotros porque era demasiado
débil, y no sólo eso, ¿Qué tiene de malo que vengue la muerte de mi madre?
-Squall: (Es comprensible en parte, si a Rinoa le pasara algo yo...).
-Selphie: ¿Y Terra? ¿Por qué nos has mandado a aquel mundo? ¿Por qué no nos
mataste en aquel entonces?
-Alexandra: Bueno, fue simplemente un juego... Quería ver de qué pasta estaban
hechos los ingratos que osaron acabar con mi madre. No podía creer que fuerais
vosotros, [Se ríe de manera maléfica], ¡Erais demasiado débiles! Ahora parece
que sois algo más fuertes, ¡De nada imbéciles!
-Rinoa: Pero...
-Alexandra: ¡Basta de cháchara! Ha llegado el momento de acabar con esto y al
fin vengar a mi madre.
-Squall: ¡Irvine!
-Irvine: ¡Sí!
-Alexandra: (No lo permitiré).
-Irvine: (Espera... ¿Qué? ¡No puedo moverme!).
-Squall: ¡Irvine! ¡Vamos!
-Alexandra: ¿Qué tal otro escenario? ¡Este es espantoso para vuestra extinción!
Y
Alexandra nos trasportó a un lugar totalmente diferente, era un lugar repleto
de arena y con una constante tormenta, sin embargo, no había nadie por los
alrededores... Sólo arena...
-Quistis:
¿Dónde estamos?
-Alexandra: Pensé que el lugar en dónde Artemisa murió, era el lugar perfecto
para poner vuestras tumbas, así, podrá maldeciros en el otro mundo. Ahora, ¿A
quién haré desaparecer? ¿Al líder del grupo? ¿O tal vez a la ex-bruja? ¿Quizás
a ti? ¡Adiós!
-Zell: Pero... ¿De qué habla? Si no ha recitado...
Tras ello, Zell se desplomó perdiendo
completamente la conciencia.
-Quistis:
¡Zell!
-Seifer: Hey, gallina, ¿Qué haces tirado? ¡Despierta!
-Alexandra: Está en otra dimensión... ¿Creíais que no tenía los mismos poderes
de Artemisa? Ese error os costará muy caro.
-Squall: ¡Sé que es nuestro compañero pero debemos seguir! ¡Cuando la matemos,
Zell volverá!
-Selphie: ¡Squall, Bahamut, ahora es el momento!
-Rinoa: ¿Bahamut?
-Squall: (Es cierto, nos será de gran ayuda) ¡Bahamut, haz tu aparición ante
nosotros y demuestra tu furia! ¡Megafulgor!
Tras
instantes de su llamado, apareció majestuosamente el rey de los dragones, el
dragón más fuerte de los tiempos, Bahamut. En cuanto llegó, le disparó una bola
de fuego a Alexandra que acabó dejando un círculo enorme a nuestro alrededor...
Sin embargo, Alexandra consiguió repelerlo con un escudo.
-Alexandra:
¿Bahamut? Ya veo... ¡Tiamant! ¡Demuestra quién es el verdadero rey de los
dragones!
Entonces, entró en escena Tiamant, un dragón que, si lo comparas con Bahamut, podría
parecerse a su mismísimo hermano. Empezaron una lucha Bahamut y Tiamant en un
uno contra uno a muerte, mientras tanto, nosotros atacábamos a Alexandra, sin
embargo, por sus poderes dimensionales, casi no lográbamos acertarle. Minutos
después de paralizar a Irvine al fin, consiguió moverse. Parecía una pelea
eterna en la que aunque pareciera que sólo peleábamos contra ella no era así,
también, peleábamos contra nosotros mismos, pero sin darnos cuenta.
-Rinoa: Oh,
vamos, ¿En serio? (¿Chicos?)
Nadie
podía contestarme, habían muertos todos... sólo quedaba yo...
-Rinoa: No
puede ser que todos...
-Alexandra: ¿Sorprendida? Ahora es tu turno.
-Rinoa: ¡No! Me niego a reconocerlo...
-Alexandra: Tú no eres como ellos... tienes poderes de bruja en tu interior
expuestos por mi madre... Eres como yo.
-Rinoa: ¡No! ¡Squall, abre los ojos por favor! (Dios mío) ¡Quistis! ¡Vamos
Irvine, ahora no es momento de bromas!
-Alexandra: Acéptalo, todos tus amigos te han estado mintiendo... te han hecho
creer que te quieren pero en realidad, todos te ven como un monstruo que algún
día, podría volver a convertirse en lo que eres, una bruja.
-Rinoa: ¡Cállate!
-Alexandra: Ven conmigo y te ayudaré a que seas una bruja temida, una bruja a
la que sea imposible mentir, una bruja que acabe con todo aquel que ose
enfrentarla.
-Rinoa: ¡Ni de broma! ¡Antes muerta! Ni te imaginas por lo que podría haber
pasado si no fuera por...
-Alexandra: ¿Squall? ¡JA! Mírale, ha caído y nunca más te ayudará, ¿Realmente
sigues pensando en querer ser humana?
-Rinoa: ¡No entiendes nada! Tras esta masacre, no puedo...
-Alexandra: ¿Qué tienes que perder? Con tus poderes podrás revivir a tu amado,
¿No sería lo que más quisieras?
-Rinoa: ¿En serio?
-Alexandra: Por supuesto, es más, yo podría hacerlo ahora mismo. Abandona esta
maldita estirpe, y conviértete en lo que realmente deberías ser.
-Rinoa: Está bien... yo...
-Squall: ¡Rinoa! ¡Despierta! [Sólo se oye la voz].
-Selphie: ¡Tienes que luchar Rinoa!
-Rinoa: ¿Qué?
-Alexandra: (Maldita sea, casi lo tenía) No oigas a las voces... sólo te
quieren confundir.
-Squall: ¡Rinoa!
-Rinoa: (No puedo convertirme en bruja, si lo hago... ¿De qué habrá servido
todo esto?) ¡Ni hablar! ¡AAh! (Hacía tiempo que no sentía esta sensación...).
Entonces sentí como un gran poder mágico entra en mí, una gran concentración de fuerza me llenaba y cuando quise darme cuenta... Perdí el control de mi cuerpo y empecé a lanzarle magias que ni yo recordaba que supiera usar, era como si me controlara alguien... No sé, era una sensación muy rara... Hace cinco años, me llegó a pasar... pero al no haberlo efectuado nunca más, pensé que había desaparecido los poderes de bruja. Empecé a lanzarle magias que ni ella misma podía controlar y entonces desapareció la ilusión. Tras un tiempo de todos dando batalla, conseguimos que se rindiera y Alexandra cayó.
-Alexandra:
Malditos Seeds... ¿A mí también me espera el mismo destino que a mi madre? ¿Por
qué hemos tenido que pasar por todo esto, sólo por ser lo que somos?
-Rinoa: ¿Intentas excusarte ahora?
-Alexandra: ¡Niñata! ¿Quién se está excusando? Sólo expongo la injusticia de
este mundo... ¿Por qué por ser distintos... debemos morir?
-Selphie: No te matamos porque seas distinta, sino porque te has pasado de la
raya.
-Alexandra: ¡JA! ¿Y tú que sabrás? De siempre las brujas hemos sido temidas y
odiadas.
-Rinoa: Si no estuvierais tan enfuscadas con la destrucción y
dominación no pasarían estas cosas.
-Alexandra: ¿Un mundo sin destrucción? ¡Chorradas! Dónde hay creación debe
haber destrucción.
-Rinoa: ¿Por qué? ¿Por qué es tan importante para ti vengar a tu madre? Es
cierto que, por el simple hecho de ser quién es, pero...
-Squall: Artemisa sólo quería dominar el mundo para ella, haciéndolo
desaparecer si hacía falta, contándote a ti también. Sé que es duro oír esto,
pero Artemisa sólo miraba por ella.
-Alexandra: ¡No! Mi madre y yo íbamos a conquistar el mundo.
-Selphie: Pues en ningún momento te mencionó.
-Seifer: Admítelo, tu mamá te olvidó hace años.
-Squall: Podríamos matarte ahora, pero... Podríamos dejarte en libertad.
-Todos: ¿¡Cómo?!
-Irvine: ¿Te has vuelto loco?
-Alexandra: ¿Te compadeces de mí?
-Squall: Podrías llevar una vida normal, sin embargo, deberás cancelar todos
los daños que has causado.
-Alexandra: ¿Una vida normal? Eso en el mundo de las brujas no...
-Rinoa: ¡Ya basta! ¿Tan poco aprecias tú vida? Sólo intentamos que seas feliz
para no acabar como tu madre.
Entonces
apareció Edea.
-Squall:
¿Mamá Ede?
-Edea: Joven Alexandra, yo también fui bruja hace años, y también me obsesioné
con la destrucción.
-Alexandra: ¿Antes?
-Edea: Estos chiquillos me devolvieron la vida. Antes era conocida como la
bruja Edea, heredé los poderes de bruja de tu propia madre hace más de 10 años.
Ahora, ya hace cinco años desde que dejé de ser bruja y ¿Sabes? Vivo felizmente
junto a mi esposo y mis semillas.
-Alexandra: ¿Insinúas que fuiste como yo y que ahora eres capaz de vivir
normalmente?
-Edea: Naturalmente, no fue fácil al principio, pero con el tiempo me acabaron
aceptando. Dile que sí a la vida.
-Alexandra: (¿Dejar de ser bruja? ¿Sería capaz de...?)
-Rinoa: Alexandra, Artemisa me hizo bruja también, y pensé lo mismo que estás
pensando... Qué nadie iba a querer acercarse a mí, ni hablarme, ni siquiera
tocarme... Pero después vi que me equivoqué... Al final te acaban aceptando.
-Alexandra: Está bien... devolveré todo tanto en Terra como en este mundo tal y
como estaba. ¿De verdad creéis que podría ser feliz?
-Selphie: ¡Por supuesto!
-Alexandra: Está bien... lo intentaré. Lo restauraré todo... ''Como la luna
aúlla al Sol, el pasado resuelve el futuro, vuelve el mundo a sus orígenes y
que el odio sucumba al amor''.
EPÍLOGO
EL FIN DE LA ERA DE LAS BRUJAS
Instantáneamente,
las ciudades destruidas fueron restauradas, el cielo oscuro se aclareció y los
soldados que fueron trasladados a Terra volvieron a sus hogares. Con respecto a
Terra, todo volvió a la normalidad. La reina Garnet despertó del poderoso
conjuro del que estaba poseída y con el paso de los años, las ciudades
destruidas volvieron a reconstruirse. En el jardín de Balamb se celebró una
gran fiesta en la que todos los que ayudaron en la batalla estuvieron invitados,
incluidos Laantos y compañía.
-Irvine:
¿Cari qué? ¿Contenta?
-Selphie: Pero... ¿Quiénes son?
-Irvine: Tu banda profesional para momentos especiales, ¿Recuerdas que te
prometí una?
-Selphie: ¿En serio? ¿Tocaréis?
-Cantante de banda: Claro, ¡Sois nuestros salvadores! Me llamo Arthur y haremos
que esta fiesta sea la mejor de vuestra vida.
-Selphie: ¡Yuju! ¡Voy a decírselo a todos!
-Irvine: ¡No! Selphie, es un secreto.
-Selphie: Uy... vale vale jeje.
Por
otro lado...
-Squall:
Buenas noches, mamá Ede, director Cid.
-Quistis: ¿Está siendo todo de vuestro agrado?
-Edea: Sí, no esperábamos que montarais una fiesta así.
-Rinoa: Por favor, ¿Sabes con quien hablas?
-Squall: A Rinoa no se le escapa nada.
-Rinoa: Vamos, no lo digas tan seco.
[Todos se ríen.]
-Cid: Este
Squall nunca cambiará, siempre igual de recto.
-Squall: ¿Qué problema con eso?
-Cid: Vamos, vamos, no te enfades. Disfrutad todos de la noche, que es un día
especial.
-Rinoa: Igualmente director, sra Edea.
Por
otra parte Zell...
-Zell: ¡Esta
vez, sí! Esta vez comeré cuanto quiera.
-Chica desconocida: ¿Zell?
-Zell: ¿Pero quién...? ¡Ostras! ¿Virginia? Vaya, no te veo desde hace cinco
años por lo menos.
-Virginia: Sí, en la última fiesta ¿No? ¿Qué te parece sí...?
-Zell: No...
-Virginia: Venga... si terminas el reto de hace cinco años prometo una cita
contigo.
-Zell: ¿En serio? ¡Toma ya! A ver... 30000 guiles... a 750 guiles el bocata...
¡Toma ya, me llega y sobra! ¿Señora? ¡30 bocatas! y pon dos vasos de agua por
favor. (¡Ya verás, va a quedar impresionada!).
-Virginia: (¿En serio? Sólo quería reírme de él pero igual... vale la pena...
se le ve comprometido...).
-Zell: ¡Vamos allá!
25
minutos después...
-Virginia:
¡Vamos, que sólo quedan 10!
-Zell: ¡Sí! ¡Es un no parar!
-Laantos: Anda... Pero si es el karateka. ¿Bocatas oing?
-Virginia: Zell, ¿Lo conoces?
-Zell: ¿Qué? (¡Oh no Laantos! Dios, como huele a cerdo, me va a entrar ganas de
potar, ¿Por qué a mí?) Esto... No.
-Laantos: ¿Cómo qué no? Si fuimo' enemigo', pero ya todo pasó ¿No?
-Virginia: ¡Qué mal olor! Lo siento Zell, no puedo con esto...
-Zell: ¡Espera, Virginia! ¡Qué no le conozco! ¡Sólo me quedan 3 bocatas!
¡Virginia!
-Laantos: ¿No te apetece? ¿Puedo...?
-Zell: ¡Toma! Ay... que dolor de estómago...
Y
le tira los 3 bocatas a Laantos, los cual los coje al aire. Yitán por otro
lado...
-Yitán:
(Vaya... hay muchas chicas por aquí) ¡Oye, Vivi! ¿Te gusta alguna?
-Vivi: Esto... No se me dan bien esas cosas...
-Yitán: ¡Vamos que yo te ayudo! Uhooola, ¿Qué tal?
-Garnet: Yitán, no perviertas al pobre Vivi.
-Yitán: Oh vamos, tendrá que aprender el gustazo de estar con alguien a quien
ama y que te ama a ti también. Sentir el afecto de un abrazo a una mujer, su
primer te quiero... ¿Vivi?
-Garnet: Creo que se ha ido.
-Yitán: ¡Así es Vivi! ¡A vivir la vida que son dos dias! (¿Hoola?).
-Garnet: ¡A quién mirabas!
-Yitán: A tus hermosos ojos, mi hermosa reina.
Y
empezó la actuación...
-Arthur:
¡Buenas a todos! Antes de empezar... aquí hay presente una persona que creo que
tiene unas palabras serias que decir. Alexandra, ¿Podrías subir un momento?
-Alexandra: Sí... señoras y señores, he subido aquí, para pedir mis más
sinceras disculpas por todo lo pasado. Sé que no he actuado como debería y que
estaba equivocada completamente con el sentido de la vida. Pensé que el mundo y
la venganza iban cogidos de la mano. Pero gracias a los seres humanos de este
mundo y Terra, he aprendido que no es así... Aún estoy comprobando qué es
realmente la felicidad, y espero desde dentro de mi corazón que me ayudéis a
encontrarla. Gracias a todos. La temible era de las brujas... ha acabado.
Todos
la aplaudieron y juraron ayudarla en su cometido ignorando todo lo sucedido
anteriormente. Fue bastante duro y extraño todo pero... se acabó al fin. Y
durante toda la noche, la música no paró de sonar y todos seremos felices
durante muchos años más... o quién sabe, yo espero que nunca termine.
Fin
Me gusto mucho la historia :)
ResponderEliminar